Hopper, Rothko y De Kooning se encuentran en Barcelona
La Fundación Miró acoge una retrospectiva sobre los grandes autores del arte moderno estadounidense
Obras de John Singer Sargent, Hopper, Rothko, De Kooning o Cy Twombly se exhiben desde hoy en la Fundación Miró en una exposición que analiza el nacimiento del arte moderno en EEUU a partir de los fondos de la Corcoran Gallery de Washington. La exposición es una invitación a explorar el surgimiento, particular y complejo, del arte moderno en EEUU a través de un recorrido por más de un centenar de obras de artistas americanos de entre finales del siglo XIX y finales del XX.
La directora de la Fundación Miró, Rosa María Malet, ha recordado hoy que la muestra habla de "la pasión del coleccionista William Wilson Corcoran, que empezó a coleccionar arte a partir de la creación europea, especialmente francesa, como era habitual en la época, pero que pronto desvió su interés hacia el arte de EEUU". La preocupación del banquero y mecenas hizo posible "la creación de un estilo propio frente a la tradición europea, y para ello ayudó a la nueva creación a través de una escuela de arte, aún hoy en activo, de un modelo de coleccionismo alejado de las normas al uso actual", ha destacado Malet.
Sarah Newman, una de los tres comisarios de la exposición, ha comentado que la Corcoran Gallery of Art, "situada junto a la Casa Blanca, se inauguró en 1869 y se convirtió en el primer museo privado de arte de la capital y el primero consagrado a los artistas estadounidenses". La selección de obras realizada por los comisarios, que incluye alguna de las piezas más destacadas del fondo, propone un recorrido que, comenzando por los precursores de la modernidad en el siglo XIX, explica y ayuda a comprender mejor la evolución del arte moderno en EEUU.
El recorrido expositivo comienza con los artistas de las postrierías del siglo XIX, como Alfred Maurer, William Glackens o Emil Carlsen, íntimamente conectados con el arte francés coetáneo y con movimientos como el impresionismo, el simbolismo, el japonismo y el postimpresionismo. El paisajismo de obras de Childe Hassam, Ben Foster, Emil Carlsen y, sobre todo, John Singer Sargent, fue uno de los ejes sobre los que se construyó un lenguaje específicamente norteamericao. Según Newman, el arte norteamericano "ha seguido su propio camino al conservar esa mirada por la naturaleza, el interés por el realismo y la dedicación a objetos reales".
La figuración y la fotografía
Los artistas estadounidenses, continúa la comisaria, han conservado esa "mirada a su alrededor, esa representación del mundo que les rodea de forma figurativa, algo que se ha prolongado con la fotografía y con los artistas que hacen activismo social". Por ello, una parte importante de la exposición, atrocinada por el BBVA, está consagrada a la fotografía, desarrollada de forma paralela a las grandes tradiciones paisajísticas del siglo XIX.
Aunque la fotografía norteamericana muestra una singular predilcción por las tradiciones documentales, algunos de los fotógrafos más importantes del siglo XX combinaron, como queda patente en la exposición, el potencial documentalista y estético de sus temas a la hora de forjar unas declaraciones sociales potentes que fuesen, a la vez, obras de arte. Artistas como Lewis Hine con sus niños trabajadores de 1909 forzaron una modificación de las leyes nacionales del trabajo infantil, ha subrayado Newman.
Walker Evans, Berenice Abboutt, Roy DeCarava, Gordon Parks y Danny Lyon contribuyeron también a redefinir la fotografía como un medio social y artístico. La abstracción de posguerra está representada en la muestra con obras como Mulberry and Brown, de Mark Rothko; Synopsis of the battle, de Cy Twombly, o Untitled IV, de Willem de Kooning. Sobre el poco conocimiento que se tiene en Europa de estos artistas modernos de EEUU, Newman cree que "a menudo las culturas se interesan por la parte más glamurosa, como Warhol, pero hay otras vertientes, aparentemente menos atractivas, que no han viajado".
Malet atribuye este poco conocimiento a un "factor político", que juega un papel muy importante en el momento de definir un arte propiamente norteamericano. "Hasta el momento en que llega a su cénit la confrontación entre la URSS y EEUU no se detecta una necesidad de reafirmar un arte propio de Estados Unidos y es cuando descubrimos el expresinismo abstracto y el pop art, porque se diferencia mejor del realismo socialista", ha dicho la directora de la Fundación Miró.
Babelia
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