Polémica desafinada en el teatro de Nueva York
El artículo de un compositor declarando la muerte de la comedia musical enciende una abrupta disputa en el corazón de Broadway
La temperatura de Broadway ha subido varios grados este verano y no sólo por el efecto de la canícula. Dos compositores de éxito se han cruzado insultos y acusaciones a través de los medios de comunicación. El primero publicó un artículo diciendo que "el musical ha muerto" y ponía nombre y apellidos a sus verdugos. Uno de los señalados ha escrito una encendida respuesta en Internet en el que niega la mayor y le tacha de aburrido y pretencioso.
La discusión sobre el estado vital del único género genuino del teatro estadounidense no es nueva. En realidad, el musical ha fallecido y resucitado varias veces en su siglo de vida. Pero ahora es la primera ocasión en que un autor declara el deceso por escrito. En un artículo publicado por la revista Opera News Michael John LaChiusa empieza diciendo que "el musical americano ha muerto" para desgranar después quienes son sus asesinos: la mala calidad de las nuevas obras, la incapacidad de sus autores, el público que se conforma con ellas y los críticos que se dejan engañar.
LaChiusa, que ha obtenido cierto reconocimiento por sus obras Marie Christine y The Wild Party aunque no un gran éxito de público, asegura que en los últimos años casi todos los espectáculos que se han estrenado son "falsos musicales" que no buscan, dice, más que ajustarse a una fórmula predeterminada para el éxito. Y carga las tintas contra The Producers y Hairspray, dos comedias muy populares y muy apreciadas por los críticos.
"Hay mucha teatralidad en estos falsos musicales, pero no teatro. Es como montar en una atracción de un parque temático copiada de una atracción auténtica [ ]. Parece un musical, suena como un musical. Pero es sintético [ ]. En lugar de coreografía hay baile. En vez de canciones elaboradas se colocan melodías", escribe en el artículo.
"Musicales de tocadiscos"
Pero no sólo culpa a los autores y productores, también al público por interesarse por "musicales de tocadiscos": "La televisión nos ha hecho una nación de mirones, no de oyentes" y esa, defiende, es la razón para el éxito de Mamma Mia y los demás espectáculos que se nutren de las canciones de grupos pop.
Además, denuncia que la enorme cantidad de dinero que mueven estos espectáculos es la pescadilla que se muerde de la cola: "Los dueños de los teatros necesitan pasta para pagar el alquiler. Los productores necesitan pasta para pagar a los dueños de los teatros. Escritores, directores, diseñadores, actores, técnicos y músicos necesitan pasta para ganarse la vida y poder seguir creando éxitos. Publicitar un espectáculo para conseguir esa pasta exige pasta." "Será muy triste el día en que las orquestas sean reemplazadas por procesadores. Pero es inevitable. En un ambiente de falsos musicales, parodias y musicales de tocadiscos, tiene sentido", concluye.
Párrafo por párrafo
El texto, claro, ha levantado ampollas. Marc Shaiman, el autor de una de las obras aludidas, Hairspray, ha decidido entrar al trapo. En el foro de una de las páginas web más populares entre los aficionados, Talkingbroadway.com, Shaiman ha respondido párrafo por párrafo. "Tal vez si algún enterrador teatral ceja en su intento de ser Stephen Sondheim [el más prestigioso de los dramaturgos de Broadway] los demás podamos descansar en paz", dice. El compositor sale también en defensa de su obra y de su texto al asegurar que puso todo el esmero al escribirlo: "Nos preocupamos de cada maldita sílaba". Además, asegura que LaChiusa está "envidioso" de que Hairspray recaudara un buen dinero mientras sus obras han tenido un corto recorrido en la taquilla.
Y, como la mejor defensa es un buen ataque, deja bien clara su opinión sobre el trabajo de su recién adquirido adversario: "Cuando vi Marie Christine [ ] un hombre con una brillante camisa blanca (que le hacía difícil pasar desapercibido) estaba sentado en primera fila con la boca abierta, la cabeza caída hacia atrás, profundamente dormido. Señor LaChiusa, en mi opinión comete usted el pecado cardinal del mal teatro: aburrir al público".
El comentario en el foro ha sido ampliamente comentado por los lectores y se ha ido extendiendo como una bola de nieve entre los profesionales del teatro. De hecho, Shaiman se ha asegurado de que así fuera al remitirlo por correo electrónico a varios directores, productores, actores y periodistas. Y así la polémica se cuece ahora en las páginas de los grandes medios de comunicación: la revista especializada Variety y las páginas de The New York Times. Para haber muerto, el musical americano está dando mucho que hablar.
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