"Sigo trabajando porque en el cine como en la vida, el amor no se acaba a los 40"

Una dulce mentira confirma el privilegio que el cine francés concede a sus actrices maduras como ya pasó hace semanas en el estreno de Potiche de Catherine Deneuve. "Tenemos la suerte de seguir haciendo papeles de mujeres que se enamoran. Porque como en la vida, el amor no se acaba a los 40", dice Nathalie Baye (Mainneville, Francia, 1948) en la presentación del filme de Pierre Salvadori en Madrid. Al contrario de lo que, en su opinión, sucede en Estados Unidos. "Recuerdo cuando Meryl Streep me llamaba desesperada porque no recibía guiones", cuenta. "El cine estadounidense puede ser muy cruel para los actores. Parece que solo se hacen películas de dibujos animados o aquellas donde priman los efectos especiales. ¿Qué pasa, solo va a quedar el cine virtual?".

En la última película de Baye un trío de protagonistas juega en tono de comedia a las traiciones familiares por amor. Un retrato de una relación tortuosa entre una madre (Nathalie Baye,) y su hija (Audrey Tautou) dispuestas a casi todo por un hombre (Sami Bouajila). "La humillación te lleva a hacer cosas terribles que en otras circunstancias no harías", dice Baye.

Tal vez, esta capacidad de interpretación de lo que muchos podrían calificar de una relación amoral resalte a Baye por encima de sus compañeros de reparto, por mucho que la actriz se empeñe en recalcar que se trata de una película coral: "no hay protagonistas, hemos conseguido una gran armonía gracias al director. Pierre Salvadori es muy serio a la hora de trabajar, pero ama a sus actores por eso se empeña en crear un ambiente muy agradable".

Baye y Tautou se han reencontrado una década después de Vénus Beauté, "el primer papel importante de Audrey", cuenta la intérprete. "En aquel momento descubrí una actriz con mucho talento. Ahora, después del éxito que ha tenido, me he encontrado con la misma pequeña dama de entonces. Una actriz auténtica con la que comparto la misma filosofía de trabajo duro sin dejar de reír". El tercero en discordia, Sami Bouajila, el encargado de lidiar con las desavenencias de estas dos mujeres enganchadas al vodka, se ha pasado a la comedia después de películas como Días de gloria.

La actriz francesa ha trabajado con directores como François Truffaut, Jean-Luc Godard, Claude Chabrol, Steven Spielberg o Francis Ford Coppola. Sus últimos trabajos, sin embargo, están escritos por realizadores jóvenes, como Xavier Dolan de 22 años. El último descubrimiento del cine canadiense, muy conocido en Francia y EE UU. "La generación actual tiene mucho talento, pero sobre todo valentía", cuenta la actriz. "Aportan algo nuevo al cine que me permite seguir teniendo el deseo de actuar". Todo un mérito cuando se repasa el currículo de esta intérprete con casi un centenar de películas. "La notoriedad y el dinero ya no me interesan mucho. Ahora busco tener libertad para trabajar con la gente que me apetece".