_
_
_
_
Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Donny George, el hombre que salvó el Museo Nacional de Irak

Su dedicación a la arqueología era pura pasión y el Museo Nacional de Irak, la amante que le restaba tiempo de estar con su familia. Su esposa, Najat, y los tres hijos de ambos supieron entender que en esa entrega había mucho más que celo profesional. A través de su trabajo, Donny George trataba de conservar la memoria de los asirios, su comunidad étnico religiosa, y la de un Irak diverso que la dictadura de Saddam Husein deseaba arabizar.

George, nacido en Al Anbar en 1950, estudió Arqueología en la Universidad de Bagdad y se doctoró en Arqueología Prehistórica. Entró a trabajar en el Museo de Irak en 1976 y cuatro años más tarde estaba al frente del centro de documentación. También dio clases en la universidad y dirigió trabajos de campo como la restauración de Babilonia (1986-1987), el estudio del muro oriental de Nínive (1988) o la excavación de Um al Agareb (1999-2000).

Pero a pesar de su competencia profesional y sus numerosas publicaciones y conferencias internacionales, tocó el techo de cristal que los cristianos encontraban en el Irak de Saddam.

"Antes de la guerra de 2003, éramos considerados ciudadanos de segunda simplemente por ser cristianos y asirios", declaró ante la comisión sobre libertad religiosa de EEUU. "Saddam inició una campaña para reescribir la historia como él la imaginaba. Empezó por llamar árabes a los antiguos asirios; también ordenó que los bebés cristianos no recibieran nombres cristianos o asirios, sino árabes musulmanes. Todos tuvimos problemas porque los nombres son muy importantes para nuestra identidad".

A principios de 2003 cuando la invasión estadounidense era inminente, George instó a los responsables del museo a proteger la colección trasladándola al sótano. "Les imploré, pero todo lo que me dijeron fue que exageraba, que Saddam estaba aquí y que nadie se atrevería a entrar en Bagdad", relató a los periodistas una vez que el museo fue saqueado. No obstante, una parte de la colección se había puesto a resguardo.

Nombrado director general de museos bajo el Gobierno de ocupación, su trabajo fue esencial a la hora de recuperar los 15.000 objetos robados en aquel pillaje. También para evitar su comercialización en los mercados internacionales. En diciembre de 2008, su intervención impidió la venta de unos pendientes reales neo asirios del tesoro de Nimrud en una subasta de Christie's en Nueva York.

Su ascenso fue visto con recelo por algunos de sus antiguos compañeros. Empezó a recibir amenazas de los fundamentalistas. Aunque había prometido no abandonar Irak a pesar de las dificultades, cambió de opinión a finales de 2006 cuando Martín, el tercero de sus hijos que entonces tenía 17 años, abrió una carta con una bala dentro y la amenaza de decapitarle porque su padre trabajaba con los americanos.

Huyó con su familia a Damasco, hasta que a principios de 2007 EEUU le concedió un permiso de residencia para él, su mujer y su hijo menor de edad. Los dos mayores, Steven y Marian, tuvieron que quedarse en Siria. Enseguida obtuvo una invitación para enseñar en la Universidad Stony Brook de Nueva York, donde trabajó como profesor visitante hasta su muerte.

El pasado viernes, George se desmayó en el aeropuerto de Toronto, a donde había acudido a dar una conferencia sobre objetos mesopotámicos. Murió poco después en el hospital.

Donny George.
Donny George.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_