Steve Buscemi se ríe de la fama en 'Delirious'
Javier Rebollo debuta en el largometraje con la rara 'Lo que sé de Lola'
El director estadounidense Tom DiCillo logra, con Delirious, hacer una delirante sátira sobre el artificio que rodea al mundo de la fama en un magnífico filme protagonizado por Steve Buscemi. La cinta ha competido hoy con la española Lo que sé de Lola, una rara avis con la que debuta en el largo Javier Rebollo. DiCillo, con uno de los universos más personales del panorama cinematográfico independiente a su espalda, ha vuelto a contar con su inseparable Buscemi, con quien comenzó a trabajar en Vivir rodando, para otorgarle, en Delirious, uno de los papeles más lucidos de su carrera.
Buscemi da vida a Les Galantine, un peculiar paparazzi que se busca la vida en busca de la exclusiva que le consiga un lugar en la cumbre, mientras se pasa día y noche persiguiendo a los famosos a las puertas de los saraos y luchando por conseguir las tarjetas de "acceso total" a las fiestas más VIPS. Un día acoge en su casa a un Toby, un joven vagabundo a quien contrata como ayudante sin sueldo y al que intentará dar lecciones sobre la vida. Pero en una esas fiestas, el chico se ve casualmente empujado a los brazos de la artista pop del momento, sin que el pobre Les pueda seguirle.
Finalmente, tras lograr acceder a la fiesta de cumpleaños de la joven cantante, Les traiciona a Toby y éste decide desprenderse de él y emprender el camino a la fama, hasta que logra su sueño. Pero entonces esta sátira, cargada de humor y llena de acidez sobre toda la parafernalia que rodea a las estrellas y sobre aquellos que les siguen, se acaba transformando en un cuento de hadas. DiCillo buscó en Michael Pitt la inocencia de un rostro para encarnar a Toby y mostrar así como "hay algo inapreciable en algunas personas que les convierte en estrellas. Y es ahí donde comienza la fábula. Cuando alguien es genuino y puro, el mundo lo ve y se siente atraído por él", ha comentado el cineasta tras la proyección. De ahí que decidiera dar a este "ceniciento" la posibilidad de encontrar a su princesa.
Grandes elogios a DiCillo
La película, una de las más esperadas del certamen donostiarra, ha sido recibida con elogios. No en vano, DiCillo diseña unos personajes delirantes, un mundo más delirante todavía,y sabe conducir luego, de forma eficaz, hacia un perfecto happy end, sin que desentone con lo que, hasta ese momento, estaba contando. La otra cinta a concurso hoy en la Sección Oficial ha sido la española Lo que sé de Lola, primer largo del cortometrajista Javier Rebollo quien, tras rodar cuatro cortos con Lola Dueñas como protagonista, vuelve a otorgarle el papel principal de su película, acompañada por el actor francés Michael Abiteboul y con la colaboración de Carmen Machi.
Es Abiteboul quien lleva el peso del filme, dando vida a un hombre gris y solitario que dedica su vida a mirar, mira a la gente que pasa, a los trenes, a sus vecinos..., mientras cuida de su madre enferma. La muerte de la madre coincide con la llegada de su nueva vecina, Lola, una española que lleva varios años en París -ciudad donde transcurre la trama- y que se convertirá, desde ese momento, en el punto de mira de León, en su obsesión, hasta convertirse en su ángel de la guarda, un ángel invisible para Lola, quien no se percata de Lo que sé de Lola es una película rodada en francés, con ritmo lento, sin apenas diálogos y tratada desde el punto de vista del personaje masculino, León.
Ese personaje gris se desvelará como un hombre tierno, constante en su afecto, capaz de llegar hasta el final en su ayuda a esa mujer que va a ir en una cuesta abajo sin remedio. Pero sin dejar que ella sepa de su existencia. El miedo al mundo real es demasiado para él. Lo que sé de Lola es una rara avis, un filme difícil de ver, pero que, si el espectador logra meterse en ese universo, se dejará llevar de la mano de ese hombre, hasta llegar a ese final incierto con que Rebollo cierra su obra. De ahí que haya sido recibida de forma visceral, con auténticas aclamaciones, pero también con rechazo, eso sí, no con indiferencia.
Babelia
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