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Reportaje:

Madonna pone en guardia a Moscú

Despliegue policial sin precedentes ante las amenazas a la cantante

Las autoridades moscovitas organizaron ayer un despliegue policial sin precedentes para evitar desórdenes en el único concierto que dio Madonna en la capital rusa y con el que terminó el recorrido europeo de su gira mundial Confessions. La Iglesia ortodoxa rusa había llamado a boicotear el recital de la artista, que se celebró en el famoso estadio olímpico de Luzhnikí y al que asistieron cerca de 50.000 espectadores. El arzobispo de la Iglesia católica en Moscú, Tadeuz Kondrusiewicz, se unió a las protestas contra el espectáculo de la cantante estadounidense, al que calificó de amoral.

Además, la mafia rusa la había amenazado, según la prensa británica, con secuestrar a sus hijos si se decidía a actuar en Moscú. Madonna ignoró tanto las belicosas críticas de los cristianos rusos, cuyas organizaciones radicales habían advertido de que harían todo lo posible por impedir el concierto, como los avisos mafiosos.

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Madonna enfureció a los cristianos al conocer que en el show canta suspendida de una cruz. Tanto para ortodoxos como para católicos, ése es un sacrilegio. Un grupo de ortodoxos se manifestó en vísperas del concierto para pedir el boicoteo a la cantante por la profanación de las cruces, iconos y otra simbología cristiana.

Ante el temor a incidentes y provocaciones, la policía organizó un gran despliegue de efectivos. Velaron por la seguridad en el estadio y sus accesos cerca de 3.500 policías y soldados del Ministerio del Interior, entre los que había 400 agentes de destacamentos de élite, policías con perros especialmente adiestrados y especialistas en desactivación de explosivos. Además, otros 3.500 uniformados hicieron guardia en otros lugares de Moscú. Los agentes cerraron la estación de metro más cercana al estadio, y en el camino del metro Sportívnaya a Luzhnikí -el único por el cual se puede llegar al lugar del concierto- limpió de automóviles todas las calles. La operación, en la que se emplearon decenas de grúas, comenzó antes del mediodía y provocó la paralización de actividades en bancos, empresas y oficinas que se encuentran en el barrio contiguo al estadio.

Los miles de moscovitas que se dieron cita en Luzhnikí tuvieron que pasar por cinco cordones de seguridad: en los tres primeros había que mostrar las entradas; en el cuarto, pasar por arcos detectores de objetos de metal -cerca de un centenar fueron instalados- y en el quinto someterse a un registro por parte de los policías.

Madonna había llegado a la capital rusa el lunes por la tarde, y para desilusión de quienes fueron a esperarla al aeropuerto de Vnúkovo, sin su marido ni sus dos hijos. Su estancia en el céntrico hotel donde se instaló estuvo protegida por un destacamento de la policía antidisturbios.

El concierto de Madonna debía haber transcurrido en un principio en Vorobiovie Gori (Colinas de los Gorriones), el punto más alto de la capital, pero las autoridades vetaron el lugar al estimar la policía que allí no podía garantizar la seguridad. Pero para entonces ya se habían vendido miles de entradas y los organizadores tuvieron que comenzar a buscar urgentemente un nuevo lugar, operación en la que invirtieron varios días. Esto creó confusión y no todas las personas consiguieron cambiar sus entradas. Por eso, ayer estuvieron funcionando hasta las ocho de la tarde varias boleterías ambulantes para esas personas y para los que quisieran adquirir entradas a última hora. Su precio oficial oscilaba entre 3.000 y 25.000 rublos (88 y 734 euros, respectivamente), pero en la reventa el precio para la tribuna VIP platino llegaba a 2.056 euros. Quizás por las estrictas medidas de seguridad, el concierto comenzó con notable retraso. Madonna salió al escenario cerca de las nueve y media de la noche.

Afortunadamente, no hubo desórdenes ni incidentes serios. Sólo pequeños grupos de cristianos ortodoxos fueron detenidos en los accesos al estadio mientras rezaban y alzaban iconos tratando de convencer a la gente de que no asistiera al concierto.

Madonna, acompañada por un guardaespaldas, en su hotel moscovita.
Madonna, acompañada por un guardaespaldas, en su hotel moscovita.EFE

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