Agitación en París
La semana de la moda de la capital francesa, escenario de la complejidad que viven las firmas por su incierto futuro
Desde el pasado martes y hasta el miércoles 5 de octubre, París alberga la última de las principales semanas de la moda internacional. Se presentan las colecciones de primavera/verano 2012 en un ambiente de incertidumbre. Y esta vez no es solo por la economía (que también). El futuro de muchas de las casas de moda más relevantes de Francia está en suspenso. Seis meses después de despedir a John Galliano por insultos antisemitas, Dior sigue sin director creativo. Tras la desastrosa colección de alta costura presentada en julio por el estudio, se ha reactivado el sentido de urgencia por reemplazarlo. Se han barajado toda clase de nombres, desde Alber Elbaz (en Lanvin) a Sarah Burton (en McQueen), pero la falta de candidato empieza a transmitir la idea de que nadie quiere ir a Dior. Una premisa muy poco decorosa para una de las casas más prestigiosas de la alta costura francesa.
Media docena de casas estrenan diseñador esta temporada
En las últimas semanas se ha especulado con intensidad con que Marc Jacobs pudiera trasladarse de Louis Vuitton a Dior. Se trata de las dos compañías principales del mayor grupo de lujo del mundo, Louis Vuitton Moet Hennessy (LVMH). El diario especializado Women's Wear Daily (WWD) ha publicado que las negociaciones entre Jacobs y LVMH se han encontrado con un obstáculo económico. El diseñador estadounidense pediría, según WWD, un sueldo de 10 millones de dólares (7,3 millones de euros).
¿Jacobs a Dior?
La posibilidad de que Jacobs se moviera a Dior no solo no resuelve las incógnitas, sino que abre otras. ¿Quién le sustituiría en Louis Vuitton? No es una cuestión menor ya que Vuitton proporciona la mitad de los beneficios de LVMH. El anuncio de que la empresa inicia un proceso de cambio de directivos y que el presidente, Yves Carcelle, será reemplazado en un año por Jordi Constans (un ejecutivo catalán) agudiza el sentimiento de que una etapa termina en la casa. Una compañía de marroquinería convertida en un protagonista global de la moda por Jacobs y Carcelle desde 1997. Especular con el juego de sillas que eso generaría en el grupo es una afición predilecta de la industria estos días. Phoebe Philo, que dirige Céline (también propiedad de LVMH) y hasta Tom Ford suenan como posibles (o fantasiosos) fichajes para Vuitton.
Pero los juegos de adivinanzas no solo afectan a LVMH. Su gran rival, el grupo Pinault Printemps Redoute (PPR), también cuenta con su cuota de diversión. Suzy Menkes, la crítica de moda de The Internationald Herald Tribune, calentó el desembarco en París de los 1.600 acreditados afirmando desde Milán que Raf Simons estaría muy cerca de reemplazar a Stefano Pilati al frente de Yves Saint Laurent. Tanto Yves Saint Laurent (propiedad de PPR) como Jil Sander (para la que trabaja Simons) lo han negado con vehemencia. Pero la credibilidad de Menkes hace que la historia permanezca.
Que los cambios no son un mero pasatiempo de salón en la corte francesa lo saben bien en la media docena de casas que esta temporada estrenan diseñador. Por motivos diversos, Balmain, Kenzo, Chloé, Cacharel, John Galliano, Azzaro o Paco Rabanne presentarán la primera colección sobre una pasarela de sus nuevos directores creativos. Con perfiles de lo más variopinto: desde los clásicos ayudantes que reemplazan al maestro (Olivier Rousteing en Balmain o Bill Gaytten en John Galliano) hasta cambios de tercio insólitos (los responsables de la cadena de tiendas Opening Ceremony en Kenzo) pasando por fichajes tradicionales (Claire Waight Keller se convierte en la cuarta británica al frente de Chloé). Emanuel Ungaro, la casa más inestable del último lustro, anunció hace unos días que el británico Giles Deacon, el sexto diseñador (séptimo, si incluimos a la actriz Lindsay Lohan en esa categoría) que pasaba por su estudio, no firmaría la colección que se verá el lunes.
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