_
_
_
_
_
DALE UNA OPORTUNIDAD A ESTA BANDA / I

Freakmind, con sonido metalero, buscan su sitio en el mundo

El grupo musical madrileño reconoce que sus canciones no son para todo el mundo, su sueño es grabar un vídeo y abrirse camino en el mundo de la música

Freakmind es un grupo madrileño con sonido metalero y grandes canciones que muestran la rabia o el amor de una manera auténtica. Sin grandes oportunidades de promoción, por tocar un tipo de música que no es de grandes masas, intentan abrirse camino en el mundo de la música.

Sus canciones tienen un poco de todo. Hay bastante caña, pero también hay partes muy tranquilas y melodías que pueden enganchar. Su primer disco, Six degrees of separation, fue "duro", como ellos lo definen, estaba cantado en inglés, y cuando hicieron 42 días, el segundo, pensaban que iba a ser mucho más accesible, por ser más melódico y estar cantado en español. La reacción fue contraria. Para la mayoría de los medios es un disco mucho más difícil de promocionar, más denso, pero que gana mucho con las escuchas. Aunque reconocen que con el tiempo han madurado y hacen temas mucho más elaborados.

Sus canciones tienen un poco de todo. Hay caña, pero también partes tranquilas y melódicas
Su punto común son Tool o A perfect circle, y bandas como Chevelle, Unjust, Sevendust o 36 crazy fists
"España es un país poco preparado para grupos de nuestro estilo, no hay un circuito en condiciones"
"Sacar un disco, para un grupo como nosotros, cuesta mucho, pero merece la pena"
Más información
Oleomusic, o cómo pintar cuadros sonoros
Rosvita, surrealismo musical inclasificable
Mañana no espera a mañana
Cóctel de estilos en 'El Rancho'
El Tonto que hacía canciones para no olvidar
Medelia, ensayo y acierto

Cuatro integrantes son suficientes para hacer una música sin artificios. Alberto Llorente es el cantante y alma del grupo. Informático de profesión, se encarga de las voces y de las letras. De la parte instrumental, todos. "Javi suele traer al local líneas de guitarra, a partir de las cuales vamos metiendo la batería y el bajo y construyendo la estructura de los temas", asegura Daniel Castresana, periodista y batería del grupo. Rubén Ortiz, bajista e informático, y Javier Peláez, guitarrista y profesor de matemáticas en un instituto de Madrid, completan y dan forma a Freakmind. Todos rondan la treintena: "unos por arriba y otros por abajo".

La formación del grupo comenzó puntual. Alberto y Daniel tocaban juntos en Only For, una banda que desapareció a finales de 2001. Inmediatamente empezaron a buscar gente para formar otro grupo y poco después, ya con Javi en sus filas, montaron FreakMind.

A finales de 2002, grabaron su primera demo, que fue producida por Luis Tárrega, guitarrista de Hamlet. En 2005 salió a la luz su primer álbum, Six degrees of separation. El disco lo produjo Simón Echevarría, "un grande del metal en España, que desgraciadamente falleció un año después", comenta Daniel, el batería. En 2007, entró en el grupo Rubén y con él grabaron el año pasado 42 días, su nuevo disco, que fue producido por Carlos Santos.

Suelen ensayar en los Papi, locales míticos de Madrid, por los que han pasado todos los grandes del rock de la capital en los últimos 40 años. No se dejan intimidar por el hecho de tocar en salas legendarias de la capital como Sirocco o Barracudas. Al revés, les gusta, "son salas que tienen mucha historia, por las que han pasado grupos importantes".

Aunque suene a tópico, dicen escuchar de todo. Cada uno tiene sus propias influencias y eso se nota a la hora de componer. Les gusta desde el jazz hasta el death metal. Su punto común son Tool o A perfect circle, y un montón de conjuntos musicales de metal melódico, la mayoría estadounidenses, como Chevelle, Unjust, Sevendust o 36 crazy fists.

No están obsesionados con tener éxito. Adoran ir a su aire, marcarse su propio tiempo y su ritmo. "No somos músicos profesionales y tampoco hacemos una música que sea especialmente accesible para la mayoría de la gente. Lógicamente, nos gusta darle toda la salida posible a lo que hacemos, pero no creo que se den las condiciones para que nos llegue una gran fama y tampoco la esperamos".

Conociendo un poco más a Freakmind

Amantes de lo que hacen, es una placer hablar con ellos. Daniel Castresana concede la entrevista en nombre del grupo.

Pregunta. ¿Como fue vuestra primera actuación?

Respuesta. Fue más o menos a los seis meses de habernos formado. Tendríamos solo cinco o seis temas compuestos, no teníamos nada grabado. Tocamos en Ritmo y Compás con unos colegas, Second Silence. Fue bastante gente, lo pasamos bien. En aquella época éramos bastante más bestias, era la época de los primeros Slipknot, de Mudvayne...

