_
_
_
_
Reportaje:José Tomás en la Monumental

La Cataluña taurina existe

El diestro de Galapagar da impulso a la fiesta - Decenas de pueblos siguen con celebraciones de toros - Olot tiene la segunda plaza más antigua de España

Hará cosa de un mes, en la fiesta mayor de Santpedor (Bages), durante el fin de semana hubo tres sueltas de reses bravas. Como cada año. El viernes que viene y hasta el 19 de julio, los vecinos de Santa Bàrbara (Montsià) tendrán cada día, excepto el domingo 12, un acto con astados: ya sean tardes de vaquillas, toros embolados o bous capllaçats. Algunos días coincidirán con las fiestas de Jesús (al lado de Tortosa), en cuya plaza del 14 al 18 de julio habrá toros de la "prestigiosa ganadería de Pere Fumadó, Lo Charnego", según reza en la propaganda.

¿Es conocido a que en Cataluña hay cuatro ganaderías taurinas? ¿Y que la Monumental no es la única plaza de Cataluña, sino que también hay cosos fijos en Tarragona y en Olot? ¿Que en decenas de pueblos de Cataluña, más allá de Cardona, no faltan en sus fiestas mayores encierros y corridas, los populares correbous? ¿Es Cataluña antitaurina?

Más información
José Tomás asume el mayor compromiso de su carrera

Este dilema hamletiano parece atormentar a algunos catalanes al coincidir esta tarde el histórico encierro de José Tomás con seis toros en la Monumental de Barcelona, su plaza talismán, lo que sin duda constituye el acontecimiento taurino del año, con la entrada en el Parlament de una iniciativa legislativa popular (ILP) para prohibir los toros en Cataluña. La plataforma Prou! presentó en la Cámara 180.000 firmas. El diestro de Galapagar (Madrid) agotó las entradas, 19.000 localidades, en sólo 50 minutos, y en Internet la reventa alcanza los 3.000 euros.

"Los diputados no pueden hacer oídos sordos a lo que opinan la mayoría de los catalanes", afirmó Jennifer Berengueras, miembro de la promotora. ¿Es ésa la voluntad del pueblo? Que se lo pregunten a los habitantes de Cardona (Bages), que mató su último toro en 1990, en cumplimiento de la ley de protección de los animales que sólo permite corridas con muerte en las plazas fijas, pero que sigue manteniendo el correbou en su ADN. La disyuntiva es tal que el PSC y CiU sopesan dar libertad de voto a sus diputados en la propuesta, porque en ambas bancadas hay partidarios de las actividades taurinas.

Pese a que taurinos tan renombrados y autorizados como Rosa Gil, dueña de Casa Leopoldo, mantienen: "A la fiesta no hace falta que la maten porque se muere sola", nadie -ni ella- mínimamente informado pone en duda que se trata de una afición de gran arraigo, también en Cataluña, mal que les pese a algunos. Gil recuerda que Barcelona, pese a haber sido declarada ciudad antitaurina por el Ayuntamiento hace cinco años, llegó a ser la capital taurina del mundo, parafraseando a Salvador Boix, crítico taurino y hoy apoderado de José Tomás (véase EL PAÍS del 5 de abril de 2004). Entre 1914 y 1923 funcionaban a pleno rendimiento tres plazas de primera categoría -la Monumental, las Arenas y el Torín, en la Barceloneta, derribada-, hasta que el turismo y El Cordobés cambiaron el mundo de la tauromaquia, en Barcelona y en todas partes: la decadencia a la que alude la restauradora.

Así es que no hay que confundir las cosas ni limitar el debate a la capital catalana. La Diputación de Tarragona, controlada por CiU, está renovando la plaza de toros de la ciudad, con aforo para 8.000 personas, con una inversión de 24 millones de euros. Y en Olot (Garrotxa), que puede presumir de tener el segundo coso taurino más antiguo de España, construido a mediados del siglo XIX, los propietarios de la plaza están en pugna judicial con el Ayuntamiento, que está incumpliendo el acuerdo sobre el uso público de la instalación a cambio de mantener festejos taurinos.

Las últimas plazas que se echaron al suelo en Cataluña fueron las de Lloret (Selva) y Girona, derribadas en 2006 y 2005, respectivamente. El coso de Figueres (Alt Empordà) sufre la misma suerte que la plaza de las Arenas: transformación en un centro lúdico-comercial, sólo se salva la fachada.

La afición a la tauromaquia se extiende por todo el territorio, como lo demuestran las numerosísimas localidades, de norte a sur, que programan actos con reses bravas desde tiempos inmemoriales como parte de la cultura catalana, que es en realidad mediterránea. Cardona, Santpedor, Santa Bàrbara y Jesús son sólo cuatro ejemplos. Hay también festejos en Alcanar y Amposta (Montsià), Roquetes y L'Ampolla (Baix Ebre). Y en Roses (Alt Empordà), Torroella de Montgrí (Baix Empordà), Vidreres (Selva), Badalona (Barcelonès) y Vilanova i la Geltrú (Garraf). Basta con echar un vistazo a la web bouscatalunya.forogeneral.es.

Los festejos tienen especial arraigo en Tarragona y las tierras del Ebro, donde hay tres ganaderías. Sí, sí, con toros bravos, con encastes Domecq. Dos en Alfara de Carles, las de José Mur y Rogelio Martí, y la tercera en Ports de Beseit, la de Lo Charnego, como le gusta que le llamen a Pere Fumadó, aseguran quienes lo conocen bien.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_