El cohete español ‘Miura 1’ se pierde en el Atlántico
La empresa confirma que no ha podido recuperar el aparato, pero mantiene que se han completado con éxito los objetivos primarios y secundarios de la misión
El cohete Miura 1 se ha perdido en el Atlántico tras su vuelo del pasado sábado. Esta aeronave, creada para desarrollar el futuro lanzador de satélites de la empresa española PLD Space, se había concebido como recuperable para aplicar esta característica a los modelos definitivos con el fin de que sean reacondicionados y usados en nuevos lanzamientos. El primer prototipo estaba previsto que fuera rescatado del mar, llevado al puerto de Mazagón en Huelva, junto a la base del INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial) de donde despegó, y trasladado luego a Teruel para realizar comprobaciones. Ya durante el vuelo de demostración, Roberto Palacios, ingeniero de sistemas de PLD Space, advirtió que esta fase no era el “foco”, que no era prioritaria. La compañía ha confirmado que se da por perdido: “No se ha podido completar esta histórica misión con la recuperación de Miura 1 del océano”.
El cohete disponía de sistemas de seguimiento de trayectoria y se conoce el área dónde ha caído, pero la compañía cree que se ha roto al impactar en el agua y se ha hundido. Al ser un prototipo que no se iba a reutilizar como lanzador, no compensa rastrear el fondo del mar para recuperar los restos, ya que los datos del vuelo son suficientes para el desarrollo del modelo definitivo. No obstante, esta circunstancia obliga a revisar y perfeccionar los sistemas de amerizaje para los siguientes modelos.
Esta eventualidad no ha impedido a la compañía considerar un éxito la misión en su mayor parte, en cuanto a “los objetivos primarios”. Según ha informado PLD Space, el lanzamiento ha conseguido probar “todas las tecnologías en vuelo”. “Los objetivos secundarios de la misión también fueron todos cubiertos, incluyendo la validación aerodinámica y el control del lanzador en la reentrada, así como la eyección de los paracaídas y el frenado final”, añade la empresa.
En este sentido, Raúl Torres, cofundador de la empresa, ha precisado: “El vehículo reentró con frenado aerodinámico excelente, eyectó el paracaídas de frenado y éste se abrió de forma nominal [a la altura necesaria para que funcione de forma segura y eficaz en función del peso de la carga, el tipo de paracaídas y las condiciones meteorológicas]. El Miura 1 amerizó dentro de la zona de seguridad prevista. Los barcos se encontraban fuera de la zona de exclusión [por razones obvias de seguridad] y tardaron algo más de una hora y media en llegar al área de amerizaje. Perdimos telemetría antes de este al comandar pasivación de vehículo [ordenar la eliminación de las fuentes de energía para reducir el riesgo de explosiones]. Por los datos de actitud [orientación de la aeronave respecto al horizonte], creemos que el impacto contra el agua fue lateral. Por una posible carga desfavorable, el vehículo tuvo una entrada de agua que lo hundió total o parcialmente. Las labores de recuperación fueron inviables”.
El cofundador de la empresa recuerda que recuperar un cohete tiene un 3% de éxito de media y “es igual o más complejo que lanzarlo”. “Es entendible que hacerlo a la primera no sea posible. Para nosotros era algo secundario y más pronto que tarde, lo lograremos”, concluye.
La misión tenía un condicionante ineludible: maximizar la seguridad. Y esto llevó a modificar algunos aspectos del vuelo inicialmente planeado. El apogeo, la máxima altura, se redujo a 46 kilómetros, 34 menos de los previstos. “Por seguridad, cambiamos la trayectoria para aumentar la porción de la misma sobre el Atlántico, estirándola y bajando el apogeo”, explica .
La decisión supuso también reducir la carga aerodinámica y el tiempo de empuje del motor de 122 segundos a 103. “Teníamos incertidumbre con el empuje real. Nos venía bien hacer este cambio”, ha justificado el ingeniero.
Para Torres, esta modificación, además de aportar mayor seguridad, ha permitido demostrar que el Miura 1 es un “vehículo robusto” y con capacidad de “amoldarse a distintas trayectorias con éxito basándonos en la necesidad”. “Hemos cubierto todos los objetivos y hemos hecho historia. Estamos en disposición de asumir el desarrollo del Miura 5. Lo grande está de camino”, asegura Torres.
Este lanzador, que se desarrollará en los próximos dos años, tendrá 34,4 metros de longitud y capacidad para llevar cargas de hasta 540 kilos. Su “hermano pequeño”, como se le conoce en la compañía, tenía unas dimensiones de 12 metros de largo por 70 centímetros de diámetro. Transportó dos experimentos de PLD Space y 100 kilos de material del Centro Alemán de Tecnología Espacial Aplicada y Microgravedad (instituto ZARM de la Universidad de Bremen).
El coste del Miura 1 ha sido de 65 millones de euros. A partir de ahora, habrá que sumar otros 60 millones para el desarrollo completo del cohete comercial definitivo. La firma, que ha contado con un 30% de financiación pública, dispone de 150 trabajadores y compromisos económicos para llegar al modelo final. De hecho, ya están ampliando las instalaciones.
El presidente ejecutivo de PLD Space, Ezequiel Sánchez, calcula que necesitan llegar a 160 millones para alcanzar el punto de equilibrio. A partir de ahí, con los desarrollos tecnológicos aprendidos, el objetivo es programar 14 lanzamientos anuales a un coste medio para PLD Space por debajo de los cinco millones cada uno, con los que rentabilizar la empresa en un mercado emergente.
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