_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un montaje de amarras

¡Qué brillante texto, el de Bernard Shaw! ¡Qué mezcla tan exquisita de tragedia, comedia y farsa; de solidez, diletantismo e ingenio; de Shakespeare, Chéjov y Wilde! ¡Qué personajes tan maravillosos! Empezando por el Capitán Shotover, un Lear delirante y delicioso del que se enamora, y cómo la entendemos, la joven y romántica Ellie Dunn; o sus dos hijas, Hesione y Ariadne, a cual más bella y fascinante, capaces de hacer que los hombres amen y lloren por igual; o Hector, el marido de Hesione y eterno seductor de bigote mosquetero; o Manzini Dunn, el idealista y humilde padre de Ellie; o Randall y Mangan, los llorones títeres que se suman a la insólita velada que precede al estallido de la I Guerra Mundial. La casa del título, Heartbreak house (1919), es, como indica el propio autor en el prefacio de la obra, "la Europa de la cultura y del ocio antes de la guerra". Y la pieza, "una fantasía a la manera rusa sobre temas ingleses". Una casa caja de sorpresas, vamos.

Josep Maria Mestres nos sirve esta casa "absurda, agonizante y extrañamente feliz" en forma de barco, como marcan las acotaciones (impresionante el interior de la popa que reconstruye el escenógrafo Alfons Flores); a sus habitantes y visitantes, ricamente ataviados (espectaculares los trajes y vestidos de María Araujo), y dota al conjunto de esa estupenda ambivalencia que envuelve el texto y que bascula entre lo grotesco y lo profundo. ¡Qué buen trabajo, el de todo el equipo! Sugerente la música con la que da inicio cada acto, sutil la iluminación con la que resplandecen los intérpretes y magnífico el papel de todos ellos. Pep Cruz, envejecido y con los pies a rastras mientras su alma tira de él, da vida al Capitán Shotover y rienda suelta a la complejidad de tan singular personaje; Carme Elias y Sílvia Bel, madre e hija respectivamente en el montaje de Mestres El ventall de Lady Windermere, aquí ya son hermanas, para eso sirven las apariencias aunque engañen, la primera como la elegante, distendida y sobrada Hesione; la segunda como la no menos elegante y sobrada, incluso altiva Ariadne; Abel Folk es Hector con toda su desfachatez y encanto; Artur Trias es un convincente Manzini Dunn; Anna Ycobalzeta es su hija Ellie, dulce pájaro de juventud; Santi Ricart borda al endeble Randall, y Pep Anton Muñoz está francamente gracioso como el ridículo Mangan.

El montaje es largo, se sale a las tres horas y media, pero lo más pesado son los entreactos, porque una vez que vuelve a subir el telón, el ritmo y quién sabe si la fuerza centrífuga del torbellino que desata el barco en su interior, o el magnetismo de su casco, o qué, arrastra también al espectador. En serio.

La casa dels cors trencats

De Bernard Shaw. Traducción: Joan Sellent. Dirección: Josep Maria Mestres. Intérpretes: Carme Fortuny, Anna Ycobalzeta, Pep Cruz, Sílvia Bel, Carme Elias, Artur Trias, Abel Folk, Pep Anton Muñoz, Santi Ricart, Carles Sales. Escenografía: Alfons Flores. Vestuario: Maria Araujo. Iluminación: Ignasi Camprodon. Sonido: Juan Manuel Galiano.

Teatre Nacional de Catalunya, Sala Gran. Barcelona, 13 de mayo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_