La coleccionista de sueños

Lorena Allas (Madrid, 1959) no imaginaba a los cinco años, frente a un cuadro de Joan Miró, que la pintura acabaría siendo una necesidad vital y la comunicación una constante en su obra y en su vida. A partir de ahí lo tuvo claro y le ha sacado jugo a todo: los años en Bellas Artes, su influencia informalista, exposiciones y viajes (Italia, Alemania, Suiza, Emiratos Árabes, EE UU...), la escritura (que ofrece pistas reveladoras para entender su obra), su fascinación por Antoni Tapiès... Pero, sobre todo, ha exprimido su capacidad para transmitir emociones.

Sus obras hablan del miedo, el amor, la seducción, temas universales y a la vez íntimos, como lo reflejan los trazos de sus óleos. "Todas las experiencias de la vida tienen un poso importante y esas experiencias tienen unos sentimientos y pensamientos asociados que nos configuran el momento presente: somos lo que somos gracias a todo lo vivido anteriormente", invoca Lorena Allas, como si se tratase de un mantra, a la vez que se presenta como una coleccionista de sueños, porque "abordo los que son míos y otros [sueños] que los he hecho míos, pero que son de los demás".

Sentada en su estudio, entre pigmentos y pinceles, la artista madrileña desgrana las claves de su trabajo y los cuatro ejes de su obra: la Mirada secreta, donde profundiza en las distintas formas de ver las cosas; El mirlo y la esclava, un cuento sobre la seducción; Agua, sobre la ingravidez y la sensación bucólica de la vida, y Paraísos, donde investiga sobre cómo influyen en la personas las experiencias vividas.

Ahora, Lorena Allas vive un momento artístico dulce, reposado. Muestra de ello es la exposición Miradas, que tiene lugar hasta el 25 de mayo en la galería Ar+51 de Toledo. "Trato de hacer un discurso nuevo abordando los mismos temas que giran en torno a mi obra, pero desde una mirada diferente. Nada es lo que parece".

En esta nueva etapa experimental, la pintora y escultora habla de la atracción ante un lienzo en blanco y de los nervios previos a una nueva exposición. Allas revela la importancia de la investigación y la interiorizacíon como herramientas imprescindibles para crear su obra. "Tengo que tener claro lo que quiero contar y una vez que sé desde dónde abordarlo, entonces me meto, medito y busco un registro interno para contar lo que quiero. Primero siempre va la idea y luego defino las emociones que acompañan al concepto (miedo, amor...) que quiero plasmar". Y añade que esta inmersión le permite crecer como persona, estar atenta a esas inquietudes "universales", y lo más importante, sentirse viva. "Este mundo es muy bonito; no hay nada que me haga sentir mejor que ese momento en el que estás eclosionando la creación y me abstraigo totalmente. No hay nada igual. No duermes, no comes...".

A la pregunta de cómo afronta una artista la crisis económica, Lorena Allas explica que se nota en las ventas, pero que el mercado ya estaba algo ausente antes de la crisis. "Me gustaría que hubiese más ayudas y que hubiera más espacio para el arte plástico en los medios. Lo importante para el artista es trabajar, porque necesita contar. Lo demás viene por añadidura. Cuanto más trabajas y más constante eres, las cosas van saliendo". En el caso de Lorena Allas, formar parte de un grupo de artistas conducidos por la galería Rina Bowen de Madrid da seguridad. "Como artista me siento arropada. Rina es una galerista que entiende al artista, que le ayuda, y eso es muy importante". Sobre todo, en tiempos de incertidumbre.

Y vuelve a salir Tapiès en la conversación. "Es mi referente, me fascina. Como dijo el pintor catalán en una ocasión: 'Mi pintura es fundamentalmente realista', en el sentido de la profundidad de lo que tú quieres contar, no en el trazo que has utilizado para contarlo".