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China pide a sus universidades una revisión por las retractaciones de investigaciones académicas

El gigante asiático indaga a nivel nacional posibles casos de mala conducta que “afectan negativamente” a la reputación científica del país

Imagen de la Universidad Médica de Mongolia Interior.
Imagen de la Universidad Médica de Mongolia Interior.Fanliso (Getty Images)
Guillermo Abril

China ha emprendido por primera vez una revisión a escala nacional sobre las retractaciones de artículos académicos tras constatar el elevadísimo número de trabajos científicos rechazados por las editoriales en los últimos años. El ministerio de Educación reclamó el pasado 20 de noviembre a facultades y universidades del gigante asiático que examinen las retractaciones de artículos académicos de sus investigadores, verifiquen los motivos del rechazo, y “castiguen severamente la mala conducta científica”, según una nota que sigue constando en las páginas web de numerosas instituciones educativas del país. Los departamentos han tenido hasta este pasado jueves para autoexaminar los artículos rechazados en los últimos tres años —desde el 1 de enero de 2021— y enviar sus conclusiones al ministerio, según la revista Nature.

La petición del ministerio, tal y como ha sido recogida en una nota de la web de la Universidad Médica de Mongolia Interior, explicita la preocupación de Pekín por el gran número de artículos de autores chinos rechazados por editoriales científicas como Hindawi, “lo que ha tenido un impacto negativo en la reputación y el ambiente académico de China”. Un reciente análisis de Nature desvela que la citada editorial Hindawi emitió más de 9.600 retractaciones en 2023, de las cuales unas 8.200 tenían un coautor en China. En 2023, todas las editoriales emitieron casi 14.000 notificaciones de retractación, de las cuales unas tres cuartas partes tenían un coautor chino. Desde 2021, cuando arranca el período que Pekín pretende revisar, se han emitido más de 17.000 notificaciones de retractación de artículos publicados por coautores chinos, siempre según Nature, que ha tenido en cuenta para su análisis solo artículos publicados en inglés.

El diario económico chino Caixin asegura que las notificaciones arrojan luz sobre “el alcance y la gravedad” de la mala conducta académica en China, sobre la cultura de “publicar o morir” y el contexto que ha alimentado la industria de las llamadas “paper mills”, las empresas que producen artículos falsos o plagiados por encargo. Este diario asegura que en 2023 se retiraron en todo el mundo más de 6.400 artículos publicados en revistas citadas en la base de datos Science Citation Index (SCI), consideradas las de más alto rango en ciencia; tres cuartas partes de ellos, procedían de China, según los datos citados por Caixin, a partir de un informe de la consultora sanitaria estadounidense Healsan Consulting.

La nota publicada por la Universidad Médica de Mongolia Interior describe los problemas que pueden encontrarse los responsables de departamentos al examinar los artículos. Entre ellos figuran el plagio, o la apropiación indebida de investigaciones, la falsificación de resultados, la compra o venta de datos de investigaciones, su manipulación, o la de gráficos y conclusiones, la redacción mediante escritores fantasma, la fabricación de expertos de revisión por pares, diversas modalidades de fraude para obtener fondos destinados a la investigación o la exigencia a los autores de que citen documentos específicos innecesariamente.

Los problemas de mala conducta científica en China no son un fenómeno nuevo. Otro artículo de Nature de 2021 ya dejaba constancia de la producción sistemática de investigaciones falsificadas mediante “fábricas” de estudios. En el país ha habido casos flagrantes. En mayo de 2020, la policía de Taizhou, en la provincia oriental china de Jiangsu, desarticuló un grupo escritores fantasma a los que más de un millar de médicos de hospitales de todo el país les compraban trabajos supuestamente científicos (la mayoría de estos escritores no tenían más que el título de secundaria). Cobraban más de 10.000 yuanes (unos 1.300 euros) por una publicación en revistas nacionales, según recogía Caixin.

Un experto citado por Nature asegura que es la primera vez que asiste a una operación de revisión nacional de este tipo. Anteriormente, las investigaciones se habían llevado a cabo en gran medida caso por caso, pero en esta ocasión todas las instituciones tienen que realizar pesquisas simultáneamente, según explica Xiaotian Chen, un bibliotecario e informático de la Universidad Bradley de Peoria, Illinois, que ha estudiado las retractaciones y la mala conducta investigadora en China.

En las últimas décadas, a medida que el gigante asiático se abría al mundo, ascendía a la categoría de superpotencia y desarrollaba su potencial científico, ha despegado también el número de sus trabajos académicos originales. En 1995, China tuvo una producción de más de 12.000 publicaciones, incluyendo artículos y revisiones. Esa cifra aumentó a 120.000 en 2009 y, en 2021, investigadores establecidos en China fueron autores o coautores de unos 650.000 publicaciones, según recoge un reciente estudio del Institute for Scientific Information, una organización dedicada al análisis y la investigación con sede en Estados Unidos. Solo entre 2009 y 2021, mientras China multiplicaba por cinco su volumen, la producción estadounidense lo hizo por menos de 1,5 veces y la de la Unión Europea por 1,75. “China publica ahora más estudios de investigación académica al año que la UE o Estados Unidos”, asegura el informe.

De momento, no está claro qué consecuencias punitivas podrían derivarse de la detección de irregularidades. En una situación similar en 2021, en la que la Comisión Nacional de Salud de China publicó los resultados de una investigación sobre un grupo de artículos retractados, los castigos iban de los recortes salariales a la degradación.

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Sobre la firma

Guillermo Abril
Es corresponsal en Pekín. Previamente ha estado destinado en Bruselas, donde ha seguido la actualidad europea, y ha escrito durante más de una década reportajes de gran formato en ‘El País Semanal’, lo que le ha llevado a viajar por numerosos países y zonas de conflicto, como Siria y Libia. Es autor, entre otros, del ensayo ‘Los irrelevantes’.
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