La Pasarela Cibeles comienza sus desfiles con una apuesta por la paz

El mundo de la moda tampoco quiere la guerra en Irak . El diseñador madrileño Juan Duyos ha querido llevar a la Pasarela Cibeles un mensaje antibelicista. Duyos, junto al resto de su equipo de modelos, ha salido al final del desfile con camisetas con la palabra paz, que también aparecía en los asientos que ocupan los invitados en el Pabellón número uno de IFEMA, en el que se celebra el certamen madrileño.

Sus propuestas para el otoño/invierno 2003-04 se resumen en una colección muy variada con aires decadentes y lujosos al mismo tiempo y que en ocasiones recuerda a las prendas guardadas en el baúl de la abuela. Bajo el título Las herederas, la ropa de Duyos ofreció desde prendas y accesorios en cuadros escoceses en tonos rojos, inspiradas en uniformes colegiales pero con toques que las modernizan, como los cortos por delante y largos por detrás, hasta las prendas realizadas en punto de chéviot o las que adorna con muñecos de trapo cosidos dotándolas de un toque más desenfadado y juvenil.

Duyos trató también los rasos y los terciopelos, en ocasiones estampados y con diseños tipo pirata, para llegar a los plateados y dorados y a los encajes con toques brillantes. La piel estuvo presente en gorros, grandes puños y largas y amplias bufandas.

Pernas apuesta por el plateado

También el plateado ha sido el color estrella en el desfile de Antonio Pernas, más arriesgado y menos minimalista que en otras ocasiones. Sin renunciar a esos trajes de fondo de armario, con chaquetas muy estructuradas, entalladas y cortas, el diseñador gallego presentó faldas de raso sobre tul que se asoma en los bajos, y numerosas prendas metalizadas en plata.

La napa envejecida, los fucsias brillantes, los terciopelos, los tejidos adamascados en suaves tonos rosas, los frunces en vestidos y pantalones y los pequeñísimos shorts fueron otras apuestas de Pernas.

Miguel Palacio ha presentado una colección cuidada hasta el último detalle donde apuesta por el juego de volúmenes en amplias blusas con toques de camisería clásica, pantalones con costuras giradas y faldas y vestidos cortísimos. Uno de los elementos innovadores introducidos por este diseñador es una malla de metal cosida a mano que utiliza para construir sus prendas, lo que también logra con estratégicos frunces. Comenzando por un artesanal traje pantalón en sarga vaquera sobre tul en blanco, utilizó negros, platas, chocolates y, como contraste, el fucsia.

Abrigos y chaquetas muy estructurados, con reminiscencias de la costura de los años 60, que adorna con grandes botones, Miguel Palacio recurrió también a grandes rosetones de lana a partir de los cuales construye ligeras prendas de tul, tejidos adamascados con hilos de metal, y terciopelos plateados.

Delicada y basada en la fluidez de los tejidos y el contraste entre ellos es la colección de Lemoniez en la que por primera vez ha introducido la napa, principalmente combinada con otras telas, en prendas en las que tuvieron protagonismo especial los pantalones tobilleros y las creaciones realizadas en terciopelo azul mar.

Javier Larráinzar aprovechó su desfile para presentar su primera colecciones de gafas y zapatos, que acompañaron a una colección muy urbana, con dominio de la pana en tono crudo, la raya diplomática, los camiseros y los largos abrigos en pelo de camello o espiga, en tonos beige, marrones y teja. Para la noche el negro, la pedrería, los vestidos mini y los abrigos con brocados, presentes también en el traje de novia de encaje.

Si hubiera que definir con una palabra la colección de Elio Berhanyer esa sería riqueza. Riqueza en la valiosa colección de joyas de Chopard, riqueza en las espectaculares prendas de piel tratadas con modernas técnicas, y riqueza en tejidos de pedrería y brocados espectaculares, en una colección que el diseñador ha dedicado a Charo Palacios, Condesa de Montarco.

Junto a una línea más urbana, Elio introdujo lo que el llama "un clásico renovado", con dominio del traje de fiesta en una amplia gama de llamativos tonos, terciopelos rasados, y, en homenaje al arlequín de Picasso, una chaqueta de visón con rombos de colores.