Los jóvenes despiden una controvertida edición
La variedad es la tónica dominante en la jornada dedicada a los más jóvenes diseñadores
La variedad ha sido la tónica dominante en la jornada dedicada a los más jóvenes diseñadores con la que Pasarela Cibeles ha puesto hoy fin a una de las ediciones más controvertidas de la historia de la cita madrileña con la moda. La cita de la moda ha estado marcada por las exigencias de un índice masa corporal de al menos 18, que provocó que algunas modelos consolidadas no quisieran pesarse y que otras quedaran fuera; la inexperiencia de algunas de las chicas; la reducción del aforo por el traslado de la pasarela desde IFEMA al parque del Retiro y el cambio de fechas para no coincidir con Nueva York.
En cuanto a las propuestas, el día ha tenido un inicio de lujo con Alma Aguilar que en Dejá vu... ha recreado los años 50, llenos de sensualidad con vaporosos vestidos que parecen sacados de los armarios de Grace Kelly junto a otros que podrían formar parte del vestuario de Marilyn Monroe y pantalones ideales para ser lucidos por Katherine Hepburn. Prendas llenas de detalles en los acabados para vestir a una mujer delicada y seductora, con vestidos cortos, con can-can, que se ajustan a la cintura con anchos cinturones, exquisitas faldas de cintura alta, grandes lazos, amplias mangas ablusadas y rematadas con volantes.
Éxito total del blanco, iluminado con estampados en rojo o verde y con rayas de estos tonos, para los pantalones de sport, de cintura dible que llega hasta el pecho. José Miró ha vestido a las reinas del desierto con tejidos naturales que envolvió, recogió o anudo sobre el cuerpo femenino, enriquecido con espectaculares tocados de plumas. En "Belle me" se une el intimismo y lo étnico y exótico de los pinturas de finales del XIX. En un mundo lleno de contradicciones no deja de sorprender el hecho de que Juana Martín haya confeccionado una colección totalmente en negro y que este color no aparezca en la de Carlos Díez.
Con la actuación en directo de un grupo flamenco y la voz de Manuel Lombo, la cordobesa rindió homenaje a Federico García Lorca, inspirándose en "La Casa de Bernarda Alba" para presentar una colección en la que la mayoría de las prendas muestran la piel de la mujer, ya sea con transparencias, encajes o linos perforados. "He querido seguir mi pauta, pero con una visión más progre", comentó a Efe Juana Martín, que mostró una Andalucía más racial y menos folclórica con propuestas en las que no faltaron pantalones denim, de cintura baja, shorts, bañadores y triquinis. Tejidos de punto para bonitas camisetas y vestidos, encajes, linos, tul, seda y gasa fueron materiales utilizados en una colección muy entallada para realzar el cuerpo y que fue aplaudida con el público puesto en pie.
Y si el negro fue el color elegido por esta diseñadora, de él ha huido Carlos Díez que después de ganar la pasada edición el Premio L'Oreal quiere romper con la imagen que se tiene de él. "No quiero estar donde la gente se cree que estoy, en lo subterráneo. Es una colección con la que quiero estar en el cielo" y por ello la ha llamado "Dios ven a por mí". Rojos, verdes, azules, rosas para un estampado sorpresivo "y muy espiritual" hecho por él para vestir a hombre y mujer, al igual que el que en rojo y sobre fondo blanco simula el riego sanguíneo. También sorpresivo su estudio de chorreras y de las medias camisas asimétricas, diferentes y unidas, como las utilizadas en el único vestido de noche que sacó.
Diez, que mostró una línea vaquera que gustó, compartió desfile con Anke Schloder. El trabajo de Pipilotti Rist, reina de las artes visuales, ha sido el que ha inspirado las propuestas de Schloder que ha dejado en sus puntos huellas de quemado que incluso perforan el tejido, que también rompe y desgarra. Lo más novedoso, sus abrigos de gasa transparente de sastrería clásica. En otro de los desfiles dobles, Juanjo Oliva y Carmen March, propusieron tendencias más urbanas. Oliva rescató y reinterpretó los aires futuristas de Courregues. Grandes botones, inmensas solapas desbocadas y combinaciones en blanco, amarillo y negro para una colección de largo mini.
Carmen March mostró una continuidad de sus estándares de feminidad y clasicismo y se decantó por vestidos de punto que se ciñen y realzan la silueta, muy limpios o con frunces laterales. Gustaron las camisas masculinas, las gabardinas y su exageración de mangas farol o volantes en el hombro. En un "Viaje al interior", María Lafuente eligió estampados florales, de fuertes colores o en tierras, encajes bordados y mangas voluminosas. Las transparencias, fundamentales como los volantes, los cristales de la Granja o las palabras serigrafiadas.
Para clausurar esta edición se eligió una veterana como Kina Fernández, con una mujer más atrevida, fuerte y sexy, pero sin perder un toque femenino y delicado. Largos mini en vestidos, faldas, impermeables, y bajos tipo globo muy de los ochenta, década de la que ha tomado referencias la diseñadora gallega que sacó pantalones pitillo y vestidos ajustados que realzan el talle con anchos cinturones, y muchos corpiños. Grandes aplicaciones y pedrería en una colección en negro, gris, azulón, rojo y ocres en los selectos tejidos que caracterizan a esta creadora.
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