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Josep Carreras, la vida cantando

Las memorias del tenor catalán recogen la trayectoria del cantante desde su infancia al éxito en grandes teatros, pasando por la superación de la leucemia o los Juegos Olímpicos de 1992

Josep Carreras cantaba arias de ópera con la boca cerrada, internamente, mientras recibía las sesiones de quimioterapia que tuvo que soportar mientras combatía la leucemia que finalmente superó. Esta es una de las emocionantes anécdotas que el reconocidísimo tenor catalán Josep Carreras plasma en A viva voz (Plaza & Janés), un libro de memorias escrito a cuatro manos junto al periodista Màrius Carol, con quién el cantante de ópera se ha "desnudado" para recoger sus vivencias personales y profesionales, coincidiendo con su 65 cumpleaños este diciembre. El año que viene hará 25 de que le diagnosticaron la enfermedad.

La infancia de Josep Carreras en el barcelonés barrio de Sants, su lucha contra la leucemia y lo que ocurría entre bastidores durante los momentos más importantes de su carrera son algunos de los aspectos de la vida del famoso tenor que repasa en este volumen trufado de anécdotas que ayudan a entender el mundo de la ópera y de la gran cultura. El tenor barcelonés apunta: "Estoy satisfecho porque en el libro se recoge bastante mi personalidad", como cuando devolvió un Rolls-Royce descapotable de color azul celesta a petición de su hijo que encontraba exagerado tal regalo.

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También se descubre, como otros muchos episodios poco conocidos, el gran compromiso de Carreras con la preparación de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992. Fue él quién consiguió el contacto con Andrew Lloyd Webber y dar lugar así a que el himno de las olimpiadas fuera la mítica Amigos para siempre.

Para detectar el tono del libro hay que resaltar que el primer capítulo relata el encuentro de Josep Carreras con el mítico tenor italiano Giuseppe di Stefano, justo antes del debut con Un Ballo in Maschera en La Scala de Milán. Di Stefano le invitó a comer a su casa -espaguetis con tomate y albahaca? y le ofreció un vestuario más adecuado para la función de la obra de Verdi, porque llevaba uno muy grande para su complexión física. Le cedió uno suyo. Carreras tenía entonces 28 años y recuerda con emoción aquel encuentro porque Di Stefano es su "mayor ídolo", según ha desvelado, por encima de otros grandes personajes que admira, como "Frank Sinatra, Kubala o Messi" para añadir que quizás sí que es "mitómano".

EFE (Toni Albir)

Babelia

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