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Árbol cinealógico: 'Step up 3D'

El origen de los bailoteos tridimensionales hay que buscarlos desde Rodolfo Valentino hasta Patrick Swayze

Step Up 3D inaugura la sección de bailoteo de las tres dimensiones y sirve de excusa para bucear en las raíces del género, raíces que no llegan muy lejos. Música y baile en formato adolescente no tienen mucho que ver con los clásicos pero también entraran en la pomada, aunque sea de pasada. Por cierto, Step Up 3D va de joven chica y joven chico que bailan contra todo y contra todos. Muy novedoso, por supuesto.

1) Quizás no deberíamos mencionarlos pero lo haremos porque el trío fílmico formado por Rodolfo Valentino en Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1921), Fred Astaire y Ginger Rogers en Sombrero de copa (1935) y Gene Kelly y Donald O'Connor en Cantando bajo la lluvia (1952) son referentes ineludibles. Otra cosa es que los tiempos modernos se hayan cargado su glamour y lo hayan sustituido por una tonelada de sudor y un armario lleno de ropa ancha, chulapones y tías buenas. Los tiempos modernos, se supone.

2) Fiebre del sábado noche es un clásico de 1977. Bueno, quizás clásico sea excesivo, pero en todo caso una película recordada por todos los amantes del baile, especialmente aquellos con pasión por aquel Travolta hortera que mandaba en los 70' y que era capaz de acabar una película meneando el culo como si le fuera la vida en ello. Una apología de la chulería que consagró la discoteca como antro de perversión y a marcar paquete como algo imprescindible para triunfar en la vida. A Travolta se le recuerda también por su exhibición en Pulp fiction (1994) algunos lustros después donde le daba otro significado a la palabra "yonqui" con un baile memorable.

3) Pocas películas han dibujado de forma tan memorable el despiadada mundo que esconde la danza y los tirones que deben soportar los que pretenden vivir bajo su yugo. Roy Scheider ejerce en All that jazz (1979) de coreógrafo dictador con problemas de adicción y afición por destruir a las féminas que se cruzan en su camino (y a las que no se cruzan también). A su lado una maravillosa Jessica Lange y al timón Bob Fosse. Fosse contó su propia vida y será por eso que la cosa pinta tan mal, tan real y tan aterradora a un tiempo. Una pica en Flandes donde el disfrute es sufrimiento. Una delicia.

4) Un clásico, esta vez sí. Probablemente la mejor película moderna dedicada a la música (y de paso al baile). La firmó Alan Parker en 1980 y se titulaba Fama. Era un dramón sobre las vidas de diversos jóvenes que estaban decididos a hacer carrera como músicos, actores o bailarines. Sus aventuras (que incluyen líos y malos rollos de todo tipo) gustaron tanto al público de la época que hasta dieron pie a una serie de televisión que disfruto del mismo éxito que su hermana en pantalla grande. Curiosamente, de todos los participantes en el filme solo Debbie Allen (la inolvidable profesora de baile) sigue trabajando en Hollywood con cierta regularidad.

5) Una chica soldadora y de clase obrera (pero sexy y de piel y pelo perfectos) quiere ser bailarina y entrar en una prestigiosa escuela: de eso va Flashdance (1983). Para conseguirlo está dispuesta a hacer lo que sea. Ella es Jennifer Beals, icono de la juventud de los años 80' y los demás son solo los obstáculos en el camino hasta la fama. Mucho bailoteo, mucha estética (ya trasnochada) y mucha reivindicación de andar por casa para una leyenda del universo cinéfilo con mallas y zapatillas de ballet. Además, una banda sonora de muchos quilates ochenteros y una escena final que ha sido manoseada por videoclips, cortos y películas a lo largo de los últimos años: aquella en la que la protagonista mezcla break-dance, clásico y funky ante el asombro de un jurado viejuno que acaba rindiéndose a sus encantos. Como en la vida real, vamos.

6) Footlose (1984) fue la sublimación del movimiento de las caderas como acto de rebeldía contra el sistema. Un chavalito muy majo pero algo taciturno llega a un pueblecito donde bailar está muy mal visto (o prohibido deberíamos decir). Al final y con la ayuda del chavalito (un Kevin Bacon que visto ahora gastaba unos pasos bastante flojos) la juventud se rebela, triunfa el amor y todos felices, incluso aquellos que consideraban el baile una arma del diablo, cargada con perdigones de sal. Para los amantes de las caras conocidas en la película se podía ver a Sarah Jessica Parker (la heroína de Sexo en Nueva York) o a John Lithgow, el terrible asesino de la cuarta temporada de Dexter. Por cierto, se está preparando un remake. ¿Hay algo en Hollywood con lo que no se atrevan?.

7) El mundo entero a los pies de Patrick Swayze, de su cuerpo perfecto, de lo preciso de sus movimientos, de su tupé indomable. "Nadie pone a Baby en una esquina" rezaba la frase que arrasó entre jóvenes y no tan jóvenes. Baby era una chica de pueblo en plena epifanía sexual que se daba de narices con un hombre hecho y derecho llamado Johnny Castle (Swayze). Juntos descubrían el mundo del baile clandestino y de naturaleza ligeramente sexual y acababan bailando en la cama y donde fuera necesario. Hay un antes y un después de Dirty dancing (1987) para las películas de baile pero ninguna supo aprovechar el tirón de esta para volver a reinar en la taquilla. Jennifer Grey (Baby) desapareció en el marasmo de Hollywood y Patrick Swayze se convirtió en inmortal (al menos en la gran pantalla). Se anuncia remake para 2011... habrá que abrocharse los cinturones.

8) La película que puso en órbita a Baz Luhrmann y maravilló a Australia hasta convertirse en una de las películas más amadas de la historia del país se titulaba El amor está en el aire (1992). Lamentablemente el resto del mundo decidió ignorarla y no fue hasta años después (justo cuando el cineasta estrenó Moulin Rouge) cuando todos empezaron a reivindicarla. Lo de la chica fea ,el morenazo y los bailes de salón resulto ser una receta imparable. Durante mucho tiempo se rumoreó que habría un intento del propio Luhrmann de re-imaginarse su propia película pero la cosa quedó en el limbo de los proyectos sin conclusión.

9) En 2002 una película sorprendió a propios y extraños (como suele decirse) en el festival de cine de Berlín.

Su título era Chicago y era un reivindicación del musical de toda la vida (con la firma del ya mencionado Bob Fosse) con matices modernos, incluyendo un diseño de producción impecable y un reparto de campanillas donde destacaba una impresionante Catherine Zeta-Jones. El filme arrasó en taquilla, triunfó en los Oscar (se llevó seis) y pareció anunciar la resurrección de un genero que parecía muerto y enterrado. Lamentablemente siguió muerto y enterrado: cosas de Hollywood.

10) Stomp the yard (2007), una película que explota el mundillo del baile callejero con las ganas de un novato. El guión es del grosor de un papel de fumar y las interpretaciones tienen un aire auto-paródico (totalmente involuntario, obviamente) que la hace casi simpática. Las escenas de baile son espectaculares, faltaría más, y la cosa fue un exitazo en Estados Unidos. Generó una secuela y parece que una tercera (en tres dimensiones, que es lo que toca) se está preparando. De hecho Stomp the yard siguió el camino marcado por la primera entrega de Step up, que se convirtió en un triunfazo comercial.

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