Azcona alquila 'El pisito' a Pedro Olea
Pepe Viyuela, Asunción Balaguer y Teté Delgado interpretan la versión teatral del clásico español
El pisito, película de Marco Ferreri con guión de Rafael Azcona supuso para el mundo de la cultura en la España de finales de los años cincuenta una alegría que llevarse al cuerpo. Era un retrato certero e irónico de cómo era la verdadera cotidianidad de la población urbana sencilla que vivía en situación harto precaria.
Como se ha hecho con alguna que otra película emblemática de ese escaso cine español luminoso, El pisito también salta a los escenarios teatrales de la mano del director Pedro Olea, hombre fundamental del cine español, también ligado al teatro en alguna que otra ocasión. Mañana, este montaje que cuenta al frente del reparto con Pepe Viyuela, Asunción Balaguer y Teté Delgado, se estrena en Palacio de Festivales de Santander (sólo días 26 y 27), y a partir del día 5 de septiembre en el Teatro Marquina de Madrid.
El proyecto es un empeño personal de Juanjo Seoane, hombre reconocido en el mundo teatral que quiere celebrar con este título su montaje número cien como productor. Aunque también ha ejercido muchas veces, al igual que esta, de adaptador. De hecho se ha encargado de la versión junto con Bernardo Sánchez, quien llegó a hablar con Azcona, antes de que este falleciera en marzo del año pasado, de este proyecto por el que se sintió muy interesado e ilusionado el que quizá sea el guionista más importante del cine español de las últimas décadas, al que dejó más de 80 películas.
Seoane, que durante años ha firmado sus textos bajo el seudónimo de Juan Altamira, en esta ocasión "da la cara" en su hasta ahora escondido oficio. Para el montaje escénico se ha partido de una cuarta versión de El pisito, ya que la primera fue un libro que surgió bajo la censura franquista. Luego Ferreri quiso enmarcar la historia dentro de un neorrealismo más moderno y ahí estuvo la segunda versión en forma de guión. Hace no muchos años se reeditó y Azcona aprovechó para incluir cosas que la censura no le dejó poner en su momento y también añadió cosas que sólo estaban en la película. "Y aquí estamos con la cuarta, sobre la que Azcona habló con Bernardo y en la que se aleja del neorrealismo para acercarse a lo que es la novela, un sainete negro bastante esperpéntico, que al tiempo que es muy divertido es realmente tremendo... e incluso perfectamente vigente por el problema que hoy hay con los pisos", señala Olea quien deja claro que en su montaje no se ha actualizado nada, "entre otras cosas porque ahora sería imposible que una pareja llevara catorce años de noviazgo sin haber tenido relaciones sexuales".
Porque la historia que se relata es la de Rodolfo y Petrita, que en la pantalla fueron José Luis López Vázquez y Mari Carrillo, que no hay manera de que se puedan casar por que no tienen forma de hacerse con un piso, por lo que Petrita, desesperada, propone que su novio se case con Doña Martina, una ancianita que aborda Asunción Balaguer, que a su vez es la patrona de Rodolfo.
Olea cuenta con unos decorados de Wolfgang Burmann que pretenden ser un homenaje a la estética de La Codorniz y su entorno, vestuario de Javier Artiñano, iluminación de Juan Gómez-Cornejo y con otros actores como María Felices, Rafael Núñez, Manuel Millán, José María Álvarez y Jorge Merino.
Pepe Viyuela, que recientemente ha descubierto que es primo más o menos lejano de Azcona, habla de su personaje y le defiende aclarando que su Rodolfo "es un hombre normal viviendo unas circunstancias trágicas lo que le convierte en anormal".
La historia nace de un hecho real que ocurrió en Barcelona y que llegó a salir en los periódicos. "A todos las circunstancias adversas nos pueden llegar a afectar terriblemente, todos tenemos algo que hacer en nuestras vidas y en la de él todo se ve truncado", dice mientras añade su compañero de reparto, Rafael Núñez, que hace el papel de Dimas: "En una situación límite todos podemos convertirnos en unas verdaderas alimañas y, para aprovecharnos de un piso o de una situación, no nos importa provocar lo que sea, como aquí que se empuja para provocar la muerte de doña Martina".
Asunción Balaguer también defiende a la joven pareja creada por Azcona: "No tener un sitio donde poder cobijarte es tremendo y esa época la he vivido porque muchos vivían realquilados, en mi casa hubo gente que vivieron después de que les echaran de la pensión", apunta esta veterana del cien y el teatro español, que confiesa estar feliz con este personaje: "Es maravilloso y tengo la edad apropiada, aunque debo envejecerme un poco porque estoy muy ágil y si me muestro tal cual, parece que llevo a doña Martina a las olimpiadas", , que me dure.
Por su parte Teté Delgado, se encuentra encantada con este trabajo: "Me gustan mucho las comedias que sales de ellas y no sólo tienes ganas de reír o tomar unas cañas; aquí se hace reflexionar y pensar acerca de personas que son supervivientes que no se pueden permitir la solidaridad; como Petrita que no se puede permitir ser solidaria con nadie; habría que preguntarse quién es el malo, el que provoca el daño o el que se deja llevar" sostiene la actriz.
Para los jóvenes que no vieron la película en su momento, y para los que sí la vieron, Olea señala que los espectadores no van a ver aquel filme, "sino una historia parecida y un espejo retroactivo y retrovisor de cómo funcionaba el franquismo en una época, es un montaje que tiene mucho que ver con el flash back, depende la edad y se pueden ver cosas que la gente podía llegar a hacer bajo una dictadura y con la iglesia encima mandando mucho, es un espejo tremendo de lo que ha sido este país, y desde el punto de vista de la comedia del humor, por lo que uno sale preguntándose de qué me he estado riendo", apunta el director que define el montaje rememorando a Azcona: "Es una tragicomedia de amor e inquilinato, de aquella época siniestra que conocieron".
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