La mente cantante
El exlíder del grupo Radio Futura, Santiago Auserón, gana el premio Nacional de Músicas Actuales
Conviene recordar que Santiago Auserón es un perro verde en el negocio del rock nacional: un pensador que canta, un filósofo que actúa. Y eso no ayuda en un ambiente notoriamente antiintelectual. Estamos además ante una personalidad atípica, un adicto a las soledades que no entra en los mecanismos gregarios del rock business. Desde hace unos años, funciona por libre, con discográfica propia y -desde siempre- una oficina que mueve sus directos.
Supimos de él a finales de los setenta, cuando en compañía de su hermano Luis, ejerció brevemente de crítico musical, bajo el apodo de Corazones Automáticos (y que conste que no ha dejado de producir textos reflexivos). Ya en los ochenta, Radio Futura creció colosalmente, desde el burbujeante ejercicio de pop art concebido con Herminio Molero a una robusta banda de rock, que iluminó nuestra particular década prodigiosa. Aparte de poner épica a la renacida vida urbana, Radio Futura indagó sobre la identidad de éste viejo país y recordó nuestra vocación atlántica.
Precisamente, la siguiente propuesta de Santiago fue Juan Perro, que inicialmente recuperaba la ruta de ida y vuelta entre España y Cuba (o como él prefiere denominarla, La Huella Sonora). Fue una operación no muy apreciada en un mundillo musical como el del rock español, inconscientemente anglófilo, aunque su visión se adelantó a tendencias internacionales. Años antes de que Ry Cooder montara su Buena Vista Social Club, Auserón detectó la grandeza de Compay Segundo y le grabó su obra esencial, Antología.
En la última década, Auserón ha mostrado cierto atrincheramiento, en proyectos como Las Malas Lenguas o sus lances con músicos de jazz. Sin embargo, su obra más reciente con Juan Perro, Río negro, le vuelve a mostrar excitado ante la posibilidad de acoplar las formas cantadas del español con la tradición de Nueva Orleáns.
Tuve oportunidad de observar su trastienda hace 15 días. Para celebrar los 20 años de Juan Perro (la primera maqueta se grabó en 1992), Santiago se ha comprometido a desarrollar un concierto especial en Etno Sur, un festival gratuito que -fuera del radar de los grandes medios- atrae multitudes a la sierra olivarera de Jaén.
Alrededor de una mesa, se había reunido con el equipo del festival. Cosa grande es ver la mente de Auserón en ebullición: puro entusiasmo, ni una mínima concesión al marketing, predisposición al riesgo. Nada arredrado por la perspectiva de ampliar su formación (¡los metales, con sus arreglos!), se lanzaba a especular con un repertorio que, idealmente, debería cubrir mambo, bugalú, funk, rhythm and blues o soul, aparte de los palos más amistosos del flamenco y la música afrocubana.
Y si se puede conectar con el Siglo de Oro, mejor: sería perfecto abrir con una bailaora, quizás para encarnar a la zarabanda, que -según Auserón- "fue el primer cante y baile de negros nacido en Andalucía que alcanzó difusión internacional". Es el tipo de aventuras que apasionan a Santiago: un ejercicio intelectual que desemboque en música carnosa y cantable, una fiesta que además sugiera caminos y posibilidades.
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