Porque ella lo vale
Róisín Murphy presenta en Madrid su nuevo disco 'Overpowered'
Bostezos y desconcierto en la presentación del nuevo disco en solitario de Róisín Murphy, ex vocalista del grupo electro-pop Moloko, en la Sala Riviera de Madrid durante la noche del sábado. Hora y media de concierto en la que la chanteuse irlandesa llevó su estilizada visión de la cultura de baile al formato banda. El resultado fue una sucesión de temas que, si en bien en disco presumen de frescura y efectividad, en directo perdieron su intensidad remontando el vuelo solamente cuando la personalidad rematadamente fashion de la cantante se convertía en la única protagonista de la velada.
Una velada que ejecutó todas las canciones menos una de su último disco, el reciente Overpowered, y que dedicó dos temas a Ruby Blue, su anterior y brillante trabajo junto al músico británico Matthew Herbert. Guitarra, bajo, batería, teclista y dos coristas arroparon a la irlandesa desde su prometedor inicio con Cry Baby hasta el delirante cierre con Ramalama en el que coristas y cantante simularon una pelea digna de alguna taberna de Galway. El problema surgió en la apuesta de la cantante por transmutar la precisa intantaneadad de sus temas al formato de grupo pop. El resultado fue decepcionante en Dear Miami y Primitive, simplemente fallido en Saw into you y Footprints o directamente sonrojante en Pandora y Movie star haciendo recordar a muchos los tiempos más oscuros de aquello que llamaron trip-hop. Un conjunto que despertó bostezos entre el personal menos fanático y que solamente la apabullante versión del hit que da título a su nuevo disco hizo bailar a todos los presentes.
Unos espectadores que no tuvieron ningún reparo en reconocer que lo mejor del concierto no fue la música pues es rematadamente mejor en disco. Ni el sonido pues se trata de La Riviera, una de las salas más difíciles de sonorizar de la cuidad. Ni tan siquiera la puesta en escena con lámparas de Ikea y visuales dignos del reproductor MP3 de un PC casero. Lo que ganó por goleada fue la presencia escénica de una cantante con un envidiable saber estar sobre el escenario y que, con un simple cambio de traje, un buen bailoteo espasmódico o una camisa bien ceñida sin ropa interior, es capaz de encandilar por igual a los gays, modernos, peluqueros y diseñadores que llenaron la sala. Porque ella lo vale.

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