Polvos fugaces
Cuestión de fe, última novela de Donna Leon, mezcla la pasión italiana por los curanderos con la corrupción en los juzgados venecianos
UNA VENECIA CONFORTABLE
Hace unos años, debía viajar en autobús al menos una vez al mes, desde Madrid a mi pueblo de origen. En el quiosco de prensa de la estación de Avenida de América solían tener ediciones baratas de Donna Leon y me aficioné. Lectura cómoda, en todos los sentidos: tomos manejables y atractivos, personajes nítidamente trazados y aproximaciones a los misterios de la Perla del Adriático. Cuando cesaron los viajes, me olvidé de la autora: sus libros ya no me salían al paso. Ahora, como si me encontrara con una vieja amiga, me lanzo sobre su última novela: quiero saber si mi fascinación estaba justificada o simplemente necesitaba aislarme ante lo que me esperaba en el punto de destino.
CUÉNTAME EL ARGUMENTO
Verano cruel, imposible salir a la calle sin gafas de sol y ropa fresca. El comisario Guido Brunetti prepara las vacaciones familiares cuando se le cruzan dos posibles casos. La tía de su escudero, el inspector Lorenzo Vianello, está entregando sus ahorros a un curandero con antecedentes delictivos. Y se detectan indicios de corrupción en los Tribunale de Venezia: raros aplazamientos en juicios donde está implicado un tiburón inmobiliario. A priori, Brunetti poco puede hacer: ninguno de sus clientes desconfía de los remedios del estafador y los procedimientos de la justicia italiana excusan muchas anomalías. Hasta que corre la sangre y Brunetti verá interrumpido su descanso estival.
CUANDO TE FALLA LA FAMILIA
Unos de los placeres de anteriores textos de Donna Leon era la cambiante dinámica interna de los Brunetti. En Cuestión de fe, pasan a un segundo plano. Sí, sabemos que Chiara (la hija) mantiene un compromiso ecologista en cuestiones cotidianas, que Raffi (hijo) y Paola (mujer) se están desplazando ideológicamente a la derecha. Pero no parecen criaturas reales, especialmente la esposa del comisario, eternamente embebida en sus lecturas de Henry James y compañía, su especialidad como profesora universitaria.
EN HOLLYWOOD LES ENCANTARÁ
Nada, realmente nada. Hollywood trata Venecia como paraíso romántico con un lado oscuro. Jamás se interesaría por el personaje de un maduro policía veneciano, sin grandes extravagancias ni vicios particulares. La última película rodada allí es The tourist , una gran producción con Angelina Jolie y Johnny Depp.
Solo la industria audiovisual alemana parece interesada en la creación de Donna Leon: hay una serie de telefilmes que reflejan las investigaciones de Guido Brunetti. ¿Alguien ha tenido oportunidad de verlos?
INDICE DE VEROSIMILITUD
La primera pata de Cuestión de fe es una sofisticada estafa que, desde aquí, suena improbable: se basa en la premisa de que los venecianos recurren a un solo laboratorio para sus análisis médicos. Lo que me recuerda que resulta al menos chocante que Donna Leon se niegue a que sus libros se traduzcan al italiano. Puede explicar que se trata de una medida de prudencia elemental, para poder seguir viviendo y trabajando en Venecia. Sin embargo, las fuerzas vivas de la ciudad son poliglotas y, sin duda, habrán leído alguna de sus novelas en inglés, aunque solo sea por curiosidad. Y no parece que hayan hecho mucho por entorpecer su labor, aunque cada libro sea una carga de profundidad contra la maquinaria oculta que hace funcionar la capital de los canales.
Sería interesante conocer la opinión del veneciano medio sobre esas historias que les dejan en tan mal lugar. Aunque la voluntad de denuncia quede compensada con los trazos buenistas que ahora usa Leon para retratar a los policías protagonistas. Unos funcionarios tan PC (políticamente correctos) que simpatizan con los inmigrantes e incluso destacan que Bambola, un ingeniero senegalés reconvertido en camarero, ha mejorado la calidad del servicio en el bar de Ponte dei Greci. Brunetti y Vianello hasta compiten en manifestar que están libres de homofobia: "Confío en que esa sugerencia no responda a la idea de que el sexo gay siempre ha de ser peligroso".
SEXO...
