Un Gnomeo con final feliz
Elton John produce una película de animación basada en 'Romeo y Julieta'
Si hay algo que Elton John tuvo claro cuando se metió en animación es que no quería ver al público salir llorando de las salas. Por eso recurrió a un clásico como Romeo y Julieta. Una pena que el dramón de Shakespeare acaba con un suicidio y su idea era hacer posible una película infantil. "Pero este es un tiempo de unidad, en el que debemos dejar atrás las divisiones y las tensiones. Un momento en el que tuvimos claro que queríamos algo fuera de lo tradicional", afirma el compositor y cantante de su última incursión en animación, Gnomeo y Julieta. Para ello no tuvo más que mirar a su jardín, ese que comparte en Londres con su pareja y productor de la cinta, David Furnish, y observar la colección de gnomos que adorna su parcela. Y esperar cerca de 11 años para convencer a los estudios Disney y facilitar así un proyecto en el que creyó desde su inicio, una historia de amor entre gnomos de jardines rivales que tuvo otras dos cosas claras desde el principio: un presupuesto mucho más bajo de lo normal y una producción independiente del estudio que Disney tiene en Los Ángeles que buscó todo el talento europeo posible. "Aquí nos tienen devoción. Les parecemos muy interesantes", confiesa Carlos Zaragoza.
El es el español de la película porque en animación desde hace años no existe filme de animación sin un español en sus huestes. Somos como el marchamo de calidad. "Es que los profesionales cada vez son mejores", asegura el artista. Zaragoza es además profesional en más de un campo porque su preparación viene del mundo de la imagen real, parte entre otras de la dirección de arte en El laberinto del fauno. De hecho no habría trabajado en animación de no ser por Roman Polanski. "Me marché a Londres con mi chica después del parón de Pompeii. Iba a ser espectacular pero cuando se para una producción de estas nunca se sabe cuando volverá a empezar", recuerda el diseñador de producción de una cinta que nunca vio la luz. Así que con todo lo que le enseñó de animación su chica, Aurora Jiménez, y ganas de comerse el mundo pasó por Tales of Despereaux, y de ahí, a la música de John.
Con dos películas de animación con su nombre en los créditos, El Dorado y El rey león, en esta ocasión Elton John prefirió visitar lugares comunes en su catálogo musical, incluyendo canciones como Your Song, Saturday Night's Alright for Figthing o Don't Go Breaking My Heart. Lo que no visitó demasiado después de tanto empeño por sacarlo adelante fue el rodaje de la película, cuya producción tuvo lugar en el estudio canadiense de animación Starz. "Vino dos veces, una en Londres y otra en Canadá, y como pasa con una super estrella, rodeado siempre de una cohorte de personajes", admite Zaragoza que al menos se sintió orgulloso de poderle enseñar en persona los "monigotes" que hizo de su personaje para el final de la película. "Su pareja si estuvo siguiendo el día a día", detalla sobre esta producción de 19 meses.
El resultado, un filme en 3D que sorprendió al público con agrado y que se convirtió en uno de los éxitos de taquilla de este año en Estados Unidos. Según Zaragoza el secreto no es otro que los cambios que se están dando en la animación, especialmente en los planteamientos cinematográficos. "No hablo de técnica o de lo que se puede hacer sino de la narrativa. Poco a poco se dan cuenta de que en animación se pueden contar historias para niños más adultos, no hacer únicamente películas familiares", afirma un enamorado del cine de animación japonés, el más clásico Disney y por supuesto Hayao Miyazaki. Escuchando a Elton John, quien junto a Furnish acaba de ser padre, no está tan claro que su meta no fueran los más jóvenes. "A medida que te haces mayor aprecias más las muestras de respeto de los más jóvenes. Te hacen sentir mejor. No miento", admite el cantante quien, por cierto, cuando vio por primera vez la película, lloró.
Babelia
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