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La “cazadora del lago”, un gran dinosaurio carnívoro hallado en La Rioja y único en el mundo

Una investigación revela una nueva especie de espinosáurido, el ‘Riojavenatrix lacustris’, que vivió hace 120 millones de años

Riojavenatrix lacustris
Ilustración que reconstruye el aspecto del 'Riojavenatrix lacustris'.Ardián Blázquez

Ha sido bautizada como Riojavenatrix lacustris y es una nueva especie dinosaurio, única en el mundo de la paleontología. El fósil, hallado en Igea (La Rioja), corresponde a un ejemplar de la familia de los espinosáuridos de entre 7 y 8 metros de longitud, 2,5 metros de altura y alrededor de 1.500 kilogramos de peso, que caminaba sobre sus extremidades traseras en el Cretácico inferior, hace 120 millones de años aproximadamente. Su retrato se completa con otras características propias de los terópodos (un grupo que incluye a los grandes dinosaurios carnívoros): una cabeza con un cráneo bajo y alargado, unas prominentes mandíbulas con dientes afilados y unos brazos con unas poderosas garras de tres dedos funcionales, con las que podía arrancar sin problema la cabeza a sus presas.

Su dieta principal era a base de pescado. “Es posible que pescara a orillas del lago, de ahí su nombre, Riojaventrix lacustris, que hace referencia a la cazadora del lago de La Rioja, aunque tampoco se descarta que pudiera alimentarse de presas terrestres”, explica Francisco Sáez Benito, director honorífico del Centro de Interpretación Paleontológica de La Rioja.

Esta investigación, cuyos primeros restos fósiles se encontraron en 1983 en uno de los yacimientos existentes en Igea (una población riojana de apenas 650 habitantes), se ha publicado en la revista británica Zoological Journal of the Linneal Society y confirma “la existencia de un nuevo género y especie de espinosáurido”, según atestiguan los responsables del trabajo.

“Es el primer dinosaurio descrito en La Rioja”, añaden los autores del estudio, y el quinto espinosáurido registrado en este periodo de la prehistoria en la Península Ibérica. Se suma así a una lista en la que figuran ya el Camarillasaurus, en Aragón; el Vallibonavenatrix y el Protathlitis, en la Comunidad Valenciana, y el Iberospinus, en Portugal.

Ilustración de reconstrucción del dinosaurio descubierto en La Rioja
Ilustración de reconstrucción del dinosaurio descubierto en La RiojaArdián Blázquez

Este hallazgo se recoge en la tesis doctoral a cargo del investigador de la Universidad del País Vasco, Erik Isasmendi. “El nuevo género y especie, al que coloquialmente llamamos Britney, es fruto del descubrimiento de un esqueleto parcial, que consta de miembros posteriores (fémur, tibia, fíbula, huesos del tobillo y falanges del pie) y de la pelvis (pubis e isquion), así como un resto vertebral”, matiza Isasmendi sobre los hallazgos del equipo de investigación Garras, que trabaja en el yacimiento de icnitas (restos fósiles) de la pequeña localidad riojana de Igea.

El paleontólogo destaca además que el nuevo dinosaurio “presenta una combinación de caracteres anatómicos que lo hacen único y permite diferenciarlo de otros espinosáuridos, incluyendo el Baryonyx”, en referencia al icónico esqueleto de ese dinosaurio que se exhibe en el Museo de Historia Natural de Londres.

El Riojavenatrix no es el único gran hallazgo en ese yacimiento paleontológico. Allí también se habían encontrado otros restos fósiles, como es el caso de uno de los esqueletos “más completos y que se conocen en Europa y el mundo” de un dinosaurio espinosáurido, que fue bautizado como Villar.

“Los fósiles descubiertos son de gran interés paleontológico y nos permiten poner a La Rioja en el mapa mundial de los espinosáuridos y de los dinosaurios carnívoros”, apunta Xabier Pereda, uno de los directores de la tesis doctoral y director de excavación en Igea.

“Estos descubrimientos plantean muchas y nuevas preguntas sobre la ecología de estos animales, es decir, sobre cómo convivieron estas especies entre sí. Y eso nos lleva a replantearnos futuros estudios más detallados sobre los espinosáuridos de los que, seguro, se obtendrán resultados importantes”, reflexiona Elena Cuesta, coautora del estudio e investigadora en el Museo Paleontológico Egidio Feruglio (Argentina) y en la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich (Alemania).

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