James Cameron se olvida de la bomba atómica
El realizador, obligado a desestimar su próximo proyecto: una película sobre los supervivientes de Hiroshima
The Last Train from Hiroshima: The survivors look back llegaba a las librerías hace tan solo unas semanas y con una tirada de 18.000 ejemplares. Su autor, Charles Pellegrino, contaba a lo largo de las 384 páginas del mismo la historia tras el lanzamiento de la primera bomba atómica y lo hacía combinando los testimonios de aviadores americanos y supervivientes.
Todo parecían ser buenas noticias para el autor, incluyendo la compra por parte del realizador James Cameron (Titanic, Avatar), de una opción para hacerse con los derechos de la adaptación cinematográfica. Sin embargo en los últimos tres días todo se ha ido al garete: en primer lugar se descubrió (lo reveló el propio Pellegrino) que uno de los entrevistados, que afirmaba haber viajado en el Necessary Evil -el avión que documentó el lanzamiento de la bomba por parte de otro aeroplano, el Enola Gay- no había estado allí. Aun así, el hecho fue considerado un gaje del oficio y se arregló con una nota de disculpa y la promesa del escritor de que el "impostor" sería eliminado de futuras ediciones de la obra.
Ahora bien lo sucedido el viernes, cuando empezó a dudarse de que dos de los personajes centrales del libro ni siquiera hubieran existido, obligó a la editorial (Henry Holt and Company) a emitir un comunicado en el que anunciaba su intención de retirar el libro de circulación. Así, en la nota de la compañía puede leerse "el señor Pellegrino tiene una larga trayectoria en el mundo editorial y estamos orgullosos de haber publicado su historia de un evento tan importante. Pero sin la seguridad de no poder apoyar su trabajo en su totalidad no podemos seguir vendiendo este producto a nuestros clientes".
Sigue sin conocerse la reacción del autor ante lo sucedido pero lo que se ha convertido en la comidilla de Hollywood es cómo va a afectar esto al proyecto de Cameron. El productor habitual de éste, Jon Landau, confirmaba hace unos días en Barcelona que Nagasaki Deadline (que era como iba a titularse el filme) era "prioritario" para el realizador y probablemente el primero de su lista de futuribles después del exitazo de Avatar.
Ahora, desvanecida la película, parece que la posibilidad de que la secuela del filme más taquillero de todos los tiempos ocupe su lugar es más real con cada minuto que pasa. Otros analistas especulan con el monumental enfado de Cameron, que había pasado los últimos seis meses yendo y viniendo de Japón para preparar el proyecto y que ahora debe resignarse a perderlo viendo como su principal fuente de información ha resultado ser menos fidedigna de lo esperado. Un golpe duro para un hombre poderoso, poco acostumbrado a los reveses.
El único que podría estar contento por lo sucedido sería Rupert Murdoch, propietario de 20th Century Fox, el estudio que produjo Avatar, que ve como se despeja el camino hacía su sueño más recurrente: Avatar 2. Y por una vez, ni siquiera ha tenido que mover ninguno de sus poderosos dedos.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.