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Josh Ritter y la histórica conquista de la ballena

El cantante de Idaho sorprende en Madrid con una gran actuación de lunes noche

Bob Dylan escribió Girl from the north country en 1962 tras viajar a Inglaterra y después a Italia buscando a la que era su chica en ese momento, Suze Ratolo. Aquella canción salió en su segundo álbum en 1963. A Johnny Cash le encantó cuando la escuchó. Con los años se convertiría en gran seguidor y amigo de Dylan. Seis años después de que saliese el disco, Dylan y Cash la grababan juntos para Nashville skyline. La primera vez que Josh Ritter escuchó esa canción cantada por aquellos dos monstruos, salió a la calle, cogió su bicicleta y se fue a comprar una guitarra.

Muchos años después de aquella anécdota se presenta por primera vez en Madrid con un premiado disco que defender, . Ya quedan lejos aquellos viernes repartiendo periódicos de madrugada granja a granja. Viene sólo, sin banda. Vestido con traje negro, corbata fina y camisa blanca. Viste como Cash, toca como Dylan y canta como Springsteen. No para de sonreír, de reírse. Una risa contagiosa de lunes noche. La sala Moby Dick está llena, el escenario también. Comienza con Bright smile. Una voz fuerte y templada. Buen ritmo con Wolves, un tema que bien podría acompañar la E Street Band. Pero está sólo.

Sigue riéndose, contagiando su alegría al público que se deja llevar. "Me alegro de visitar España ahora que está Obama, ya ni recuerdo como se llama el otro tipo", comenta antes de empezarEmpty shadows, Time love y The dogs or whoever, uno de sus grandes temas, una de esas canciones que te valen la etiqueta de "nuevo Dylan". A él no parece importarle. Está bastante sorprendido del apoyo de la gente y de que canten sus canciones.

The temptation of Adam suena ligera. Ritter se aleja y se acerca al micro despacio, dejando fluir su voz, jugando con la distancia. "La siguiente canción se la quiero dedicar a Dick Cheney, me entristece que conozcáis su nombre. Antes tocaba en mi banda, pero le di un receso de ocho años". Girl in war. Enlaza las canciones con gracia y sin pausa, mezclando los temas de sus anteriores trabajos, The animal years (2006) y Hello starling (2003).

Va afrontando el final con Harrisburg, luego ofrece una autentica demostración de carisma cantando a capella y sin micro el The river de Springsteen. Más tarde una bella You dont make easy babe para despedir Madrid cerveza en mano y sonrisa en boca. La ballena es suya.

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