El cómico Rob Schneider presenta 'Gigoló Europeo' en Barcelona
La película, que se estrena el próximo viernes, viene precedida de críticas en Estados Unidos por su humor antiamericano
El actor estadounidense Rob Schneider ha presentado hoy en Barcelona su película más reciente, Deuce Bigalow, Gigoló Europeo, continuación de Gigoló por accidente (1999), una comedia extravagante cargada de ácidas críticas a la sociedad estadounidense, lo que le ha valido numerosas críticas en su país. Schneider, que protagoniza y es uno de los guionistas de esta comedia que se estrenará en España el próximo viernes, ha comparecido ante la prensa acompañado por un grupo de modelos vestidas con lencería.
Esta vez, el "limpiador de peceras ingenuo y de buen corazón", quien ya había dejado el oficio de gigoló, regresa a su profesión de "placer pagado" para investigar los asesinatos de los gigolós más prestigiosos de Europa. En la película, rodada en Europa, aparecen diversas situaciones en las que se ridiculiza a los norteamericanos en el extranjero, como a los que se visten camisetas que exhiben la bandera de Estados Unidos.
En una de las escenas más explícitas, cuando el protagonista protesta ante un francés que le tira el humo de su cigarrillo en la cara, éste se justifica irónicamente acusándole de no indignarse ante la invasión de Irak por parte de la Administración Bush.
El diario The New York Times no ha tenido piedad con la película al asegurar que "explota estereotipos culturales" y está plagada de chistes homofóbicos, sobre diferencias étnicas y discapacidades. También el Star Ledger, de Nueva Jersey, ha afirmado que "la película misma es tan ruidosa e insensible como los patriotas que satiriza".
Conservadurismo
El actor, que se inició como comediante de monólogos en el prestigioso programa de televisión Saturday Night Live, ha recordado que "Europa es más liberal y América está pasando por una fase muy conservadora durante los últimos 25 años", y que "el público europeo aprecia más a los comediantes, sean de Europa, de Estados Unidos o de Sudamérica".
Para él, no se puede hacer una comedia en Europa, siendo un norteamericano, sin considerar ese sentimiento antiamericano que existe en el mundo, pero más que hacer una declaración política en contra de esa idea, cree que el reto es hacerlo con humor; "el problema es que en Estados Unidos la gente no se percata de estos sentimientos", ha agregado.
La profesión de gigoló
Schneider ha trabajado junto con los guionistas David Garrett y Jason Ward durante casi un año, y también ha contado con la colaboración del estridente Adam Sandler y los guionistas de Los Simpsons. La acción transcurre en 45 localizaciones europeas, entre ellas Amsterdam -ciudad que queda reflejada como el paraíso de la prostitución y de las drogas semilegales-, y Málaga.
Schneider también ha hablado sobre la profesión de gigoló, un servicio al que, en su opinión, sólo acuden homosexuales, pues no cree que verdaderamente haya gigolós para mujeres: ellas "son más listas, no necesitan pagar por el sexo, pero en cierto sentido, todos nosotros pagamos por el sexo, cada uno a su manera".
Rob Schneider, quien se ha inspirado como comediante en el trabajo de grandes clásicos del género como los británicos Monty Python, Richard Pryor, Gene Wilder o Peter Sellers, también ha dicho que una de sus metas es hacer una película cómica de corte más clásico. Como ejemplos ha puesto La vida de Brian (1979), El regreso de la Pantera Rosa (1975) o Sillas de montar calientes. También ha confesado que le encantaría trabajar con un director europeo y que admira el trabajo del realizador español Fernando León, autor, entre otras, de Los lunes al sol.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.