Algo más que apadrinar talento y valores
El director mexicano Alejandro González Iñárritu participa en unas jornadas en Madrid para fomentar el cine iberoamericano
El director de cine mexicano Alejandro González Iñárritu agradece las humillaciones que ha sufrido a la hora de pasar controles fronterizos porque, según desveló ayer, "me han inspirado". Pero además, ese "rito de humillación en las fronteras" le ha hecho reaccionar y le ha permitido entender mucho mejor a su país y a él mismo desde fuera, afirmó ayer el director en un encuentro sobre cine latinoamericano organizado por la Casa de América de Madrid. Iñárritu, junto a otros realizadores, como el colombiano Víctor Gaviria o el argentino Daniel Burman, se han adherido a un manifiesto en el que piden más ayudas para el fomento de la cinematografía hispana. Los tres han sido los elegidos para apadrinar a sendos jóvenes talentos de sus respectivos países: Carlos Armella (México), Javier Mejía (Colombia) y Jorge Gaggero (Argentina), que presentarán sus obras en el marco de estas jornadas.
Iñárritu criticó que la cultura del ocio de EE UU fomente la creación de público "adicto al cine comercial, propenso a los finales felices, a la irrealidad y al infantilismo". "El problema del cine iberoamericano no es que no haya talento o la producción sea baja. Hay grandes películas y grandes cineastas", señaló Iñárritu, señalando que los Gobiernos deben atender áreas como la distribución, la exhibición y la promoción y fomentar que las televisiones no "rehúsen" a emitir este cine o lo hagan en "horarios indignos".
El director mexicano, quien destacó que está en contra del proteccionismo, dijo, no obstante, que es fundamental hacer una campaña de promoción para que el público sepa qué películas están en cartelera para "luchar contra los monstruos de EE UU".
El autor de éxitos como 21 gramos y Amores perros apuntó que es posible que los alemanes o los japoneses no entiendan la historia que él ha contado en su último largometraje, Babel, sobre la frontera entre México y EE UU, pero para muchos mexicanos, aseguró, es simplemente su realidad diaria.
Iñárritu tiene claro que lo que ocurre hoy en día en algunos puestos fronterizos es simple y llanamente un "abuso de poder brutal" y los cineastas "tenemos ese privilegio de darle la vuelta a una realidad" y de recurrir a la ficción como un mecanismo de defensa necesario.
Está convencido también de que la conciencia del inmigrante genera mucha ansiedad, porque "te sacan de tu zona de confort" y hace que la gente se enfrente a muchos prejuicios falsos.
En su caso particular, el hecho de vivir en Los Ángeles (EE UU) le permite gozar del anonimato, algo que reconoció que le encanta. "Allí no soy absolutamente nadie y en México probablemente sería Don Alejandro González", dijo el director, guionista y productor, quien se define como un "músico frustrado" que acabó haciendo cine "porque no podía hacer otra cosa".
En todas sus películas se percibe una constante, la de la "vulnerabilidad" o "fragilidad" con la que aseguró que vive todo el mundo sin ser consciente de ello. "Creemos que tenemos el control de la vida", cuando todo puede cambiar en cuestión de segundos, aseguró Iñárritu. El director mexicano abrirá hoy unas clases magistrales, con un debate bajo el título de Diálogo sobre el quehacer en el cine contemporáneo, al que seguirá la proyección del documental Toro negro, de sus compatriotas Carlos Armella y Pedro González Rubio.
La jornada de mañana estará protagonizada por Argentina, ya que el director de El abrazo partido y Esperando al Mesías, Daniel Burman, explicará ¿Cómo nacen las historias? e introducirá la cinta documental Vida en Falcón, junto a su director, Jorge Gaggero. Finalmente, el jueves el protagonista será Gaviria, en el diálogo Entre generaciones, junto con el realizador colombiano Javier Mejía, que presentará también su filme Apocalípsur.
Babelia
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