Donde habite el olvido

Con Arrugas, álbum editado originalmente en francés por la editorial Delcourt, Paco Roca coronó la madurez de una carrera como historietista en la que había ejercido de perseverante corredor de fondo, dispuesto a marcarse metas cada vez más ambiciosas. En esta conmovedora descripción del microcosmos de una residencia de ancianos, Roca revelaba un perfecto dominio del lenguaje de las viñetas y una asombrosa precisión a la hora de poner su trazo al servicio de la elocuente gestualidad de sus personajes: su magistral uso de la elipsis, sus juegos con la realidad y la fantasía y sus elegantes soluciones narrativas y formales para mostrar el devastador avance del alzhéimer acreditaban su destreza en el manejo de un tema delicadísimo. Arrugas se hizo con el Premio Nacional de Comic en 2008 y alcanzó generosas cifras de ventas que delatan, en nuestro país, que una historieta ha logrado trascender su mercado natural, seduciendo a lectores completamente ajenos al medio.<NO>

Adaptar Arrugas al cine no era, precisamente, tarea fácil, aunque se contase con la participación directa y la complicidad del propio Paco Roca. Ignacio Ferreras, que había dirigido uno de los segmentos de la excéntrica película colectiva Tokyo Onlypic 2008 (2008), afronta la dirección de la película con loable exigencia de fidelidad, pero algunas de sus elecciones pueden sembrar el desconcierto entre los lectores del álbum: sorprende, por ejemplo, escuchar a Miguel, uno de los personajes más complejos del relato, hablando con acento argentino, en la misma medida en que la decisión de hacerle crecer la barba para marcar el paso del tiempo contrasta con los recursos más sutiles empleados por Roca. Con frecuencia, la banda sonora barniza de exceso de sentimentalismo unas imágenes que, en el tebeo, refrenaban las explosiones emotivas que podía inspirar el material de partida. La animación empleada también juega en contra de la precisión interpretativa de los personajes y del lenguaje fluido del original: es inevitable pensar que, antes que una decisión estilística, el resultado es fruto del pulso de los animadores con un modesto planteamiento de producción.

Arrugas abre, junto con Chico y Rita, un camino posible para la animación adulta de producción española: es una película notable que no devalúa ni tergiversa sus fuentes, y que, en algunos momentos, como ese clímax final construido con gran inteligencia narrativa y deslumbrante despliegue de recursos formales, logra tocar la fuerza de la primera gran obra de madurez de Paco Roca.