José Tomás asume el mayor compromiso de su carrera
Más de 3.000 euros por una entrada en Barcelona, donde se enfrenta a seis toros esta tarde
El mismo día que salieron a la venta la entradas, se agotaron las 19.000 localidades que afora la plaza en menos de una hora. Desde el pasado 13 de abril la reventa, sobre todo en internet ha hecho su agosto. De manera legal, es decir, venta autorizada de entradas con recargo se han pagado 3.351 euros. La locura hay que atribuírsela a Manuel Romero, un aficionado de Texas, que tendrá un tendido bajo de sombra este domingo en la Monumental de Barcelona, una plaza teóricamente escasa de afición pero volcada con este personalísimo torero. El sábabo por la noche varias personas hicieron cola para tratar de conseguir entradas.
A muchos les extrañan estos excesos, a la legión de seguidores del diestro de Galapagar les parece de lo más natural dejarse los ahorros. Antiguamente se relataban historias de abuelos que vendieron el colchón por ver en directo a Joselito el Gallo o Juan Belmonte a principios del siglo XX. En el siglo XXI se repite la historia con el último torero capaz de desplazar a la afición y, no solo eso, también de despertar interés por los toros en aquellos que nunca se habían planteado asistir a una corrida. Los detractores de José Tomás, que también los hay, lo acusan de ser como El Cordobés por traer nuevo público a la plaza, de escaso sentido crítico, entusiasta y más cercano a lo que se entiende por un fan que a un aficionado a los toros. Estos mismos detractores, dejando al margen la heterodoxia del torero de la posguerra, sostienen que cuando la figura se retire de los ruedos, sucederá lo mismo en el tendido.
¿Afición o negocio? |
En algo más también se parecen los dos toreros; mandan en el mundo del toro. José Tomás escoge plaza, toros y compañeros de cartel a placer. En el mundo del fútbol no se entendería una liga sin un enfrentamiento entre Real Madrid y Barcelona. Sin embargo, el torero que más cobra del escalafón no ha pisado Las Ventas esta temporada por desavenencias económicas con los gestores de la plaza. En la temporada 2008 hizo la gesta de cortar siete orejas en solo dos tardes. Inédito, insuperable, pero razón insuficiente para pedir más de 400.000 euros por volver a la cátedra del toreo.
En lugares como Bilbao o Sevilla, la necesidad de torear sin cámaras que televisen la corrida ha sido la excusa para no hacer el paseíllo. Y así con todas las plazas que exigen un compromiso en la presentación de los toros.
Este domingo, los seis astados pertenecen a las ganaderías de Núñez del Cuvillo, Victoriano del Río y El Pilar, sus predilectas. Para asegurar que al menos seis toros son aprobados por los veterinarios se han enviado hasta 13 astados. Doce han pasado el reconocimiento veterinario.
Una relación especial
Desde los comienzos de la carrera de José Tomás, a mediados de los noventa, Barcelona se convirtió en su plaza talismán. Allí tuvo sus primeros triunfos sonados y sembró una afición en ambiente hostil.
Tras su retirada en septiembre de 2002, la figura decidió volver en Barcelona el 17 de junio de 2007. Era su manera de agradecer el cariño de la afición catalana. En su última actuación en ciudad condal, el diestro de Galapagar obtuvo los máximos trofeos, simbólicos, de Idílico, toro de Núñez del Cuvillo, que fue premiado con el indulto de su vida.
Este domingo asume el mayor reto de su carrera pero no cobrará un solo euro. Al menos no irá a su bolsillo, sino a una fundación con su nombre para promocionar la cultura.
Babelia
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