La momias peruanas acompañan a Oetzi en la eternidad
Una muestra reúne cuerpos embalsamados de Latinoamérica junto al milenario 'Hombre de hielo', en la ciudad alpina de Bolzano
Varias momias latinoamericanas, entre ellas una perteneciente a la cultura peruana Chancay, acompañan desde hoy a Oetzi, el milenario hombre de los hielos, en una exposición en el Museo Arqueológico del Alto Adigio italiano que ilustra esta práctica de conservción de seres humanos para la eternidad. Más de 60 cuerpos momificados, entre ellos algunos de animales, componen la exposición titulada: Momias. Sueño de vida eterna, que acoge hasta el próximo 25 de octubre el museo de la localidad norteña de Bolzano y cuyo comisario, Andreas Putzer, define como un trabajo "decente" sobre la muerte.
"Hay alrededor de unas ocho momias latinoamericanas. Casi todas son mujeres, hay algún niño y también un hombre. Estas momias fueron ya llevadas a Europa en el siglo XIX. Por eso se sabe muy poco de su lugar de procedencia exacto y de la cultura a la que pertenecen", afirmó Putzer. "Hay una momia que sí se sabe a la cultura que perteneció. Es de la cultura Chancay, que vivía en los alrededores de Lima, en Perú. Esto se sabe porque se trata de una mujer que tenía los pies cruzados y ésta era una cultura que solía sepultar a las mujeres con los pies cruzados", añade. El experto antropólogo comenta que el hecho de que la mujer peruana fuera momificada con algunos ropajes ha facilitado su identificación como miembro de la cultura de los chancay, que se desarrolló del 1.200 al 1.470 d.C. entre los valles de la costa central de Perú.
Pero además de las momias latinoamericanas, hay cuerpos momificados provenientes de otras regiones del planeta, como Asia, Africa y Europa, aunque sobre todos ellos destaca el huésped más conocido del Museo Arqueolgico del Alto Adigio, Oetzi, quien con más de 5.000 años a sus espaldas ha mostrado recientemente sus tatuajes en una maratoniana sesión fotográfica. "Oetzi es el peso principal de esta exposición porque él siempre esta expuesto en el museo y no es posible moverlo", explica el comisario de la muestra sobre esta momia de hielo que fue encontrada en 1991 en los Alpes y que no se puede mover del centro de Bolzano por sus complicadas condiciones de conservación.
Como apunta Putzer, en la exposición se podrán ver también los más de cincuenta tatuajes que la momia exhibe ya en Internet gracias a un proyecto científico que le ha hecho ser fotografiado con todo detalle durante cuarenta y ocho horas y a condiciones de temperatura y humedad muy precisas. "En todas las salas en las que están las momias hay una humedad del 50 al 60 por ciento. Las vitrinas en las que están estas momias están cerradas, no entra aire y por eso no hay cambios de temperatura ni de humedad", indica el comisario de la exposición.
En total, 1.200 metros cuadrados albergan esta muestra sobre la conseración de los seres vivos para la eternidad, en la que han colaborado 27 museos europeos y que exhibe también 150 objetos arqueológicos relacionados con la momificación, así como doce instalaciones audiovisuales con una clara intención didáctica. La exposición se desarrolla en colaboración con el museo alemán Reiss-ngelhorn de la ciudad de Mannheim, donde en 2004 con motivo de unos trabajos de reestructuración se encontraron una veintena de momias que antes no habían sido expuestas y que originaron esta exposición.
De hecho, el museo alemán ya organizó una exposición parecida pero que no pudo contar con la presencia de Oetzi, la mayor momia natural no embalsamada de Europa, porque no puede salir del centro italiano, lo que ha motivado que todas las momias hayan viajado ahora a Bolzano. "Exponemos desde hace años una momia y ya esa momia es presentada al público de manera muy decente. Con todas estas momias hemos hecho el mismo trabajo. En esta exposición hablamos además de la muerte y de la ética", dice Putzer. Otra cosa será que, a pesar de esa decencia en la presentación de las momias, el público no pueda escapar a la sensación de que si es de esa forma, no quiere conservarse para la eternidad.
Babelia
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