Irizar, maestro de maestros
El certamen San Sebastián Gastronomika homenajea al prestigioso cocinero vasco.- La cocina "primitiva y moderna" de Brasil centran la jornada
El escenario del Auditorio del Kursaal se ha convertido hoy en lugar de encuentro, reconocimiento y explosión de halagos culinarios. San Sebastián Gastronomika, que este añotiene a Brasil, México y Perú como países invitados, arrancó con el homenaje al prestigioso chef Luis Irizar (San Sebastián, 1930) como uno de los principales actos del día.
El "maestro de maestros", uno de los primeros restauradores vascos en ser distinguido con una estrella Michelín, recibió un emotivotributo por parte de sus compañeros de oficio, muchos de ellos alumnos oficiales de la Escuela de Cocina creada por él hace 40 años, y el resto, alumnos de adopción. Dos generaciones unidas ante el maestro. "Este día es uno de los más grandes. Soy uno más. Lo único que he querido es enseñar para que la cocina vasca sobreviviera y ponerla en su lugar en el mundo", dijo emocionado Irizar.
Karlos Aguiñano, Ramón Roteta y Pedro Subijana, que fueron sus discípulos, junto a Hilario Arbelaitz, Juan María Arzak, Martín Berasategui y Andoni Luis Aduriz, que sin ser sus alumnos se empaparon de su escuela, acompañaron al chef donostiarra en la entrega de una escultura, obra del cocinero y artista Ramón Roteta. Una pieza abstracta con forma de cabeza. "Simboliza los sentidos y elementos fundamentales para un cocinero; vista, paladar, oído, pensamiento", señaló Roteta para quien Irizar fue un "segundo padre".
"Amar la tierra"
Arguiñano recordó que el patriarca de la cocina vasca le enseñó a "amar la tierra, el producto y a los clientes". Uno a uno, los cocineros pasaron por el micrófono en una disertación llena de elogios y anécdotas. Subijana comentó los tiempos en los que le tocó ser "su único alumno" por los problemas burocráticos para abrir su escuela. Berasategui habló de cómo sus padres, también cocineros, ponían a Irizar de "ejemplo" en la cocina. Arzak recalcó el valor humano del cocinero y lo señaló "como una de las grandes personas que este pueblo ha dado". Arbelaitz contó que Irizar le sacó de un apuro y le dio la receta de la crema de marisco. Finalmente, Aduriz habló de que lo importante no es "lo que se hace sino si sirve de inspiración".
Minutos antes del homenaje a Irizar, el chef brasileño Alex Atala, mostraba sobre la tarima del escenario ante cientos de congresistas, en directo, los secretos de su cocina. Su restaurante DOM de São Paulo está entre uno de los mejores del mundo. Atala aseguró que los cocineros de su país están "cada vez más unidos" porque desean ser una influencia para la generación que les sigue. Destacó la combinación de lo "primitivo y moderno" al aplicar la tecnología a productos principalmente amazónicos.
Una planta más abajo, decenas de olores embriagaban al visitante en los más de 90 expositores de la feria. Se podía degustar desde salsas picantes mexicanas, algas gallegas y sushi sin salir de la moqueta.
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