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CRÍTICA: música CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

No es oro todo lo que reluce

Michael Tilson Thomas, director invitado a la Sinfónica de Londres, ha utilizado a Debussy como foco, ampliando el espectro sonoro hasta Berlioz y Kurt Weill

Michael Tilson Thomas en el Carnegie Hall, en una imagen de archivo
Michael Tilson Thomas en el Carnegie Hall, en una imagen de archivoSTEFAN COHEN (EFE)

Han pasado poco más de seis meses desde la última actuación de Michael Tilson Thomas en Madrid. En junio vino con la Sinfónica de San Francisco, de la que es director titular desde 1995, causando una admirable impresión con sus versiones de la Segunda y Sexta sinfonías de Mahler. Ahora, con la Sinfónica de Londres, de la que es uno de los principales directores invitados, ha dirigido dos programas en los ciclos de Ibermúsica con Debussy como foco, pero ampliando el espectro sonoro hasta Berlioz y Kurt Weill. Los conciertos no han gozado del mismo magnetismo que los de su visita anterior, aún contando con un par de solistas tan extraordinarios como el pianista brasileño Nelson Freire o la mezzosoprano nórdica Anne Sofie von Otter.

LONDON SYMPHONY ORCHESTRA

  • Director: Michael Tilson Thomas
  • Solistas: Nelson Freire (piano) y Anne Sofie von Otter (mezzozoprano)
  • Obras de Debussy, Berliotz y Weill
  • Ibermúsica, Auditorio Nacional
  • Madrid, 27 y 28 de enero

No creo que esta menor seducción se haya producido por diferencia de calidad entre las orquestas. La Sinfónica de Londres es una agrupación compacta, resolutiva y competente en cada una de sus secciones, flexible y profesional como pocas. A Tilson Thomas le veo más a sus anchas en Mahler que en Debussy. En La mer, por ejemplo, la lectura fue brillante hasta lo inimaginable pero careció de misterio. No sé si el tópico de las visiones americanas o europeas es oportuno. En cualquier caso el espectáculo sonoro se impuso sobre los pequeños detalles.

La orquesta se adaptó y tuvo mucho mérito, pero en este tipo de obras es preferible, pienso, un estremecimiento estilístico que una fascinación sonora. Debussy es mucho Debussy. Y más en este año en el que se cumplen 150 años de su nacimiento. De hecho lo han incorporado a sus programas madrileños en este mes de enero desde la deslumbrante soprano Anne Schwanewilms en el ciclo de lied hasta Javier Perianes al piano. Tilson Thomas ha elegido cinco obras de Debussy entre las siete que ha dirigido en Madrid. En la selección de Preludios ha contado con la versión para orquesta transcrita por Colin Matthews, de tanto éxito en Estados Unidos; en la Fantasía para piano y orquesta ha tenido al lado al siempre seguro y poético Nelson Freire; en las danzas sagradas y profanas para arpa y cuerda la presencia como solista de Bryn Lewis es más que significativa. El de Debussy es un universo sonoro que Tilson Thomas domina pero en el que no emociona.

La Sinfonía fantástica, de Berlioz, fue anodina en su impecable realización. La presencia de la mezzosoprano Anne Sofie von Otter añadió un toque de estilo elegante en la lectura de Los siete pecados capitales, de Bertolt Brecht y Kurt Weill, por mucho que la utilización de micrófonos siempre introduzca un elemento de distancia. La propina con la que obsequió la cantante fue tal vez el momento sublime de la noche. Se incorporó a la obra de Weill el cuarteto de Sinergy Vocals. El expresionismo de Brecht-Weill brindó un contraste atractivo al refinamiento impresionista de Debussy. Varias de las obras que se interpretaron no se programan casi nunca. Todo ello dió un plus adicional muy de agradecer al concierto.

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