Los emergentes de Arco

Unos dibujos en sanguina muestran barrocas imágenes de la conquista de America. Parecerá extraño pero están en la sección dedicada a las galerías emergentes, Opening, que reúne el trabajo de 19 salas europeas abiertas en los últimos ocho años. Los dibujos en cuestión, hay que decirlo, tienen trampa. Están hechos con sangre de buey y zumo de frutas y son obra del joven artista austriaco Kasper Kovitz que, a raíz de una residencia que realizó el pasado año en Bilbao, decidio utilizar el color rojizo oscuro tradicional en algunas casas vascas para este trabajo. En la galería Steinle Contemporary de Munich exhibe también dos bustos de Unamuno y Sabino Arana realizados con... un jamón.

Tambien "comestible" es una de las obras que exhibe en la galería Crèvecouer el artista venezolano afincado en París Jorge Pedro Núñez. Se trata de una escultura que recuerda las formas constructivistas de Tatlin pero coronada con huevos duros. Interesante. "Es un artista que superpone elementos de la cultura popular con referencias al arte de vanguardia", explica la joven galerista Alix Dionot-Morani, que explica que como el artista está ahora realizando una residencia artística en Marrakesh ha utilizado el elemento del huevo duro porque es una comida muy popular allí. Cierto. Se ha hecho una edición de tres y cuesta 6.000 euros. La galería, explica Dionot-Morani, abrió en París hace dos años y presentan jóvenes artistas de diferente procedencia, como los españoles Bestué y Vives. Pero tampoco todas las galerías presentes optan por lo emergente. Las galerías Alexander Hahn de Berlín, por ejemplo, presenta trabajos de la artista conceptual Channa Horwitz, nacida en 1932 en Los Ángeles, si bien sus trabajos, una especie de cartografia del movimiento que asemejan partituras, resultan totalmente actuales. Junto a ella, y compartiendo stand, la también berlinesa galería September ha optado por mostrar los trabajos de Nikolaus Utermöhlen, figura mítica de la escena artística y musical berlinesa que falleció en 1996.

Berlín, con siete salas en este apartado, es, desde luego, una de las referencias actuales en lo que a arte emergente se refiere. "Nosotros abrimos galería en Berlín y en Los Ángeles hace cinco años, pero finalmente el verano pasado cerramos la última porque ahora mismo nos parece más interesante lo que pasa en Europa", comentan en la galería Peres Projects. Para Nuno Centeno, de la galería homónima de Oporto, la crisis del mercado no afecta tanto a este tipo de salas ya que su orientación no es tanto hacia el mercado convencional sino hacia el entorno museístico. "Tengo un nicho de mercado muy concreto y éste siempre existirá", comenta Centeno, que en su stand presenta obras de Mauro Cerqueira, Ana Cardoso y el más consagrado Stefan Bruggemann, que ha escrito en la pared una evidencia: "This work will be destroyed after the exhibition". Otra cosa es que la obra, como tal, seguirá existiendo. Como estaría bien que siguiera existiendo el Opening, comisariado por la galerista Maribel López, uno de los aciertos de esta edición que demuestra que la renovación es no sólo posible, sino también necesaria.