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El Gobierno provoca la ira de cientos de académicos al cancelar una ayuda millonaria para IA con el pretexto de la dana

Varios catedráticos critican las “excusas miserables” con las que se ha tumbado una convocatoria de 31 millones, inédita en España para este tipo de proyectos, tras su lanzamiento en julio de 2023

La ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant (centro, delante), posa después de firmar el convenio para la creación del consorcio del Centro Nacional de Neurotecnología (Spain Neurotech). A la derecha, con pajarita, Juan Cruz Cigudosa, secretario de Estado de Ciencia, Innovación y Universidades, nombrado en diciembre de 2023. Detrás de Morant, Francisco García Pascual, secretario general de Universidades, nombrado en mayo de 2024.
La ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant (centro, delante), posa después de firmar el convenio para la creación del consorcio del Centro Nacional de Neurotecnología (Spain Neurotech). A la derecha, con pajarita, Juan Cruz Cigudosa, secretario de Estado de Ciencia, Innovación y Universidades, nombrado en diciembre de 2023. Detrás de Morant, Francisco García Pascual, secretario general de Universidades, nombrado en mayo de 2024.Ministerio de Ciencia
Jordi Pérez Colomé

La cancelación sin explicaciones en plenas fiestas navideñas de una convocatoria millonaria de ayudas para investigar sobre inteligencia artificial (IA) ha causado rabia y revuelo entre cientos de académicos españoles. “Personalmente, he perdido la confianza en que el Estado quiera y pueda ayudar a la investigación de IA en este país”, dice José Hernández-Orallo, catedrático de la Universitat Politècnica de València e investigador del Centro Leverhulme para el Futuro de la Inteligencia de la Universidad de Cambridge. “No se sostiene por ninguna parte, nadie ha visto algo así”, dice Ulises Cortés, catedrático de la Universitat Politècnica de Catalunya.

La ayuda de 31 millones de euros fue convocada en verano de 2023 por el entonces Ministerio de Universidades de Joan Subirats. Cientos de académicos corrieron para coordinarse en plenas vacaciones y presentar sus mejores proyectos. En unos meses conocerían los resultados de un llamamiento de una magnitud inédita. “Al principio a todo el mundo le extrañó la convocatoria, era poco habitual con proyectos grandes, pero se crearon consorcios muy potentes”, dice Cortés.

Pero desde primavera de 2024 hubo solo silencio. Por aquel entonces “se supo que había una lista provisional de beneficiarios y que la evaluación había concluido”, dice Alfonso Ureña, catedrático de la Universidad de Jaén. El silencio duró hasta casi el último día del año. El 30 de diciembre el Ministerio de Ciencia, ahora encargado de Universidades, mandó una carta a los solicitantes: unas “circunstancias sobrevenidas” hacían que no fuera posible “técnicamente resolver esta convocatoria”. El mensaje citaba además la “necesidad de priorizar” los recursos para la dana valenciana de octubre. Orallo, catedrático en Valencia, cree que es “una excusa miserable, quizás porque podría ser ilegal cancelar una convocatoria así sin una razón de fuerza mayor y han aprovechado una calamidad, es vergonzoso”. “No solo la cancelan, sino que la transparencia, como administración pública, es cero”, añade.

El pretexto de la dana genera muchas dudas entre los académicos, especialmente atendiendo a las fechas. El 22 de marzo de 2024 Alejandro Rodríguez González, catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid, recibió un correo donde le decían que los proyectos ya estaban evaluados. “No digo que los fondos no se vayan a destinar a la dana, que habría que demostrarlo, pero que esta convocatoria ya estaba herida de muerte antes de la dana, parece un hecho”, dice Rodríguez González.

El momento en que el Ministerio de Ciencia dejó de responder dan una pista sobre qué pudo ocurrir. Unas declaraciones del Gobierno apuntaban a cambios en la Secretaría General de Universidades como posible factor de los retrasos en esta convocatoria. Ese cambio fue en mayo de 2024, cuando abandonó el secretario de Universidades, José Manuel Pingarrón, que estaba en el cargo desde 2018 y que había sobrevivido a tres ministros. Pingarrón nunca fue del círculo confianza de la ministra de Ciencia, Diana Morant, y había ido perdiendo competencias desde que situaron por encima de él a un secretario de Estado de Ciencia y Universidades, Juan Cruz Cigudosa.

Los entonces ministros Joan Subirats y Diana Morant, en 2023.
Los entonces ministros Joan Subirats y Diana Morant, en 2023.Gianluca Battista

“Es una convocatoria que salía de un Ministerio anterior y no se ajustaba con la política que querían propugnar ahora”, dice Cortés. “No creo que tenga que ver con la dana, se evaluó mucho antes del verano”, añade. A los académicos les preocupa que no se hayan publicado ni las evaluaciones ni los supuestos beneficiarios. Un grupo de afectados se ha reunido para recoger firmas de manera colectiva. Su primera exigencia es precisamente “la publicación de los resultados de las evaluaciones de nuestros proyectos y la resolución provisional y final de los proyectos beneficiarios”. Para Cortés, esos detalles legales prueban la precisión y complejidad con la que se ha valorado la decisión: “Ha habido un equipo de abogados que han defendido los intereses del Estado y cuando tienen que entrar abogados para contar una decisión política pues ya se sabe”.

Promesa de nueva convocatoria

Los 31 millones de este plan procedían de fondos europeos y formaban parte de la Estrategia Nacional de IA, que se enmarca dentro del Plan español de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Preguntado por este periódico, un portavoz del Ministerio dice que estos 31 millones se incluyen también “en el marco de la Estrategia nacional del Gobierno de España, en el que que se plantean distintos instrumentos de gestión” y que por eso “el dinero será asignado e informaremos convenientemente cuando lo hagamos”. Sobre la promesa de una nueva convocatoria en el futuro no se dan detalles: “El compromiso del Ministerio es que, en el menor tiempo posible, se elabore una nueva convocatoria en 2025, que en esta ocasión será gestionada por la Agencia Estatal de Investigación”.