No conviene adelantar mucho pero digamos que las pesquisas de Brunetti cambian de dirección cuando descubre que uno de los implicados, un gay discreto, tiene inclinación hacia el sexo rápido y, a veces, anónimo. Se nota el pudor de Donna Leon en esos asuntos, del mismo modo que tampoco quiere meterse en los ambientes de la droga.
...DROGAS
Cuestión de fe comienza con Brunetti estudiando "un informe sobre narcotráfico en el Véneto, donde no se hacía mención de Venecia". Más adelante, se comenta que ese negocio está en manos de los albaneses y ahí se acaba todo.
Donna Leon tiene la pintoresca teoría, expuesta en libros anteriores, de que Venecia no constituye un mercado apetecible para los narcos ya que "la población de jóvenes es escasa". Pero se trata de una ciudad rica y, desde luego, supone una ingenuidad mayúscula pensar que los mayores no consumen drogas.
....Y HORÓSCOPOS
Desde el título, el libro despista. Parece una aproximación de Guido Brunetti (es decir, la autora) hacia el universo de las creencias irracionales -cartomancia, horóscopos, curanderos- y su implantación en Internet y la televisión:
"Él, tan adicto a los historiadores griegos y romanos, no encontraba extraño el deseo de consultar a oráculos o indagar en los mensajes de los dioses. Ya fuera el hígado de un pollo recién muerto o las formas dibujadas en el aire por una bandada de pájaros, las señales estaban ahí para quienes supieran interpretarlas. Lo único que se necesitaba era una persona que se creyera la interpretación, y asunto concluido. Cumas o Lourdes, Diana de Éfeso o la Virgen de Fátima: los labios de la estatua se movían y de ellos salía la verdad".
LO QUE CONVIENE SABER SOBRE VENECIA
Van diecinueve novelas y Brunetti sigue teniendo broncas con su inmediato superior, el vicequestore Giuseppe Patta, que automáticamente torpedea sus líneas de investigación (aunque el comisario sepa salirse con la suya). Al menos, Donna Leon atribuye algo de inteligencia a esa caricatura del burócrata empeñado en no remover mierda:
"Aunque Patta era siciliano, Brunetti sabía que había frecuentado a los políticos y las llamadas altas esferas de la ciudad lo suficiente como para haber absorbido su fe en el turismo. Sacrificad a los niños, capturar a los ciudadanos y vendedlos como esclavos, degollad a todos los hombres en edad de voto, violad a las vírgenes sobre los altares de los dioses, haced esto y más, pero no toquéis a un turista, o al turismo. La espada de Marte es menos poderosa que sus tarjetas de crédito; sus compras todo lo pueden".
SOCIEDAD DEL CONTROL
Como siempre, Brunetti usa las habilidades informáticas de la signorina Elettra -y sus infinitos contactos personales- para avanzar en sus investigaciones:
"Debía de haber un medio de averiguar si el apartamento era de alquiler o de propiedad. Si el ocupante era el dueño, probablemente tendría una hipoteca y, una vez localizado el banco, se podría tener una idea del estado de sus finanzas. Debía de haber un medio de descubrir si la ciudad le había concedido una licencia y si tenía pasaporte. En los archivos de las compañías aéreas habría constancia de si viajaba por Italia o a otros países y con qué frecuencia. Las facturas del teléfono, tanto del fijo de su cama como del telefonino, revelaría quiénes eran sus amigos y sus asociados. También indicarían si desde aquella dirección que gestionaba una empresa comercial. Finalmente, estaban las tarjetas de crédito, que suelen ser verdaderas minas de información.
"Brunetti permanecía sentado frente al ordenador mientras por su cabeza desfilaban estas posibilidades. Se admiraba de la facilidad con que los servicios básicos de la vida moderna pueden retratar a una persona e invadir su vida privada. Pero, y esto era lo más importante, se admiraba de su propia incapacidad para averiguar ni siquiera la primera de estas cosas".
MANUAL DE USO
Lectura ligera, para un par de días. Advierto que, cuando el libro parece encaminarse hacia una solución previsible, con villanos que podrían ocupar las páginas de cualquier periódico, la trama da un giro que nos devuelve a las miasmas de la condición humana. Es decir, que Donna Leon todavía tiene lo que hay que tener para despertar nuestra (moderada) admiración.
VALORACIÓN
6.
FICHA
DONNA LEON: CUESTIÓN DE FE. Traducción: Ana Mª de la Fuente. Seix Barral. Barcelona, 2010. 315 páginas.
Babelia
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