Los rectores piden preservar “la honestidad académica y científica” tras conocerse las trampas de Juan Manuel Corchado
El Ministerio reclama que los responsables de las universidades estén “a la altura de los valores que representa la comunidad” académica
El caso de Juan Manuel Corchado, único candidato a rector de la Universidad de Salamanca pese a haber hecho trampas durante años para hinchar su currículum, ha provocado una sacudida en el ámbito académico. “La Conferencia de Rectores y Rectoras de Universidades Españolas (CRUE) considera que la honestidad académica y científica es un valor fundamental que hay que defender y preservar para que la Universidad continúe siendo la institución de prestigio que es y en la que la sociedad deposita su confianza”, señalan fuentes de esta asociación, formada por 77 universidades, a preguntas de EL PAÍS. La organización no pronuncia el nombre de Corchado. “La CRUE respeta los procesos electorales de todas las universidades y no valora las distintas candidaturas a rector o rectora”, subrayan las mismas fuentes.
Unos 33.000 universitarios están convocados a votar el 7 de mayo en las elecciones a rector de la Universidad de Salamanca, una institución con casi 290 millones de euros de presupuesto anual. El único aspirante es el catedrático Juan Manuel Corchado, especializado en inteligencia artificial y ciberseguridad. Este periódico publicó el 15 de marzo y el 26 de abril pruebas de que el profesor, nacido en Salamanca hace 52 años, ha inflado artificialmente su impacto científico añadiendo miles de autocitas en sus publicaciones, ha dado instrucciones a sus trabajadores para que citen sus estudios y se ha beneficiado de multitud de perfiles falsos de investigadores dedicados a mencionar compulsivamente sus artículos. Estas artimañas le han servido para ser uno de los científicos más citados del mundo en diferentes rankings mundiales, pese a su ausencia en los congresos internacionales de referencia, como la conferencia AAMAS.
Fuentes del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, a preguntas de EL PAÍS, recalcan su “respeto escrupuloso por la autonomía universitaria” y “por el proceso mediante el que cada comunidad universitaria decide cómo se tiene que elegir a aquella persona que mejor la represente y mejor la puede gobernar”. Las mismas fuentes lanzan una advertencia general: “Para este ministerio, en todo caso, cualquier persona elegida en un proceso para ejercer el cargo de rector o rectora tiene que estar a la altura de los valores que representa la comunidad universitaria”.
Numerosos investigadores han criticado públicamente las prácticas de Corchado, tanto dentro como fuera de su institución. José María Díaz Mínguez, catedrático de Genética de la Universidad de Salamanca, ha asegurado a este periódico que es “un caso flagrante de fraude académico”. El físico Javier Mateos, catedrático de Electrónica, ha censurado los “chanchullos” y las “trampas” de Corchado.
Emilio de Miguel, catedrático de Literatura Española de la Universidad de Salamanca ya jubilado, ha mostrado su “estupor” ante la situación actual de la institución, con unas elecciones convocadas de manera urgente tras la dimisión por sorpresa del anterior rector, Ricardo Rivero. De Miguel ha anunciado en sus redes sociales que se da de baja de la asociación de antiguos alumnos en señal de protesta. “Si cuando estuve en activo procuré, al igual que tantos otros, no desmerecer de sus méritos y pretendí, desde luego, no contribuir a que la Universidad de Salamanca emitiera olores nocivos, lo menos que puedo hacer ahora es alejarme lo más posible del hedor que desprenden las raras circunstancias de este extraño cambalache en que están consistiendo estas elecciones a rector”, ha declarado De Miguel.
El único candidato a rector comenzó en marzo una operación de borrado masivo de sus publicaciones más controvertidas. Antes de esa maniobra, sus cifras mostraban que era hiperprolífico. Publicó más de una vez a la semana durante años, a menudo textos insustanciales, pero muy citados. Tenía 750 documentos con unas 12.000 citas a ellos, según la base de datos Scopus. En Google Académico, tenía 2.100 documentos y 45.000 citas, un impacto científico supuestamente mayor que el de las grandes figuras de su especialidad en Estados Unidos. Alberto Martín, experto en documentación digital de la Universidad de Granada, analizó el caso de Corchado y detectó que alrededor de la mitad de las citas recibidas por el catedrático salmantino en Google Académico eran autocitas o procedían de documentos sospechosos, como los publicados por perfiles de científicos inventados en el repositorio ResearchGate. Martín ha hablado de “manipulación”.
Corchado, que ha rechazado dar explicaciones a EL PAÍS sobre sus conferencias con 200 citas a sí mismo y otras prácticas, ha proseguido su campaña electoral con aparente normalidad, con el eslogan “La Universidad que quieres: Ilusiónate”. Los profesores indignados con las trampas de Corchado están haciendo un llamamiento a votar en blanco el 7 de mayo.
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