"Mi abuelo no perdía el tiempo en discusiones: sabía que Picasso era inmortal pero Pablo no"
El nieto del pintor malagueño publica una biografía para limpiar la leyenda negra que a su juicio pesa sobre el artista
"Picasso no fue tacaño y egoísta, y no manipulaba a las mujeres". "Fue culpable, sí, pero sólo de hacernos reflexionar; si hubiera sido inocente no habría sido tan interesante". Olivier Widmaier porta el apellido del pintor malagueño, al que nunca conoció, y ha querido defender su imagen con un libro en el que sale al paso de las críticas vertidas contra su abuelo incluso desde dentro de la familia.
Widmaier es hijo de Maya, nacida de la unión de Picasso con Marie Thérése Walter, a quién conoció en París a principios de 1927, cuando ella tenía 17 años. Jurista de profesión, Widmaier administra los bienes de su abuelo junto a su tío Claude (hijo del pintor y Francoise Walter). Y, ante las críticas de Marina, otra nieta del artista (hija de Paul, a su vez fruto de la unión de Picasso y Olga Khokhlova) que ha acusado a su abuelo de dejarles en la más absoluta pobreza, ha decidido publicar Picasso, retratos de familia, una biografía editada por Algaba y presentada hoy en Madrid por el autor y su madre.
En esta obra, Widmaier niega la leyenda negra del maltrato de Picasso a las mujeres ("para él eran muy importantes y parece que las simultaneaba, pero no era así, tuvieron una sucesión en el tiempo") y su tacañería ("no paró de donar en su vida, fue muy generoso, sólo que nunca llamaba a un fotógrafo para que inmortalizase el momento). El único defecto que le reconoce es la falta de comunicación: "Era celoso de su mundo, prefirió no perder el tiempo en discusiones porque él sabía que Picasso era inmortal pero Pablo, no. Tenía limite en el tiempo".
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