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Como bebés humanos: las crías de chimpancé también combinan gestos y vocalizaciones para comunicarse

Un estudio reciente ha demostrado que el desarrollo de la comunicación en los chimpancés es similar al de niños

Imagen de Jake, uno de los bebés chimpancé estudiados en la investigación, haciendo un gesto a otro chimpancé
Imagen de Jake, uno de los bebés chimpancé estudiados en la investigación, haciendo un gesto a otro chimpancé.Jake Brooker
Laura Camón

Al norte de Zambia se encuentra uno de los santuarios de chimpancés más grandes y antiguos del mundo, el Chimfunshi Wildlife Orphanage Trust. Aquí los animales viven en cuatro recintos llenos de bosque que miden entre 20 y 77 km². Estos grandes espacios ofrecen a los chimpancés la oportunidad de realizar muchas de sus conductas naturales, como buscar comida, trepar, construir sus nidos en las copas de los árboles y relacionarse. Por eso, son bastantes los científicos que han elegido este lugar para estudiar el comportamiento de los chimpancés.

Una de ellas es Emma Doherty, estudiante de postgrado en el departamento de Psicología de la Universidad de Durham. Durante nueve meses repartidos entre 2017 y 2021, ha estado siguiendo a los más pequeños del santuario para comprender mejor cómo los chimpancés desarrollan la comunicación en los primeros años de su vida. Recientemente, ha publicado sus resultados en la revista Animal Behaviour: los chimpancés jóvenes combinan diferentes gestos, vocalizaciones y expresiones faciales de una forma que recuerda al desarrollo de la comunicación de los bebés humanos.

Los gestos y el habla están íntimamente ligados

Solo con el habla, la comunicación de los seres humanos no está completa. Necesitamos añadir información con la mirada, las expresiones faciales, los gestos y las posturas corporales para hacer nuestro mensaje menos ambiguo. Por eso, los stickers y los emoticonos son tan populares en aplicaciones como WhatsApp. Conseguir entender los orígenes de este sistema de comunicación tan complejo ha intrigado a los científicos durante mucho tiempo.

El estrecho vínculo entre las vocalizaciones y los gestos se produce incluso antes de que aprendamos a decir palabras. A finales del primer año, los niños ya empiezan a acompañar los balbuceos con gestos como señalar, alcanzar o mostrar. Estos dos componentes no solo se solapan en el tiempo, sino que tienen un efecto interactivo para el desarrollo del lenguaje.

Existen bastantes evidencias de que la integración de los gestos en la comunicación facilita el proceso de aprendizaje de las palabras. Por ejemplo, un estudio llevado a cabo por varias instituciones catalanas mostró que aquellos bebés de 12 meses que usaban correctamente gestos al comunicarse, adquirían más vocabulario seis meses después.

Pero para comprender el origen del lenguaje humano no solo basta con investigar a nuestros bebés. Desde hace años, la ciencia también ha puesto su mirada en las vocalizaciones, gestos y expresiones faciales de los chimpancés. Sabemos que las vocalizaciones de estos primates son bastante rígidas e instintivas, parecidas a nuestra risa o llanto. Por el contrario, utilizan los gestos de una manera bastante flexible, asemejándose más a nuestro lenguaje oral.

Hasta ahora, cada una de estas modalidades se ha estado estudiando de forma aislada en los otros simios. La investigación llevada a cabo en Chimfunshi ha sido la primera en hacer un análisis multimodal sobre la comunicación de las crías de chimpancé. Resulta que ellas también combinan vocalizaciones, gestos y expresiones faciales para evitar malentendidos. Por ejemplo, los chimpancés del estudio hacían muecas con la boca abierta mientras se reían, tocaban a otro individuo mientras lloriqueaban o enseñaban los dientes mientras chillaban.

Especialmente, las combinaciones se hicieron en contextos de juego y agresivos, pues es en estas circunstancias cuando es más importante dejar claras las intenciones. Al igual que en los bebés humanos, la comunicación multimodal de las crías se fue volviendo más compleja a lo largo de la infancia y la adolescencia.

La hipótesis gestual del origen del lenguaje

Este tipo de estudios son importantes para comprender el origen del lenguaje humano, pues la hipótesis actual más aceptada propone que este se originó a partir de los gestos.

Todas las culturas humanas del mundo tienen lenguaje. Aunque no nacemos sabiendo hablar, de alguna manera el lenguaje está en nuestra naturaleza. Pero esta no es una sola habilidad que apareciera de pronto en la evolución de nuestra especie. Muchas de las capacidades requeridas para el lenguaje humano ya estaban presentes en antecesor que tenemos en común con los chimpancés, como la memoria, el aprendizaje, la categorización, o la capacidad de atribuir significado a señales aleatorias.

Sin embargo, hay ciertas capacidades que han tenido que aparecer recientemente en nuestra evolución. Algunas de las más relevantes son el aprendizaje vocal y el uso de una sintaxis compleja, donde hay jerarquías y recursión. En los últimos cien años, se han hecho muchos esfuerzos por intentar enseñar a otros simios nuestro lenguaje. En algunos casos hemos conseguido que aprendan un amplio vocabulario a base de gestos o de señalar símbolos, pero ningún simio no humano ha aprendido a usar una gramática avanzada o a decir palabras.

Por tanto, conocemos los ingredientes necesarios para que surgiera el lenguaje, pero nos falta la receta, la teoría que explique en qué orden aparecieron estas capacidades y con qué función. Este es el punto en el que se complica todo, porque el lenguaje no fosiliza, así que cualquier idea que se propone suele carecer de las evidencias necesarias para que sea ampliamente aceptada. No obstante, hay una propuesta que predomina sobre el resto: la hipótesis gestual.

La idea de que el lenguaje humano pudo haber surgido de los gestos es bastante antigua. Los comerciantes que en el siglo XVII viajaban a tierras extranjeras se daban cuenta de que podían comunicarse utilizando únicamente gestos corporales. Estas observaciones hicieron que varios intelectuales propusieran que lenguaje de gestos era el primero de todos los lenguajes.

La ciencia moderna retomó esta idea en los años 90, ante los estudios que demostraban que el lenguaje de signos de los sordos tiene la misma sofisticación gramatical y semántica que las lenguas habladas. Los niños expuestos al lenguaje de signos desde la infancia lo aprenden tan fácil y naturalmente como los expuestos al habla, incluso pasan también por una etapa de “balbuceo” manual.

Además, la neurociencia ha revelado que el área de Broca del cerebro, implicada en la producción del lenguaje hablado, también se activa cuando se realizan gestos. Esto refuerza la idea de que existe una conexión profunda entre el procesamiento de los gestos y el habla. Estas evidencias, junto con los estudios del uso de los gestos de los bebés y los famosos casos de simios como la gorila Koko, que llegó a manejarse bastante bien con el lenguaje de signos, han posicionado a la hipótesis del lenguaje gestual como una de las más convincentes.

Si esta hipótesis es correcta, los humanos desarrollamos primero un protolenguaje complejo sin palabras, únicamente a base de gestos. Solo una vez dominamos este lenguaje, pasamos los gestos de la mano a la boca y la laringe, para articular los sonidos que se acabarían convirtiendo en palabras.

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Laura Camón
Es comunicadora científica, graduada en Biología por la Universidad de Salamanca y Máster en Primatología por la Universitat de Girona.

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