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Un toro rezagado crea peligro en un segundo encierro multitudinario

Los miuras, caracterizados por correr hermanados y desentenderse de los mozos, dejan dos heridos por asta

El segundo encierro de los Sanfermines ha resultado emocionante y peligroso, al parecer con, al menos, dos heridos por asta, por la aglomeración de corredores y por un toro rezagado que en el último tramo del recorrido ha embestido reiteradas veces a cuantos mozos ha encontrado en su camino.

Con toros de la ganadería de Miura, tradicionales en Sanfermines y desde hace unos años habituales en el domingo de fiestas por su comportamiento, caracterizado por correr hermanados y desentenderse de los mozos, el encierro ha comenzado a las ocho de la mañana desde los corrales de Santo Domingo y se ha prolongado durante algo más de tres minutos y medio.

La manada, que ha salido agrupada de los corrales con los cabestros encabezando la marcha y un toro negro cerrando el grupo, pronto ha comenzado a estirarse, aunque en los primeros metros con una carrera limpia que no ha creado problemas en el encuentro con los mozos, si bien su numerosa afluencia ha provocado un pequeño montón a la llegada a la plaza consistorial que los bureles pasaron por encima.

Este tramo lo han cruzado sin problemas, aunque se han repetido las caídas, y ya en Mercaderes, un toro negro se ha situad a la cabeza de la manada, y uno de sus hermanos poco antes de la curva de acceso a la Estafeta ha enganchado a un corredor y lo ha empotrado contra el vallado.

Una carrera veloz

El resto de la manada ha salvado esta curva sin dificultad, como en la mayoría de los encierros desde hace tres años en que se utiliza un líquido antideslizante para evitar resbalones. En la calle Estafeta, con el grupo bastante estirado, ha habido bonitas carreras y, pese a las numerosas caídas de corredores por la velocidad que han impreso los miuras, el encierro resultó limpio.

El tramo de Telefónica ha vivido los momentos más peligrosos al caer un morlaco al suelo, con el que chocó el último de la manada, para quedarse ya rezagado hasta el final del encierro. Allí este miura ha arremetido contra el vallado en reiteradas ocasiones, se ha vuelto hacia atrás arremetiendo contra grupos de mozos que se encontraban a su espalda tratando de embestir a cualquiera, entre ellos a un pastor que con su vara le intentaba conducir hacia la plaza y que ha pasado apuros al caer ante la cara del animal. Finalmente ha sido ayudado por sus compañeros, mientras agentes de la Policía Foral ayudaban a ponerse a resguardo tras el vallado a varios mozos.

Para este momento el resto de la manada se encontraba ya en chiqueros, hacia donde los dobladores y pastores han conducido al miura rezagado, a pesar de la imprudencia de un individuo que citaba al animal y pretendía retenerlo en el coso.

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