Escenas del fin de la hibernación: dos oseznos juegan en una carretera en Asturias ante la sorpresa de los conductores
La población de la especie ha crecido y cada vez son más frecuentes los encuentros con ejemplares. Los especialistas advierten de que hay que parar el vehículo y no bajarse del coche
Los dos oseznos nacidos este año se lanzan al asfalto, tan tranquilos, juguetones y sin una pizca de miedo. No se inmutan ante la presencia de un vehículo que ha parado en medio de la carretera en Castro de Somiedo (Asturias), la vía general de acceso a Somiedo. Tampoco les afecta que aparezca otro automóvil en sentido contrario, que frena asombrado ante la presencia de los hipnóticos pequeños. Un vídeo tomado por uno de los dos conductores muestra el encuentro con las dos crías de oso este fin de semana. La madre, que se hallaba en un prado cercano, no se dejó ver. Así estuvieron durante un par de minutos, correteando de aquí para allá, con los coches a la espera, hasta que decidieron abandonar la vía. Las señales de tráfico advierten de la presencia del plantígrado en esta zona de la cordillera Cantábrica con la imagen de dos ejemplares cruzando una carretera. Mejor ir despacio. El crecimiento de la población del mamífero en las dos poblaciones cantábricas ―370 ejemplares (210 machos y 160 hembras), según el último censo de febrero― provoca que los encontronazos con ejemplares sean cada vez más frecuentes, aunque no son habituales. En los Pirineos existe otro núcleo con más de 70 ejemplares, que procede de la reintroducción de plantígrados eslovenos.
“La forma de comportarse de estas personas fue la correcta en cuanto a que hay que parar el vehículo, y en ningún caso se debe abandonar para tomar fotografías o un vídeo mejor, o para coger a las crías, porque la madre seguro que está cerca y puede pensar que se encuentran en peligro”, explica el alcalde de Somiedo, Belarmino Fernández. Sin embargo, el segundo vehículo que aparece en la carretera da marcha atrás cuando los pequeños lo sobrepasan, lo que podría haber provocado su atropello. “No pasó de milagro, eso no se puede hacer, hay que evitar cualquier movimiento que les pueda causar daño”, reprocha Guillermo Palomero, presidente de la Fundación Oso Pardo (FOP). La recomendación en estos casos es activar las luces de emergencia y parar o reducir la marcha hasta que el animal abandone la vía. “Si le perseguimos, podremos estar violando la ley e incluso podríamos provocar un accidente”, advierte.
En este momento del año, los osos están en pleno celo y las hembras han abandonado las oseras en compañía de sus pequeños aprovechando los días primaverales. “Lo normal es que la osa no abandone la seguridad de zonas más abruptas y se mueva en torno a las oseras, para estar más segura y evitar infanticidios [el macho mata a los cachorros para reproducirse]”, comenta Palomero. Las madres pasan estos días alimentándose continuamente de plantas y hojas de árboles sin perder de vista a su prole. “Tienen que recuperar fuerzas para dar de mamar a sus cachorros”, explica la FOP. Las crías son muy vulnerables; al nacer en la osera pesan entre 350 y 400 gramos y allí permanecen unos tres o cuatro meses mamando y creciendo, hasta que salen con su madre en abril o mayo, con unos tres o cuatro kilos. Los que jugaban en la carretera de Castro debían alcanzar los cinco o seis kilos.
“Los osos están por todas partes y en la zona por donde aparecieron hay mucho bosque, pero también hay jabalíes, vacas, rebecos... es mejor ser prudente”, describe el regidor de Somiedo. A pesar del aumento de población de los plantígrados, no es habitual encontrárselos, porque es una especie huidiza. “Son esquivos y si te detectan cambian de ruta”, aclara Palomero. Son extraños sucesos como el ocurrido en Cangas de Narcea (Asturias) en mayo de 2021, cuando una mujer de 75 años fue atacada por un oso en una carretera comarcal mientras paseaba con un grupo de personas. Al quedarse rezagada se topó con un macho que comenzó a lanzar zarpazos, una reacción típica del animal, lo que le provocó heridas en la parte inferior de la cara, además de la rotura de la cadera al caer al suelo.
Palomero comenta que la clave de que la prosperidad de la especie ―catalogada como en peligro de extinción― continúe es mantener el apoyo social. “La población va creciendo y hay que administrar el éxito, porque existen animales que se habitúan a acercarse a zonas con casas a la búsqueda de comida en contenedores o en gallineros y pueden provocar rechazo”, explica el presidente de la FOP. Suelen ser osos jóvenes o con crías y se interviene para espantarlos y que no regresen. La organización protectora está firmando acuerdos con los colectivos que usan el monte: federaciones de montañismo y de caza, las asociaciones micológicas o la asociación de fotógrafos de la naturaleza para divulgar cuáles son los comportamientos correctos frente a la especie.
Puedes seguir a CLIMA Y MEDIO AMBIENTE en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.