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Figuras de marfil, altares y flechas, en el dolmen de Montelirio

"Es la mayor colección de figuras zoomorfas de la península", asegura el arqueólogo

"Es la mayor colección de figuras zoomorfas de la península", asegura el arqueólogo Vicente Aycart, coordinador de las excavaciones en el dolmen de Montelirio, declarado Bien de Interés Cultural, en Castilleja de Guzmán (Sevilla). Su equipo ha sacado a la superficie un conjunto de 17 figuras zoomorfas y de marfil, dos altares circulares y 114 puntas de flecha.

"También acabamos de descubrir que las pruebas de Carbono 14 practicadas a dos de los cadáveres de mujer hallados en la primera fase de estudio del dolmen, que fue en 2007, han elevado la antigüedad de los restos al periodo comprendido entre el 2800 y el 2900 antes de Cristo", asegura. "Además es la primera datación que tenemos con fiabilidad y con valor absoluto de esta zona", detalla.

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Entre las figuras que han encontrado en esta segunda fase de estudio, que comenzó en julio, hay diez figuras zoomorfas que representan cerdos, una en forma de ave, objetos de marfil que representan bellotas y un otra aún indefinida. El arqueólogo intuye que estas figuras representan la riqueza de producción que había en la época. "Esta zona debió ser una gran dehesa". Y añade: "Las figuras están en una segunda cámara en la que creemos hay un único individuo varón, que sería como un jefe. Por eso deben de ser simbólicas o de un ritual", considera Aycart.

En la primera cámara fue donde hallaron en 2007 cuerpos de 10 mujeres con edades comprendidas entre los 16 y los 35 años. "Podría ser un sacrificio ritual, o incluso el harén de varón de la segunda cámara", dice. Todavía quedan por contrastar los datos de otros seis cuerpos, "que probablemente también sean femeninos". En esa cámara también encontraron 4.000 cuentas de collar y otros restos de ajuar entre los que figuraban piezas de ámbar

En el corredor del dolmen, los arqueólogos han descubierto dos altares con puntas de flecha y cenizas. "Hemos hallado 114 puntas de flechas que debieron de ser de una ofrenda", explica Aycart.

A este equipo, en el que también trabaja José Luis Escacena y dirige Álvaro Fernández, se le suman otros arqueólogos técnicos, asesores de universidades y científicos que todavía tienen que seguir estudiando las cámaras del dolmen en busca de más vestigios históricos.

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