Marsé: "Todas las adaptaciones de mis libros son malas"
El novelista barcelonés avanza que en su nueva novela hablará de su adopción y ajustará cuentas con directores y guionistas
El escritor Juan Marsé ha avanzado hoy que su nueva novela incluirá un "pequeño ajuste de cuentas" con los guionistas y directores de cine que han adaptado sus obras al séptimo arte, porque "todas las películas son muy malas", y ha agregado que de forma enmascarada también tratará sobre su adopción. El barcelonés ha realizado estas aseveraciones durante la presentación de Ronda Marsé (Candaya), un recorrido por los casi 50 años de indagación crítica de su obra, concebido por su autora, la profesora universitaria Ana Rodríguez Fischer, como un libro plural y poliédrico -que incluye un DVD- en el que se subraya la influencia del autor de Últimas tardes con Teresa en otros muchos novelistas.
Aunque Juan Marsé ha advertido de que no le gusta nada hablar de la tarea literaria en la que está enfrascado, ha indicado que tiene ya escritos más de 200 folios de su nuevo relato, que por primera vez a lo largo de su trayectoria, "trabajo capítulo a capítulo hasta que no lo termino". Preguntado por este hecho, el narrador ha señalado que con la edad desconfía más que antes y se ha vuelto "muy quisquilloso", aunque ha reconocido, que en esta ocasión, tiene "la historia muy completa en la cabeza".
Afirmando que le gusta más "escribir que publicar", ha dado a conocer que todavía no tiene el título pensado, pero sí que se trata de un libro con una estructura "muy compleja", con historias que se van trazando entre ellas, y que transcurren, algunas de ellas, entre 1948 y mitades de los cincuenta y otras suceden de "los años ochenta y tantos hasta hoy, donde hay la referencia a los peliculeros".
"Pero -ha subrayado- no voy a explicar más, porque es muy complejo todo y si lo cuento mal, lo estropeo. Tengo que escribirlo para contarlo", ha apostillado. Pidiendo que incidiera más en sus opiniones contrarias a las adaptaciones cinematográficas que se han hecho de sus novelas, Juan Marsé ha precisado que espera que el ajuste de cuentas que incluirá "sea divertido", aunque ha añadido que le "tienen bastante harto", confiesa.
Todas son "malas"
A su juicio, todas las adaptaciones, desde El embrujo de Shangai, de Fernando Trueba, a Últimas tardes con Teresa, de Gonzalo Herralde, son "malas, y es inútil que hayan sido fieles al texto original". Para Marsé, la razón de que haya ocurrido esto es muy simple: "el cineasta en cuestión tiene escaso talento". Durante una rueda de prensa en la que en ningún momento se ha mordido la lengua, el escritor no ha dudado en preferir a Dickens antes que a Joyce, porque "los libros como el Ulises, que son grandiosos, no creo que sean buenas novelas".
Por otra parte, ha dado a conocer que se está trabajando en una biografía suya, en la que colabora cuando le consultan, y que podría desvelar nuevos datos respecto a su proceso de adopción, en los años treinta. A Marsé no le ha importado rememorar, de nuevo, la historia que le había contado su madre adoptiva cuando era pequeño en el sentido de que fue adoptado por ella y su marido cuando subieron a un taxi, después de perder a un hijo y de saber que nunca más podrían tener otros, y coincidir con su padre biológico, un taxista que acababa de perder a su mujer en un parto, del que nació él.
"Mi historia -ha proseguido- explicada por mi madre era tan mágica que me quedé con ella, y aunque ahora parece que no fue así, a mí me da lo mismo". De todas maneras, no ha descartado tratar sobre el tema en otra novela y, de hecho, ha adelantado: "algo de ello habrá en la novela que estoy escribiendo, aunque muy enmascarado".
Cuando los periodistas ya habían cerrado sus cuadernos y apagado sus grabadoras, el también escritor y amigo, Joan de Sagarra, presente en el acto, ha empezado a reflexionar sobre el carácter no mediático de Marsé y sus negativas a asistir a la televisión. Juan Marsé, que dice que sólo acudirá a un programa en este medio el día que dimitan los actuales directores generales y jefes de programas, ha concluido que "podrían suprimir el Ministerio de Cultura, porque la televisión es el auténtico Ministerio".
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