Tampoco se aclara si servirán las mismas propuestas ni si la financiación será igual: solo añaden que “responderá a los objetivos científicos que inspiraban la convocatoria inicial, con una dotación económica y un diseño que faciliten y aseguren su ejecución”. Sobre los motivos de la cancelación de la convocatoria no dan más pistas: “Lamentamos profundamente que las propuestas presentadas no vayan a poder llevarse a cabo bajo esta convocatoria, y en este sentido queremos señalar que en ningún caso su cancelación tiene relación con la valoración científica de las propuestas”, dice este portavoz del Ministerio.

Hay académicos que no están muy dispuestos a esperar nuevas convocatorias del Gobierno español, como Hernández Orallo: “No sé lo que harán otros y no lo hemos hablado entre los participantes de mi red. En mi caso no creo que vuelva a pedir nada en España como investigador principal, y estoy pensando en irme a investigar fuera. Para mí es la gota que ha colmado el vaso”, dice.

Cortés acumula ya dos convocatorias problemáticas, pero no pierde la esperanza de participar para fomentar la comunidad española. “La anterior convocatoria en las que hemos participado de IA la sacó Carme Artigas [ex secretaria de Estado de Digitalización e IA] y fue la cosa burocrática más horrorosa en la que he estado en mi vida y ahora esta, pero lo que no puedo dejar de hacer es intentar participar en las convocatorias nacionales porque hacen comunidad, será más difícil que te engañen y nos lo pensaremos, pero habrá que estar”, explica Cortés.

Esta sensación de incertidumbre puede ser un problema en futuras convocatorias de ayudas del Gobierno. “La gente ya va a estar con el temor a trabajar nuevamente en algo así dada la incertidumbre que ha generado esta cancelación”, dice Ureña. “En mi carrera investigadora de 35 años nunca he acudido a una convocatoria que haya sido cancelada”, añade.

Otros académicos prefieren aún mantener su anonimato por falta de estabilidad laboral en una universidad pública o por temor a otras vías de castigo que podría emplear la administración. “Es un despropósito”, dice un catedrático que prefiere no dar su nombre. “Lo más importante no es el tiempo perdido, sino que se nos ha ido la ilusión de pensar que se quería impulsar la IA desde el Ministerio, y no nos engañemos, si la universidad española no da pasos significativos en I+D en IA, España no los dará”, añade.

Exceso de burocracia

La convocatoria era específicamente para promover el uso de la IA en disciplinas distintas y pedía que se unieran profesores de universidades y materias complementarias, lo que complicaba la petición. “Nuestro grupo quería evaluar el impacto y la aplicabilidad de los nuevos sistemas tipo ChatGPT en los entornos biomédicos”, dice Rodríguez González. Pero la necesidad de ajustar académicos de distintas universidades convirtió la convocatoria en un laberinto de burocracia, según los afectados. “Con las convocatorias hiperburocratizadas españolas, se requiere un 20% para las ideas y un 80% para todo lo demás (rellenas formularios, presupuestos, cartas justificando tonterías, autorizaciones, requisitos). Hasta nos obligaron a tener un acuerdo entre universidades firmado para las alegaciones, lo que implica servicios legales de varias universidades”, dice Hernández-Orallo.

Uno de los investigadores consultados que prefiere conservar su anonimato añade que el precedente es pésimo: “¿Con qué seguridad vamos ahora a solicitar otros proyectos de investigación si sabemos que pueden llegar hasta anular convocatorias tras meses de retraso? Esto abre una brecha crítica en el sistema de ciencia español. Me consta que hay científicos de prestigio que, al ver lo que han hecho, han decidido no volver a solicitar proyectos nunca más. Es horrible para la ciencia española”.

El daño que esta cancelación hace al trabajo puntero con inteligencia artificial que se hacía en algunos centros llevará a muchos a replantearse su trabajo futuro y la contratación de talento exterior. “Comparado con otros países de nuestro entorno en España ha habido mucha comisión, mucho plan y mucho postureo, pero poca ayuda a la investigación y a las empresas en el área de la inteligencia artificial”, dice Hernández Orallo. “Vamos a perder competitividad sobre todo para retener el talento, será un freno importante a la investigación”, añade Ureña.

Este talento tiene nombres y apellidos cuyo futuro laboral también se verá afectado por la falta de una financiación que los centros ya preveían. “Todos hemos tenido que adaptar el desarrollo de nuestra carrera académica a los objetivos de este proyecto”, dice un investigador que opta por no dar su nombre. “Nuestra investigación estaba paralizada y no sabemos cómo seguir, porque las convocatorias regulares de la Agencia Española de Investigación no están tan bien financiadas. Estos proyectos, de hasta 2 millones cada uno, suponían un gran salto de calidad en la investigación en IA y nos permitían competir con los grupos más potentes a nivel mundial”.

Uno de los objetivos de esta convocatoria era precisamente ”atraer a líderes intelectuales relevantes hacía desafíos científicos abiertos en IA con el fin de explorar barreras técnicas, sociales y científicas”. El resultado final es, aparentemente, el contrario.

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Sobre la firma

Jordi Pérez Colomé
Es reportero de Tecnología, preocupado por las consecuencias sociales que provoca internet. Escribe cada semana una newsletter sobre los jaleos que provocan estos cambios. Fue premio José Manuel Porquet 2012 e iRedes Letras Enredadas 2014. Ha dado y da clases en cinco universidades españolas. Entre otros estudios, es filólogo italiano.
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