El timonel de la Mostra explota
El director del festival, Marco Müller, pone nombres a quienes -según él- tratan de socavar el prestigio del certamen
Ha tardado unos días pero al final el director de la Mostra, Marco Müller, ha acabado explotando. Ayer, en un encuentro con varios blogueros Müller tiró con bala y dio nombres y apellidos de los que -según él- están tratando de socavar el prestigio del certamen veneciano. "Hemos llegado a una situación que considero aberrante, por la cual el año pasado Paolo Mereghetti y Goffredo Fofi (no tengo miedo de decir sus nombres porque los vieron varias veces) en los pases de prensa silbaron las películas de [Werner] Herzog". Para el director la culpa de que Ansa, la principal agencia de noticias italiana, mantenga una línea crítica con el festival responde a una maraña de intereses creados, en los que destaca una "relación incestuosa" de los mencionados periodistas y de algunos otros sospechosos de codearse con otro evento italiano: el festival de cine de Roma.
A Müller también le sobra tiempo para repartir sopapos criticando a los periodistas por no acudir a los eventos de Orizzonti (una de las secciones paralelas del certamen), una afirmación curiosa si se tiene en cuenta que los pases de selección oficial se solapan continuamente con las otras proyecciones lo cual resulta un ligero inconveniente para aquellos que deben seguir la sección oficial. El capo de la Mostra aprovecha también para señalar que 2011 va a ser su último año al frente del certamen y que después volverá a la producción cinematográfica. Para aquellos/as interesados/as en deleitarse con la rajada de Müller basta con que se acerquen a cine clandestino.it portal que ha colgado la entrevista integra.
Por otro lado otro director italiano encantado de haberse conocido, el ínclito Giuseppe Tornatore (que sigue viviendo de las rentas generadas por Cinema Paradiso), ha cargado nada más y nada menos que contra la legendaria revista Variety ya que la publicación ha cometido la osadía de desdeñar el cine italiano presente en la competición. Un cine que no ha gustado a -casi- nadie, excepto a algunos críticos italianos. En el periódico La Reppublica Tornatore se da de tortas con los "anglosajones que desprecian nuestro cine". "Es un escándalo, los críticos extranjeros nos desdeñan" clama el realizador, convencido de que todo es una especie de complot. Hasta Dante Ferretti, maravilloso diseñador de producción de Federico Fellini y Martin Scorsese, decidió barrer para casa cuando le preguntaron sobre el asunto: "Estoy seguro de que el cine italiano es amado y respetado, si los críticos han decidido ignorarlo es problema suyo". La propia Repubblica -por cierto- considera el filme de Álex de la Iglesia, Balada triste de trompeta, uno de los favoritos en la carrera para el León de Oro. Seguramente son demasiado optimistas, pero parece difícil que el magnífico filme español pueda irse de vacío de esta 67ª edición de la Mostra.
El certamen corre hoy las cortinas con la proyección del filme de clausura, La tempestad, de Julie Taymor. La adaptación de Shakespeare ha sido la excusa para traer hasta el Lido de Venecia a toda una señora de la interpretación, la actriz británica Helen Mirren. Con su llegada se cierra el círculo que abrieron Darren Aronofsky y Natalie Portman con Black Swan y que ha resultado ser más farragoso de lo esperado a pesar de algunos títulos excelentes como 13 Assassins de Takashi Miike, Somewhere de Sofia Coppola o Meek's cutoff de Kelly Reichardt. La caída del telón abre un millón de interrogantes pero son pocos los que dudan de que Müller morirá con las botas puestas, fiel al modelo que le ha traído hasta aquí. De momento (la ceremonia de entrega empezará a las siete de la tarde) el León de Oro sigue esperando a su dueño.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.