Conte: "Me gusta la música moderna, pero es débil como el mundo actual"
El músico italiano vuelve a Madrid para ofrecer su repertorio y un adelanto de su próximo disco
Tras treinta años de carrera y más de veinte discos a sus espaldas, el incombustible Paolo Conte vuelve a Madrid para ofrecer su repertorio de siempre y un adelanto de su próximo trabajo, que verá la luz en septiembre, en el que sigue fiel a sus atmósferas pero introduce por primera vez los sintetizadores.
"Me gusta la música moderna, pero es débil como el mundo actual; le falta profundidad artística", explica un afable Paolo Conte de 71 años, corroborando a lo largo de la entrevista su "pasión por la buena música, sea moderna o antigua, pero siempre hecha de materia artística" y desmintiendo, al mismo tiempo, su fama de artista poco dado a concesiones comunicativas con la prensa.
Será el próximo viernes, dentro del ciclo de los Veranos de la Villa cuando Il Avvocato (un mote que le pusieron sus primeros seguidores por ser licenciado en Derecho) ofrezca un concierto inundado de jazz y sentimiento, en el que habrá múltiples referencias al cine y a la literatura.
En el patio del Conde Duque no faltarán temas perennes en la trayectoria de Conte, como La coppia più bella del mondo y Azzurro, que cantó en los sesenta Adriano Celentano; Un gelato al limon, que le abrió el mercado francés a finales de los setenta, o la desgarrada Genova per noi.
Coqueteo con los sintetizadores
Tampoco faltará en este concierto un pequeño adelanto de su próximo trabajo, en el que todos los temas están compuestos por Conte, que verá la luz el próximo septiembre y del que aún no sabe el nombre porque tiene "en mente tres o cuatro". Será un único tema, titulado El cuadrado y el círculo, en el que utilizará como novedad en su trayectoria los sintetizadores porque, afirma, "le encanta su sonido deshumanizado. "Siempre he usado instrumentos acústicos, pero ahora también experimento con sintetizadores, porque tienen una belleza de sonido extraña, no natural pero muy interesante", explica.
El italiano, que se ha retirado a su Aspi natal con su mujer, asegura que su "espíritu no ha cambiado" y que conserva intacto su "hambre de música", pero sí admite que ha sufrido algunas "variaciones estilísticas" a lo largo de sus treinta años de carrera. Con todo, el músico es muy consciente de que suele colgarse el cartel de no hay entradas en la mayoría de sus conciertos, lo que perfila de inmediato un público fiel e intergeneracional. "Soy consciente de la calidad de mi público, de hecho se parece mucho entre nacionalidades: es apasionado, cultivado, curioso artísticamente y nada esclavo de la moda", explica despacio, haciendo, sin querer, un símil con su propia música.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.