La Fundación Miró muestra la evolución de la mujer en el siglo XX a través de 120 obras
'La mujer, metamorfosis de la modernidad' incluye obras de Picasso, Braque, Bourgeois, Giacometti, Kahlo, Léger o Matisse
Un total de 120 obras, entre fotografías, esculturas, pinturas y dibujos, firmadas por más de 40 artistas, trazan la evolución de la mujer en el siglo XX en la muestra La mujer, metamorfosis de la modernidad, que se expone en la Fundación Joan Miró de Barcelona desde mañana y hasta el 6 de febrero. La muestra, que incluye obras de Picasso, Miró, Braque, Louise Bourgeois, Giacometti, Frida Kahlo, Léger o Matisse, se centra en el período que se extiende desde 1920 a la década de los 60.
La exposición toma como punto de partida el final de los años 20 y principios de los 30, "un momento en que se dan una serie de cambios de comportamiento político y social y de procedimientos plásticos que hacen que el acto creativo se convierta cada vez más en una encarnación del deseo artístico", ha explicado su comisaria, Gladys Fabre. La comisaria ha hecho una selección de pinturas, esculturas, dibujos, fotografías, vídeo y cine, obras de artistas masculinos y femeninos, que muestran aproximaciones muy diversas. Mientras los hombres tratan en sus obras del "otro" (la mujer) como uno de los polos de su aspiración a la totalidad, las mujeres se interesan por la investigación de su identidad y singularidad.
En el inicio de la exposición, que se podrá ver hasta el próximo 6 de febrero, se presenta la visión de la mujer tal como se ve ella misma en los autorretratos de las fotógrafas de la época (Imogen Cunningham, Florence Henry, Claude Cahun, Marianne Breslauer, Ré Soupault y Ergy Landau), con el contrapunto de Marcel Duchamp travestido en Rose Sélavy. A continuación, se puede contemplar la aproximación masculina al tema de la mujer como equilibrio entre una serie de oposiciones temporales, formales e iconográficas en las artes plásticas: Mujeres en un interior, Las cuatro ciclistas y Tres mujeres sobre fondo rojo, de Léger; La vieja sirvienta, de Ossip Zadkine; La noche, de Braque; y Gran bañista con libro, de Picasso.
Un imaginario en femenino
En contraposición al imperialismo occidental y la ideología del progreso, en los años 30 y 40 se recupera a la mujer como arquetipo (madre-tierra, origen de la vida), que entra en relación con la modernidad a través de valores étnicos, animales, el pensamiento prelógico y el sentido de lo sagrado. De ese período son obras como Antropofagia, de Tarsila do Amaral; Mujer que camina, de Giacometti; su escultura "gemela" La mujer que ha perdido su sombra, de María Martins; Grupo familiar, de Henry Moore; Mujer y pájaro en la noche y Hombre y mujer ante un montón de excrementos, de Miró; Mujer embarazada I, de Bourgeois, o Autorretrato con el retrato del doctor Farrill, de Frida Kahlo.
Un cuarto apartado de la muestra se centra en el desnudo femenino y en la "mujer-musa" como "representación del deseo convertido en una fuente de creación", en palabras de la comisaria, presente en obras como Mujer de Miró, dos esculturas de "bañistas" de Picasso o en los cuadros El beso y La musa, del pintor malagueño. En las paredes de la Fundación Miró llaman la atención sentencias como las de Picasso ("No hay diferencia entre el arte y el erotismo") o Matisse ("Ante todo, no creo una mujer, sino que hago un cuadro").
El itinerario se cierra con la búsqueda en el arte de un imaginario en femenino, un camino que lleva a las artistas plásticas a escapar de la pintura para dedicarse más a formas artísticas interdisciplinares, como el happening, las performance, las películas y el vídeo, en un intento de demostrar, según Fabre, que "una sensibilidad diferente necesita otros materiales y técnicas". Es el caso claro de Niki de Saint Phalle, autora de las coloristas esculturas Venus, Maqueta d'Ella, Joven verde con bolsa" y "La máquina de soñar".
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