Fabiola Ruiz muestra el desconocido carácter abierto de Juan Rulfo
'De Sayula al Olimpo' recorre la transformación del autor en icono de la cultura mexicana
"Juan Rulfo no era ese hombre huraño que conocemos", dijo ayer la mexicana Fabiola Ruiz en Berlín tras presentar De Sayula al Olimpo. La construcción intermedial del escritor Juan Rulfo como icono de la cultura nacional mexicana, resultado de diez años de estudios, frente a un altar decorado con fotos de Rulfo, papeles picados, dulces de azúcar y artesanías mexicanas montado con motivo del Día de los Muertos en la Embajada de México.
En su obra, Ruiz analiza, de acuerdo con la pregunta postestructuralista de Michel Foucault "¿Quién es un autor?", cómo el autor de El llano en llamas y Pedro Páramo, nacido en 1917 en Sayula y fallecido en México DF en 1986, pasó de ser un escritor desconocido a convertirse en un icono de la cultura mexicana.
El crítico literario Carlos Rincón opina que "por lo inédito de su planteamiento, de los materiales testimoniales y fotográficos analizados y los métodos empleados para ello" el libro es "uno de los aportes más innovativos a los estudios sobre Juan Rulfo, la cultura mexicana y toma puesto destacado dentro de los actuales estudios de historia literaria y cultural de América Latina". Según Rincón, "el trabajo liga, de manera novedosa, el problema de las relaciones entre la memoria oral y la construcción ficcional de la oralidad".
Ruiz estudió fotografías, pinturas y literatura. La autora exploró, además, las contribuciones del autor jalisciense acerca de la formación de leyendas alrededor de su persona, y para llamar la atención sobre aquellos momentos en que el escritor rompe con la imagen de un hombre introvertido, herido, huraño y tímido, analizó los aportes a la imagen pública de Rulfo de la fotógrafa Daisy Ascher y los pintores Francisco Rodán y José Luis Cuervas.
Ruiz recordó que Rulfo siempre se construyó a si mismo en sus fábulas. "Cada vez que aparecen distintos nombres y menciona diferentes lugares vemos esa construcción, cómo quiere ser visto", explicó la autora e investigadora. Pero, ella descubrió durante sus entrevistas con amigos íntimos de Rulfo, y con otras personas que le conocieron, que éste "con los suyos era otro". Al estudiar fotografías privadas, que salen a la luz pública a través de este estudio de Ruiz, esta tésis se manifiesta. Rulfo posa en una tumba, Rulfo aparece con el sombrero de Pancho Villa, que pertenece a José Luis Cuervas, y Rulfo desaparece detrás de una nube de humo de cigarro. Para Ruiz, éstas imágenes —muchas de ellas creadas por Ascher— son "otra forma de narración", y muchas le muestran en blanco y negro "triste y depresivo", pero también tenía sentido del humor.
Ruiz se acercó a la persona que Rulfo era mediante entrevistas con amigos del escritor, en primer lugar con Ascher, y con compañeros de la infancia de Rulfo de entre 80 y 104 años de edad. Destaca una entrevista iné-dita con Carlos Fuentes sobre la fotógrafa Ascher, quien recibió poco reconocimiento por su obra, según Ruiz, porque era "muy guapa" y porque provocaba celos por compartir mesa con Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y José Luis Cuervas.
Babelia
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