Detenido el 'Bernie Madoff' del comercio de arte
El galerista Lawrence Salander está acusado de fraude y falsificación y de robar 65 millones de euros a inversores
Era uno de los comerciantes de arte más prestigiosos de Nueva York. Tenía un domicilio de seis pisos en el prohibitivo Upper East Side, disponía de jet privado y contaba con una galería de arte a la que una reputada revista calificó como la mejor del mundo en 2003. Pero las cuentas no le salen. Lawrence Salander, de 59 años y especializado en el arte del Renacimiento, fue detenido ayer en su casa de 260 metros cuadrados, al norte del Estado de Nueva York, acusado de robar 88 millones de dólares (65 millones de euros) a inversores y propietarios de arte, y se le imputan falsificación y fraude, entre un centenar de cargos, según informa el rotativo británico The Guardian. Entre sus víctimas figuran el tenista John McEnroe y actor Robert de Niro. Se enfrenta a una pena de 25 años en prisión si es declarado culpable de hurto a gran escala.
Salander ya ha sido bautizado como el Bernie Maddof del mundo del arte. Y su sistema negocio ha sido comparado con el esquema de Ponzi, que consiste tomar el dinero de nuevos inversores para pagar beneficios a los antiguos. Un sistema fraudulento con el que Madoff estafó 50.000 millones de dólares (37.470 millones de euros). El comerciante Salander operaba en dos vías: en una, vendía obras de arte de las que no era propietario y luego se embolsaba el dinero; en la otra, convencía a varios inversores para que le entregaran millones en operaciones fraudulentas, según consta en el comunicado de la oficina del fiscal del distrito de Manhattan, Robert Morgenthau. Se trata de una elaborada estafa que Salander ha mantenido durante 13 años.
En la venta de arte, Salander también tomaba obras de artistas vivos o muertos y los vendía por debajo de los precios autorizados por sus propietarios. Incluso algunas piezas se vendían sin el conocimiento ni la autorización de los propios artistas o de sus herederos. Es lo que le ha sucedido a Robert de Niro. El actor ha demandado a Salander por haber comerciado con 12 pinturas de su padre, el difunto artista Robert de Niro padre.
El fraude a los inversores abarca millones de dólares. Se sospecha que Salander les invitaba a participar en compras de obras de arte con la promesa de unos cuantiosos beneficios. Pero luego se descubría que él no era el propietario de las obras que ofrecía o que falseaba las condiciones de sus representados. Una trampa en la que ha caído, entre otros, el ex tenista John McEnroe, que ha demandado al galerista. McEnroe sostiene que entregó a Salander 162.500 dólares (121.600 euros) a cambio de la promesa de que doblaría la inversión.
Tras la detención, el juez del Tribunal Supremo estatal, en Manhattan, ha fijado una fianza de un millón de dólares. El galerista se ha declarado no culpable, según su abogado. Salander se efrenta a una pena de 25 años de prisión si es declarado culpable de robo a gran escala
Un galerista hecho a sí mismo
Salander contaba con una reputación de 40 años en el mercado del coleccionismo de arte. Establecido con una tienda en el barrio neoyorquino del Greenwich Village en 1969, el galerista fue ganándose el prestigio hasta que en 2005, su comercio, Salander-O'Reilly Galleries, ocupaba unas amplias dependencias en la calle 71 Este, en pleno Upper East Side, una de las zonas más adineradas de Manhattan. El alquiler: dos millones de dólares (1.500.000 euros) al año. Salander convirtió su nombre en sinónimo de arte bueno y variado. Su catálogo abarcaba desde la pintura del Renacimiento y John Constable hasta artistas contemporáneos como el desaparecido Robert de Niro padre, Stuart Davis, Ralston Crawford y Elie Nadelman.
Las exposiciones que organizaba tenían un nivel museístico. De hecho, estaba preparando su muestra 580, Masterpieces of Art: Five Centuries of Paintings & Sculpture, el pasado octubre, cuando un juez de Nueva York ordenó el cierre de la galería después de que ésta recibiera un número creciente de demandas de coleccionistas e inversores. El galerista alegó entonces: las demandas las están interponiendo "amigos míos o gente a la que consideraba amigos, a todos los cuales he pagado la obras que he vendido para ellos". Sólo un mes después, Salander se declaró en quiebra.
Su estafa, añade el comunicado del fiscal, le permitió sostener "un estilo de vida extravagante", que incluía un jet privado para volar a Europa, una "fastuosa fiesta" que organizó para su mujer en el recinto de la Frick Collection, en Maniatan, además de un domicilio de seis plantas en el Upper East Side y una casa de 260 metros cuadrados al norte del Estado de Nueva York.
Babelia
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