Madonna y 50.000 fans desafían al integrismo religioso en su concierto de Moscú

Las amenzas por parte de sectores religiosos y las altas medidas de seguridad, hasta cinco controles policiales, no disuadieron a las más de 50.000 personas que acudieron anoche al concierto de la diva del pop en Moscú. Dos horas de espectáculo y veinte canciones, que incluyeron sus grandes éxitos, encandilaron a los asistentes, aunque fue el primer concierto sin un lleno total. El estadio Luzhnikí en la capital rusa fue el escenario del último concierto europeo de la gira Confessions. Madonna se despedía del viejo continente después de haber triunfado en las principales capitales europeas.

El momento más esperado del concierto llegó con la canción Live to Tell. Madonna canta el tema suspendida de una cruz, una escenificación que ha indignado a la comunidad ortodoxa y a otros grupos religiosos del país. "Soñé 24 años con esto", dijo Madonna, quien se dirigió al público en inglés. La cantante destacó que en Rusia "ahora hay democracia" y que la gente ahora puede decidir por sí misma y expresar su opinión.

Madonna señaló que los rusos no deben desaprovechar esta oportunidad. "En Estados Unidos también hay democracia, pero no todos pueden expresar libremente sus opiniones", se quejó la cantante.

El concierto de la estrella del pop ha puesto en jaque a la policía moscovita, después de la amenzas lanzadas por diferentes sectores religiosos. El jefe adjunto de la oficina de prensa de la policía de Moscú, Yevgueni Guíldiev, ha informado hoy de que un total de 23 personas fueron detenidas antes y durante el show.

Un grupo de 12 activistas de la Unión de Abanderados Ortodoxos (UAO), fue detenido por intentar celebrar un mitin de protesta contra el concierto de Madonna sin el respectivo permiso de las autoridades. Las otras once personas fueron detenidas en el recinto del estadio por encontrarse en estado de embriaguez.