Reflexiones del ponderado Mr. Bean

Resulta que Mr. Bean es un tipo serio. Con sus 56 años y la expresión absorta, el actor británico Rowan Atkinson se parece muy poco a su alter ego más famoso. Impecablemente trajeado, junta las manos, reflexiona en silencio y luego suelta respuestas ponderadas como: "La comedia es el retrato del sufrimiento. En el fondo nos reímos de la vergüenza y la incomodidad de otra persona. Como decía Charlie Chaplin, la vida vista de cerca es una tragedia, mientras que desde lejos es cómica". Si no fuera por esa cara inconfundible y algún que otro chiste, costaría imaginarse a ese hombre placando por error a la reina de Inglaterra como en una secuencia de Johnny English Returns, segunda entrega de una serie en la que interpreta a un agente secreto torpón y que se estrena en España el próximo 30 de septiembre.

"English no es tan bueno como cree y, además, cuando consigue algo pierde tanto tiempo en celebrarlo que se le olvida todo lo demás", describe Atkinson a su personaje, una especie de 007 inapropiado, con los juguetes tecnológicos a la vanguardia de Bond pero sin su glamour ni sus habilidades. Lo mismo tal vez se podría decir de esta película, en la que los fracasos de English en solucionar un caso de espionaje mundial se alternan con bromas no exactamente imprevisibles. "Es una comedia familiar como Mr. Bean aunque aquella era más infantil y Johnny English es más sofisticada", defiende el actor.

Es ese el género en el que el británico se encuentra más a gusto. Aunque, al parecer, tampoco lo conoce al dedillo: "No soy experto en comedias. Eso sí, de vez en cuando veo algunas. Me gustan sobre todo los cómicos que hacen de otros personajes, como Sasha Baron Cohen [Borat] o los de la serie Little Britain, no los que ofrecen monólogos".

También le gustan, y mucho, los coches. Tanto que el británico cuenta con una auténtica colección de automóviles. Entre ellos está el McLaren Fórmula 1 valorado en 750.000 euros que el pasado 5 de agosto Atkinson empotró contra un árbol y una farola de una carretera en el este de Inglaterra. El actor salió casi indemne, e intacta salió esta cara afición suya que el rodaje de Johnny English le permitió disfrutar. "Decidimos que English condujera un Rolls-Royce porque buscábamos un vehículo tan seguro y robusto que los personajes en su interior no se dieran cuenta ni de que les estaban disparando", sonríe Atkinson.

Pese a más de 20 años de carrera y decenas de películas (sobre todo comedias) en su maleta, el intérprete declara que solo está totalmente orgulloso de un filme: Cuatro bodas y un funeral. ¿Y todos los demás? "Es que en ese llegué, hice mi papel y me fui. Normalmente suelo involucrarme más y participar en la escritura del guion o en el montaje. Y como soy muy perfeccionista acabo viendo solo lo malo", reconoce el intérprete. Si Mr. Bean es un tipo serio, Rowan Atkinson está hecho un crítico sesudo.