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¿Qué es más importante para formar memorias estables y duraderas, la cantidad o la calidad del sueño?

Cuando dormimos, las neuronas del hipocampo reproducen e integran la misma actividad que generó el aprendizaje durante la vigilia para que quede mejor grabada y protegida de interferencias

Memoria y sueño
Una mujer duerme en su cama.Andrii Lysenko (Getty Images)
Ignacio Morgado Bernal

El sueño tiene una función preventiva y profiláctica, pues cuando dormimos, las neuronas fabrican proteínas y otras moléculas que les sirven para recuperarse del desgaste sufrido durante el día y mantener sus funciones con normalidad. Pero, además, el sueño potencia el aprendizaje y la memoria, ya que del mismo modo que cada vez que recordamos algo reactivamos su memoria y la hacemos más fuerte y estable, la reactivación cerebral de lo aprendido ocurre también inconscientemente cuando dormimos. Durante el sueño, las neuronas del hipocampo, una región del cerebro estrechamente relacionada con la formación de la memoria, repiten espontáneamente unas descargas de ondas agudas que, de algún modo y a mayor velocidad, reproducen e integran la misma actividad que generó el aprendizaje durante la vigilia, lo que viene a ser como repasarla en modo rápido para que quede mejor grabada y protegida de interferencias en las neuronas que la registran.

Así, cuando una rata se desplaza a un lugar determinado de un laberinto, algunas neuronas de su hipocampo disparan descargas eléctricas al unísono, creando así una representación neuronal de ese lugar. Después, durante el sueño o incluso durante la vigilia inactiva las mismas neuronas generan descargas de actividad rápidas y repetitivas como una reproducción de esa experiencia, actividad que, a su vez, parece estrechamente relacionada con la transferencia de información desde el hipocampo hasta la corteza cerebral, que es el almacén último de la memoria a largo plazo, es decir, el lugar donde reside, por así decirlo, la memoria duradera. Todo lo cual explica que la memoria de lo que aprendemos pueda mejorar incluso cuando llevamos un tiempo sin practicar, pues el sueño es, en cierto modo, una manera especial de practicar mientras dormimos.

Ahora acabamos de conocer nuevos e interesantes detalles del porqué la memoria puede alterarse si no dormimos lo suficiente o con un sueño de calidad. Proceden del equipo de trabajo de Kamran Diva, neurocientífico computacional de la facultad de Medicina de la Universidad de Michigan (Ann Arbor, EE. UU.). Lo primero que hicieron los investigadores fue comprobar que alterar las mencionadas descargas repetitivas, consideradas como un biomarcador mnésico, dificulta la memoria de las ratas en una prueba posterior, mientras que prolongarlas la mejora. Después, en el curso de varias semanas, registraron la actividad eléctrica del cerebro de ratas mientras exploraban laberintos. A un grupo de ellas las despertaban regularmente durante el sueño, mientras que a otras las dejaban dormir con tranquilidad.

Para sorpresa de los investigadores, las ratas cuyo sueño fue alterado despertándolas tuvieron similares o incluso mayores niveles de descargas de ondas agudas en el hipocampo que las que durmieron con normalidad. Pero sus descargas fueron más débiles y menos organizadas, con una acusada disminución, a diferencia de las que durmieron con normalidad, en la repetición de los modelos previos de descargas. Tras el descanso posterior, los animales privados de sueño se recuperaron en unos dos días, recreando los patrones previos de actividad, pero sin llegar nunca a igualar a los de las ratas que durmieron sin ser despertadas.

Todo lo cual viene a indicar que el contenido o calidad de las descargas eléctricas de actividad neuronal en el hipocampo durante el sueño es más importante que su cantidad, es decir, que la calidad del sueño es más importante que su cantidad para favorecer la formación de la memoria. Entre las consecuencias prácticas de esos hallazgos, los investigadores mencionan la posibilidad de interrumpir el sueño como una posible terapia para impedir que las memorias traumáticas e indeseables, como las de una violación o un accidente de tráfico, puedan ser consolidadas. Quedaría pendiente el cómo hacerlo sin impedir al mismo tiempo la formación de las memorias que sí conviene retener.

Materia gris es un espacio que trata de explicar, de forma accesible, cómo el cerebro crea la mente y controla el comportamiento. Los sentidos, las motivaciones y los sentimientos, el sueño, el aprendizaje y la memoria, el lenguaje y la consciencia, al igual que sus principales trastornos, serán analizados en la convicción de que saber cómo funcionan equivale a conocernos mejor e incrementar nuestro bienestar y las relaciones con las demás personas.

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Ignacio Morgado Bernal
Es catedrático emérito de Psicobiología en el Instituto de Neurociencia y en la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona
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