"Si dicen mi nombre, quiero que realmente me sorprenda. Y si no, disfrutaré de la noche"

Pocas personas lucen tanta profesionalidad en su trabajo como Penélope Cruz. Un par de horas después de los Independent Spirit, la madrileña, aún con el vestido de la gala puesto, atendió a la prensa española e hispanohablante de Estados Unidos para analizar sus posibilidades en los Oscar de hoy domingo. "Aunque tengo alguna posibilidad más que hace dos años con Volver, sigo con la misma actitud. Es decir, si dicen mi nombre quiero que realmente me sorprenda. Y si no, no quiero estar triste, sino disfrutar de la noche y así cerrar esta aventura de meses de promoción y campaña. Ha sido todo muy intenso y habrá que celebrarlo pase lo que pase".

Así arrancó sus respuestas. Cruz, a la que esperaban sus hermanos, su madre, y amigos como Goya Toledo o Luis Alegre, se mostró prudente, muy reflexiva con su sitio en el mundo, con cómo llevar este momento y esquiva, que no cortante, con las preguntas más frívolas. ¿Has escogido vestido? "Aún no". ¿Nombre del diseñador? Silencio. ¿No te da pena que Javier Bardem no te entregue el premio? "Está rodando en Barcelona. Tiene que rodar, eso es así, y ya lo habéis leído en el comunicado". ¿Posibles celebraciones? Aquí ya se soltó: "Donde haya cerveza y media, que es lo máximo que beberé, tendré fiesta". Y del futuro, esperó trabajar con Lars von Trier (soltó muy rápido su nombre) y después siguió con la lista de los deseados: "Scorsese... y no únicamente extranjeros. Julio Medem, Fernando León...".

Para Cruz toda su carrera es un camino, en la que cuentan todos los resultados, buenos y malos. "Hasta aquí he llegado por Woody Allen, pero por supuesto Pedro Almodóvar, Trueba, Bigas Luna, que me dio la primera oportunidad, Sergio Castellito también fue muy importante para mí, Cameron Crowe... Hay muchos y mucha gente que han apostado por mí. Los del principio por jugársela por mí y los siguientes por imaginarme en personajes que en los que otros no veían".

Pero Allen le ha lanzado a la casi segura estatuilla, el neoyorquino tiene mucha mano para colocar a sus intérpretes en las candidaturas a los Oscar. "Es muy preciso. En minuto y medio me contrató. Sabe lo que necesita de ti y te da confianza. No ensaya, pero si algo o le gusta es claro y peleón. Woody es honesto, de pocas palabras. Yo le llamo de vez en cuando para darle las gracias, porque María Elena me ha dado muchas alegrías". A Hollywood no quiso definirlo como machista, ante el diferente rasero que tiene para actrices y actores en su proceso de envejecimiento, pero sí que conoce el fenómeno. "Lo mejor es ignorar esa teoría. Mi intuición me dice: 'No entres en esa conversación'. Pero es real que existe, sobre todo en la industria americana, esa diferencia". Aseguró que aún quedan María Elenas, y no sólo en España -"Woody me decía que él conocía varias, con tanta seguridad... Le agradezco su valentía al empujarme en esa dirección"-, que ha visto el trabajo de sus contrincantes, a las que ha conocido estos días, y que no siente que Los Ángeles sea su casa. "Aunque los Oscar son una celebración del cine y yo pertenezco a esa familia". Y en esa celebración, se homenajeará a Jerry Lewis. Ayer sábado se anunció que el cómico recibirá el Oscar Honorífico.

De las candidaturas, ¿qué saca alguien como Penélope Cruz? "La alegría de que mi familia viva esto conmigo". Siguió alabando la manera de promocionar de Harvey Weinstein, responsable de la distribución de Vicky Cristina Barcelona en Estados Unidos, que en otras ediciones luchó por la estatuilla para protegidas suyas como Gwyneth Paltrow. "Es muy interesante ver cómo se mueve. Lo hace muy bien". Y confesó unos nervios añadidos: su categoría es la primera en desvelarse esta noche. "Vienes desde la alfombra roja y ya de primeras...". Al menos esta noche intentará dormir antes de empezar a prepararse a las diez de la mañana, las siete de la tarde en la Península.