P. El mejor concierto...

R. Técnicamente, los últimos son los mejores, sin duda, hemos madurado y nos centramos más en tocar mejor y menos en hacer el bruto sobre el escenario. Pero el más divertido fue uno que dimos en una rave que montaron unos colegas en un chalet en El Vellón. Había muchísima gente y estaban todos bastante desfasados. No nos conocían de nada, pero se entregaron a fondo.

P. El peor...

R. El último que dimos, en un bar de Tres Cantos. No estaba nada acondicionado para un grupo de caña y nos cortaron el sonido a mitad del concierto. Desgraciadamente, España es un país muy poco preparado para los grupos de nuestro estilo, no hay buenas salas, no hay un circuito en condiciones. No lo digo solo por bandas de nuestro nivel. No hay más que echarle un vistazo al número de fechas que los grupos de fuera hacen en España cuando giran y a las que hacen en países como Alemania, Francia o Reino unido.

P. Una anécdota graciosa...

R. Una vez me dieron para tocar el típico sillín plegable de cocina, que no se agarraba nada al suelo. Era un escenario en alto y durante una canción me caí de espaldas por detrás del escenario. Fue gracioso, primero porque no me pasó nada y segundo porque, no nos vamos a engañar, el que lo viera desde el público se tuvo que descojonar.

P. Ahora llegan las preguntas duras... ¿cuán difícil es grabar un disco?

R. Pues la verdad es que, hoy en día, grabarlo es tan difícil como reunir el dinero para pagar el estudio. Lo realmente difícil es editarlo y distribuirlo. Es decir, es difícil hacerlo a la manera tradicional, con una discográfica que lo ponga en las tiendas. Por Internet es tan fácil como comprimir, colgar y publicitarlo en todos los sitios posibles.

P. ¿Os ha costado mucho?

R. La verdad es que sí, mucho dinero, mucho tiempo y mucho trabajo. Lo mires por donde lo mires, sacar un disco, para un grupo como nosotros, cuesta mucho, pero también merece la pena, sin ninguna duda.

P. ¿Cómo fue llegar a casa con un primer disco debajo del brazo? ¿Cómo fue grabarlo?

R. Pues es una gran experiencia. Hay muchos músicos que dicen que no les gusta escuchar sus propias canciones. Yo sí que lo hago, de hecho quemo muchísimo nuestros discos, con todo lo que tienen detrás, nadie lo va a disfrutar más que nosotros mismos. El proceso de grabación también es algo increíble. Es importante estar a gusto con las personas con las que vas a trabajar. Nosotros siempre acabamos de cervezas con nuestros productores, viendo partidos de fútbol... Estás más de un mes yendo al estudio casi cada día. Vas viendo cómo crece el disco paso a paso, desde que solo hay una batería con una pista guía de guitarra y una claqueta, hasta que te sientas a escucharlo finalizado, son sensaciones indescriptibles. Además, nunca vuelves a escucharlo tan bien como en el estudio.

P. ¿Lo malo y bueno de saltar a la fama en un futuro?

R. Nunca nos ha obsesionado el ser un grupo exitoso. Nos gusta ir a nuestro aire, nos marcamos nuestro propio tiempo, nuestro ritmo. No somos músicos profesionales y tampoco hacemos una música que sea especialmente accesible para la mayoría de la gente. Lógicamente, nos gusta darle toda la salida posible a lo que hacemos, pero no creo que se den las condiciones para que nos llegue una gran fama y tampoco la esperamos.

Su sueño es tocar en algún festival. Su siguiente paso es dar conciertos todo lo que puedan y empezar a componer el siguiente disco. Entre los dos que han sacado han pasado cinco años. No tienen ninguna prisa, así que no se ponen fecha. "Cuando veamos que tenemos material suficiente y nos sintamos preparados para entrar otra vez al estudio, lo haremos", señala Dani.

Un videoclip es su tarea pendiente. Es algo que quieren hacer desde hace mucho tiempo, muchas veces han estado en contacto con gente que podía hacerlo, y al final siempre se ha quedado en nada.

El grupo musical madrileño Freakmind.
El grupo musical madrileño Freakmind.CRISTINA CASTEJÓN
Los componentes de Freakmind.
Los componentes de Freakmind.CRISTINA CASTEJÓN

Influencias para un videoclip

Hay muchos vídeos con los que se pueden sentir identificados, que están en la línea de lo que les gustaría hacer algún día. "Seguramente nunca tendremos los medios, pero los vídeos de Tool siempre nos han gustado a todos", explica Dani. Son como pequeñas historias de ciencia ficción. "El de Schism, por ejemplo, es buenísimo. Y el vídeo So close, so far de Coilbox, que fue una de las mejores bandas de metal de este país". "No tuvieron suerte, pero siempre iban un paso por delante de todos", añade.

Es un poco la idea de cómo podría ser su vídeo, combinando una historia con imágenes del grupo haciendo el cafre, que nunca queda mal. "Y como mezcla de los dos anteriores y homenaje a nuestros orígenes, el mítico vídeoclip de Freak on a leash, de Korn.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_